LIII - Ostium parte II

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La emoción del guardián es notoria, sus ojos brillan pero esta vez por el deseo de combatir, así se pone en posición de pelea y con la palma le señala al joven que lo ataque

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La emoción del guardián es notoria, sus ojos brillan pero esta vez por el deseo de combatir, así se pone en posición de pelea y con la palma le señala al joven que lo ataque.

Ángel no se siente igual, pero algo en su interior lo impulsa a lanzar el primer golpe; Larimar e Iris lo están ayudando con sus habilidades; el guardián esquiva con mucha facilidad, algo que esperaban, entre los intercambios de golpes y patadas el joven intenta adaptarse al estilo de pelea de su contrincante, la experiencia de Larimar le ayuda a esquivar y responder en el momento justo, Iris por su lado trabaja en disminuir las emociones que pueden distraerlo, lo que permite que la concentración sea óptima, pero cualquier duda o distracción podría resultar en recibir uno de esos golpes que por el sonido que logra escuchar al eludirlos deduce que son capaces de dejarlo inconsciente.

—Un duelo no se trata de solo esquivar, ¡así no ganarás!

—Lo tengo claro, pero seria tonto recibir uno de tus golpes monstruosos.

—¡Oh! eres observador, eso habla bien de ti como guerrero.

—No necesito tus elogios.

—Otro punto bueno, un líder guerrero siempre debe moverse de forma analítica, cada decisión afecta a quienes están a su cargo y me agrada que no esperes reconocimiento, aun así no te lo dejaré fácil.

Gradualmente los golpes son más rápidos pero Ángel nota por el sonido que ya no son tan letales, comprueba su teoría cuando algunos lo rozan, pero no se puede confiar y debe buscar una forma de atacar.

Los observantes también buscan una forma de ayudar hasta que Iolita se acerca a Iris.

—Puedes dejar un momento la batalla, Ángel ya se está acoplando y es bastante ágil, con la ayuda de Larimar podrá resistir un poco, necesito darte mi plan.

Aunque con rostro de preocupación, Iris hace lo que Iolita le pide y se apartan para no desconcentrar al otro.

—Escucha, ya he comprendido cómo funciona tu poder, es útil para estas situaciones pero creo que debemos enfocarlo al guardián.

—Pero si hago eso, podría detectarlo.

—Aún para él será complicado detectar un poder como el tuyo y al estar en el calor de la batalla, debe centrar su atención en Ángel, lo importante es que no sienta tu mirada, sus sentidos deben estar agudizados así que gradualmente debes ocasionar el efecto contrario.

—Pero mi poder no funcionará sin mirarlo y aún no tengo tanto control.

—Jugaremos con eso, confía en mí y haz lo que te digo.

Después de un tiempo el guardián comienza a perder el interés, piensa que es porque la pelea no le ofrece ningún reto y al distraerse levemente un puñetazo pasa muy cerca de su cara.

—Funcionó —asegura Iris.

—Continuemos.

Pequeños comportamientos se presentan en el guardián durante el duelo, provocando distracciones que pasan desapercibidas. Después de las pruebas, Iolita confía que funcionará así que le informa a Larimar sobre el plan y comienzan a trabajar en conjunto de nuevo, Iolita se pone frente a Iris para ocultar su mirada, la joven observa al guardián por el hueco que se forma entre la cintura y el brazo de Iolita.

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