LXI - Dos Regentes

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Aun cuando Lazurd sabe lo que significan esos artículos, la situación es desconocida para todos en el lugar

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Aun cuando Lazurd sabe lo que significan esos artículos, la situación es desconocida para todos en el lugar. Al tiempo que esto sucede, otro guardián recupera la conciencia.

—Esto no es bueno, ahora Aciano... no podremos contra esos dos guardianes y Lazurd, sin mencionar que los demás despertarán pronto.

—Deja el pesimismo...

—No lo es, ese sujeto controla el tiempo, o por lo menos eso es lo que pudimos notar cuando lo conocimos. También tengo la impresión de que no hemos visto todo de Kashmir, contrario a su apariencia, los dos son muy discretos al utilizar su poder, pero sin duda poderosos.

—La paciencia no es lo tuyo, lo sacaste de ese sujeto...

—Parece que necesitan un poco de ayuda.

Interrumpe una voz perteneciente a otra figura femenina que aparece caminando por donde era la entrada del lugar.

—Titanita, ¿se puede saber que estás haciendo aquí? —cuestiona Lazurd.

Los demás, incluyendo a los guardianes de Lazurd, hacen una reverencia obligatoria hacia la regente.

—Es bastante sencillo, tengo un tema muy personal pendiente contigo, así que utilicé esta oportunidad ya que de otro modo no escucharás y como tienes a tu favor a muchos altos mandos, no me dejas más opciones.

—¿Este es tu plan?

—No, estos jóvenes ya venían con esas intenciones hacia ti, diferentes razones, pero muchos tienen problemas contigo y tu forma de gobernar, simplemente usé la oportunidad para unirme a esta incursión.

—¿Estás fuera de tus cabales?, ¿qué crees que pueden hacer tu clan desmoronado y este grupo de desterrados?

—A pesar de que nos menosprecias, tu clan ha sufrido fuertes bajas, tus cuatro generales más cercanos, derrotados por este grupo de desterrados como los llamas, debo decir que tienen mi admiración, pues nadie se había atrevido a sublevarse.

—¿Y qué papel vas a tomar en esta ridiculez?

—La que sea necesaria, si estás dispuesto a negociar, quizá lleguemos a algo.

—¿Negociar?. No hay nada que me interese de toda esta gente, puedo desaparecer a tu clan con mis guardianes si me apetece.

—Pero sabes que eso no está permitido por las leyes de Lapide, has actuado en las sombras para hacer todo y los aquí presentes somos testigos y víctimas, ¿o me equivoco?

—Estás alucinando, no tienes como probar lo que dices, he gobernado conforme a las leyes de Lapide y mis guardianes lo saben —asegura—. Además, los desterrados son gente que amenazaba la seguridad de mi clan, no podía darme el lujo aun cuando fuera mi propio hijo.

—¡Desgraciado! —gruñe Sappheiros.

Titanita extiende hacia un lado su brazo, como señal para que el de la cicatriz no diga o haga más. Él se contiene por respeto a ella y decide esperar.

AngelineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora