Angeline

X - Pasado confuso

Iris deja salir una pequeña risa—está bien... sabes, en algunas ocasiones me recuerdas a mi tío —comenta.

—Ahora que lo dices, siempre lo mencionas —dice con tono de curiosidad.

Ella le cuenta que su tío ha sido su confidente desde que era muy pequeña, incluso antes de que su madre fuera asesinada. Pero como su padre cambió mucho, al punto de que para protegerla despidió a muchos sirvientes, su medio hermano que también trabaja para él, fue asignado a cuidarla; nadie más puede aproximarse a ella y como nunca fue a una escuela, pues no se le permite salir de casa, era prácticamente la única persona a su lado.

—Soy como una prisionera, pero mi tío siempre se asegura de que esté bien. Él me ha enseñado mucho a través de libros, juegos; me escucha y aconseja, también me enseñó defensa personal —cuenta expresando mucho cariño.

—Espera, ¿tu madre no murió por causas naturales? —dice sin pensar.

—...No... en mi fiesta de cumpleaños número cinco, unos sujetos nos atacaron, causaron un incendio en casa y uno me intentó disparar, pero ella se interpuso... ¡uh! —cuando trata de continuar, las memorias se tornan borrosas, recordar le causa dolor en la cabeza y se contrae sosteniéndola.

—Lo siento, no debí preguntar algo tan delicado, no tienes que hablar de ello —aclara preocupado por su reacción.

—Está... bien, es algo que tendré que enfrentar tarde o temprano, mi padre ha sufrido mucho por eso y yo también. Sabes... siento que puedo confiar en ti Ángel, pero por ahora no soy capaz de recordar bien... —dice triste.

—No te esfuerces, esas cosas llevan tiempo...

—Si... ya van 10 años... y esto es lo mejor que he podido hacer —sonríe incómoda— por ahora continuemos... debo encontrar la forma de volver a casa y arreglar las cosas con papá... se lo prometí a mi tío también; no puedo dejarlos así nada más, seguramente estarán muy preocupados por decir lo menos...

—Eres increíble, tienes la fuerza de salir adelante y superar los obstáculos, por eso pudiste pasar ese bosque sola; también, a pesar de tener tanto dolor en tu interior y de sentirte prisionera en tu propia casa, quieres volver... —dice con admiración.

—No quiero dejar a mi familia, los amo, ellos siempre hicieron todo por mi. Mi padre está asustado de perderme como a mamá, lo entiendo, aunque usa métodos extremos, sé que podré llegar a él en algún momento... y así nos recuperaremos juntos; además es lo que ella querría —dice reposando su mano en el lado del corazón, recordando a su madre.

—Es cierto, estoy seguro de que a tu mamá le gustaría que fueran felices —asegura el joven—. Ojalá tuviera tu fuerza... —dice con un volumen más bajo—para enfrentar a mi familia—Piensa.

—Pero ya eres muy fuerte...

—Tengo fuerza física, pero me hace falta la interna —su tono es de auto-desprecio.