XI - Esperanza tambaleante

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~Al día siguiente, en la mañana muy temprano~

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~Al día siguiente, en la mañana muy temprano~

Ambos jóvenes se preparan para ir a la isla flotante del clan Rubí. Ángel e Iris son guiados a un acceso especial, un cilindro gigante en el centro del cuarto llama la atención, pues además de su tamaño, está compuesto por rubíes colocados en cadena vertical, lo que hace que parezca una lluvia de estas piedras preciosas.

—¡Oh, es muy llamativo y bonito! —expresa Iris.

—Sin duda... pero yo diría que es exagerado... —comenta el joven nada sorprendido y con cierto fastidio.

El cilindro se levanta manipulado por magia para darles paso, ellos se colocan en el medio y al bajar aquél los rodea, el espacio interior es muy grande, pero la vista es algo diferente, pues queda teñido del color de las gemas, lo que deja un poco intranquila a la joven. Ángel se percata de ello, y pensando que pudiera estar asociando algo en su pasado trágico, decide ponerse frente a ella y tomarla de las manos, Iris se sorprende un poco, pero al mirar a los ojos de su amigo, se tranquiliza instantáneamente. Él extiende sus alas y la rodea con ellas un instante.

—A partir de aquí hay dos opciones, la más rápida es volar, me tomaría un par de minutos; la segunda es que la plataforma a nuestros pies nos eleve, eso por lo menos tardará una hora. Lo digo porque parece que te sientes mal aquí dentro...

—Si es extraño, pero cuando todo se torno rojo a mi alrededor, me dio mucho miedo, aunque ahora tus alas impiden eso.

—Puedo mantenerlas así para ti...

—Volar...

—¿Eh?

—Podemos ir volando... —dice algo apenada.

—Entonces te pido que resistas un poco —dice abrazando a la joven.

A diferencia de antes, ella siente mucha seguridad en brazos de Ángel y no forcejea, su oído queda en el pecho del joven, por lo que puede escuchar sus latidos y le hacen sentir mucha paz, cierra sus ojos y no tarda en rodear con sus brazos la cintura del joven para sostenerse; al sentir esto, él se sonroja y sus latidos se alteran un poco, aunque es cubierto por el impulso que provocan sus alas para levantar el vuelo.

La presión de aire solo le permite a Iris concentrarse en agarrar a su amigo firmemente y él la sostiene por la espalda, batiendo sus alas en contadas ocasiones, solo para poder elevarse; al acercarse a su destino, reduce la velocidad con un aleteo distinto y no demoran mucho más en llegar al otro extremo, una plataforma aparece bajo ellos para permitirles pisar una superficie firme.

—Llegamos... —dice un poco nervioso mientras se separa de ella— ¿te... sientes mal? —pregunta.

—No... —responde distraída.

Ahora es ella la que siente algo muy intenso, que la mantiene tocando el área donde está su corazón latiendo fuertemente; al principio piensa que es por el vuelo o el cilindro, pero no puede entender bien, no es desagradable, es hasta reconfortante, sabe que la causa es Ángel, pero no conoce el porqué. Ella levanta la mirada y cuando se cruzan con la de él, ambos sienten un latido fuerte, se sonrojan y Ángel intenta disimular hablando.

AngelineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora