Sinopsis:
Tras la muerte de su madre, Iris vive en cautiverio desde los 5 años, pues su padre la mantiene encerrada en casa con estrictas reglas para protegerla.
Su vida da un giro inesperado ya que por un suceso extraño llega a otro mundo, uno lle...
—Oh... —expresa algo sorprendido por la cercanía de la chica—. Son solo obleas de arroz rellenas de verduras semi-cocidas y pescado asado acompañado de una salsa de setas —explica.
—Te ayudaré a poner la mesa, ¿comeremos aquí o en el comedor?
—Um... no, en realidad hay un lugar que me gustaría que vieras, pensaba envolver todo y cenar ahí, no es muy cómodo así que no esperes mucho, pero se que te gustará la vista —dice con tono suave y sonriendo levemente.
—Es raro algo en este mundo que no me sorprenda, hay mucha comida diferente, los platos y utensilios de cocina son de materiales distintos a los que conozco, aunque en ésta casa parecen más refinados.
Ella dice todo esto mientras observa y toca detenidamente reconociendo las texturas y colores de lo que hay frente a ella, algunos cuencos parecen de madera y su tamaño es grande, ha visto que utilizan también el vidrio, como en las ventanas, pero los platos y vasos parecen obras de arte frágiles, otros trastes están hechos a base de piedra y minerales con formas variadas, los cubiertos son muy duros, tienen parecido a cucharas y cuchillos.
—¿En serio son tan diferentes?
—Te llevarías una gran sorpresa, me impacta en especial lo rústico y a la vez elegante que se pueden ver algunas cosas, tu tío también tenía artículos finos, no sé qué tan valiosos sean pero de que son atractivos a la vista, no se puede poner en duda.
—Bueno, siempre usas nombres raros para las cosas, pero también es verdad que has visto la diferencia radical entre las clases sociales de aquí; en mi caso me siento más cómodo con lo sencillo, quizá porque estoy acostumbrado.
—Y lo dices, mientras usas ese atuendo que llama la atención como si fueras de la realeza —dice mofándose un poco.
—Digamos que es intermedia, como guerrero bajo el control del clan zafiro, me obligan a mantener una imagen —explica con un poco de tristeza.
Iris se percata de la reacción, aclara su garganta e intenta regresar al tema del que se desviaron.
—Pero ¿cómo llevamos esto sin que se estropee? —Pregunta—.No creo que hagan picnics como en mi mundo; cuando hemos acampado, todo era práctico de comer con las manos y aun así delicioso —piensa.
—Hay una cesta, mantas y colchonetas acomodadas en un bulto en la alacena de la esquina —dice con una expresión nostálgica.
Iris no comenta nada y simplemente le regala una sonrisa, para luego ir por las cosas. Mientras ambos acomodan todo para llevar, algo llama la atención de la joven.
—Ángel, no veo bebidas ¿quieres que llene las cantimploras con agua?
—Je,je,je te has acostumbrado a vivir acampando mejor de lo pensado —bromea—. En realidad no es problema, ya veras cuando estemos ahí —concluye.
