XIV - Preludio de proximidad

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Ya en territorio humano, Ángel lleva a Iris a la antigua casa de la familia de su madre, que le fue concedida a él y la podía habitar cuando quisiera

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Ya en territorio humano, Ángel lleva a Iris a la antigua casa de la familia de su madre, que le fue concedida a él y la podía habitar cuando quisiera. El lugar también parece salido de un cuento, lo primero que llama la atención es el jardín frontal que maravilla la vista con hermosas plantas y flores en su mayoría en colores rojos y naranjas, pero no podía faltar la variedad de violetas, dispuestas alrededor del pie de una estatua ubicada al centro, la forma es de un fénix extendiendo sus ardientes alas con majestuosidad para levantar el vuelo, el símbolo de la familia.

El edificio que acompaña el paisaje, no se queda atrás en belleza, hecho completamente de madera en rojo oscuro, el techo de ladrillos rojizos, a dos aguas con terminaciones en blanco. Para acceder a la casa se sube por una escalera central con apenas cuatro peldaños amplios, llevando a una terraza que abarca toda la fachada, delimitada por barandales de herrería pintada en blanco.

Lo más notorio son dos grandes ventanales con vitrales con el motivo del fénix, la puerta principal está en medio de ellos y es doble, la parte superior son ventanas de cristal cortado que se pueden abrir por dentro, cada una antepuesta por herrería blanca, representando rayos de luz que aparentan salir de un rubí en el centro.

Al acceder, todo es bastante sobrio y elegante, el suelo de madera, paredes en combinación de madera y piedra, ventanas de gran tamaño que permiten el paso de la luz, un pasillo central, tres grandes piezas interiores, a la vista sala y comedor con mobiliario de gusto exquisito en combinaciones de mimbre, vidrio, madera y mármol, de colores cálidos, por el pasillo se alcanzan a ver puertas de cada lado, que indican ser las habitaciones.

—¡Es un lugar impresionante! —expresa Iris— bueno tu familia es importante, así que no debería ser sorpresa, pero de lo que me has enseñado camino aquí, ninguna casa tiene esta elegancia.

—Si lo es, pero este lugar también tiene recuerdos de mi infancia, por ahora nadie la habita, puesto que mayormente estoy en el territorio de zafiro.

—¿Cómo la mantienes así si no vives aquí?

El joven Angelus explica que la familia de su mamá vivió en ella hasta que se casó con su padre y su tío ascendió al trono. La mansión guarda los recuerdos con su hermana, por lo que Russeus no quiso que desapareciera y se la heredaron; incluso vivió un tiempo a solas con su madre aquí, también le dice que cuando viene a Rubí, se queda y la cuida, pero cuando no, su tío envía gente a darle mantenimiento, limpieza y vigilancia.

—He de decir que es bastante ostentosa para mi gusto, pero siento que me mantiene cerca de ella de algún modo —agrega.

—Oh... ahora entiendo porque a pesar de que no hay nadie y siendo tan grande, es bastante agradable estar aquí, seguramente los recuerdos de tu madre la protegen...

Ángel se ríe un poco —A veces dices cosas extrañas...

—Me lo dicen seguido, desde pequeña percibo ciertas cosas, que los demás no... no puedo explicarlo muy bien, pero las personas, los animales y hasta las plantas, dejan algo en los lugares que habitan, las cosas que crean y objetos que usan; a veces se siente hostilidad, en otras tranquilidad, pero hay variedades de sensaciones complejas y es difícil resumirlo en palabras...

AngelineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora