Exámenes interminables

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YO V

-Clara, Clara- Lana trepaba sobre las sábanas de su cama- Eonni, eonni- llamaba de la forma que había aprendido- 

Clara solo levantó su cabeza para luego empujarla contra el suelo. Lana se quedó quieta sobre el suelo, la flojera podía más.

-Levantate que te vas a enfermar- le regañó la dulce voz de Clara- 

Lana no hizo caso. El suelo era muy cómodo, y no tenía intensión de levantarse. 

A regañadientes Clara se levantó para ayudar a Lana a pararse. Pobre Clara, siempre caía sobre los juegos de su hermana menor. Las risas resonaban sobre el piso de abajo, algunas señoras del servicio se reían de cómo eran las jóvenes extrañas. 

-Hermanita preciosa, tengo un regalo para vos- Lana estaba sentada en la espalda de la doctora- 

-No Lana, me voy a enojar- advirtió pre-enojada-

Eso no impidió que se liberara ese viento retenido por sus intestinos, ya molesta elevada a la máxima potencia de la derivada, Clara pateó a su hermana haciendo que esta se lastimara su ojo. Aunque estaba enojada, se levantó rápidamente para fijarse que tan dañada estaba su hermanita.

-¡Mirá como me dejaste bolu++!- Lana reía por su ojo izquierdo ya morado- ¿Cómo es posible que yo, que practico artes marciales salga lastimada por un títere pequeño?- se burlaba de la estatura de Clara-

Clara estaba tentada de la risa, su hermana tenía el ojo hinchado y magullado .  

Al bajar por las escaleras, sus padres se asustaron, pero luego la risa habitaba sobre la fría sala. 

- Mami ... ¿Qué voy a hacer?- se miró sobre el espejo- ¿Me pongo unos lentes de sol?- esperó la respuestas de sus padres-
-Y si amor, seguro no te van a decir nada- colocó un hielo sobre el ojo afectado-
Pobre Lana, iba a sufrir. Clara y Lana fueron en el mism9 vehículo, ambas irían por el mismo camino, pero Clara bajaría primero.
-¡Jony!- Lana se abalanzó sobre él-
Él sonrió como de costumbre, aún extraño por los lentes de sol que casi nunca ella se ponía, sobre todo en un día nublado.
- ¿Qué sucede Lana?- miró para ambos lados por las dudas de que algunos periodistas sacaran fotos-
-Mira como una doctora dejó el ojo a una cinturón negro de karate- se casó los lentes- Es pequeña, tierna y linda, pero muy danger- Lana se colocó sus lentes-
Él se sorprendió por el ojo de ella, mejor dicho se asustó bastante. Tomó la cara de ella entre sus manos de una forma muy delicada. Su ojos verde se veía muy lastimado, pero tenía mucha gracia.
-Estoy bien, ella no es rival para mí- sonrió de una forma siniestra, mientras se zafaba de su agarre- ¡Vamos flaca!-gritó en español-
La bella doctora, traía su bolso y su guardapolvo blanco. El bolso era más grande que ella.
Con algo de dificultad intentaba subirse.
-Dame Clara, yo te ayudo- Lana llevó el bolso de su hermana hasta el auto- ¿Cómo es posible que me dejés el ojo morado y no te podás este bolso?- bromeó un poco-
-¿Querés que te deje el otro también?- su mano pequeña formó un puño- Cuando vuelva te traigo antiinflamatorios, y decile a la ma que hoy tienen que ir al médico. Voy a tratar de estar en tu caso- ahora su rostro cambió-
A Lana no le gustaba que su hermana se sintiera triste.
-Te amo eonni- Lana quiso besar a su hermana-
Su hermana la miro con esos ojos que te erizan la piel y el corazón se para del miedo.
Lana sabía que lo significaba, un golpe. Y lo fue. Su brazo se sentía caliente del golpe que su hermana le había regalado.
El viaje fue tranquilo, Clara tenía un nido de problemas en su cabeza, sus pacientes, su familia, muchas cosas por pensar, aun así trataba de no mostrarlo. Sus ojos se dirigieron a su hermana que iba con sus ojos cerrados, le acomodó con suavidad el pelo que se le metía en la boca, era un desastre y temía perder su pequeño desorden. Desde la visera del auto Jony observaba con ternura a la pequeña Lana dormir y la situación de fraternidad.
-Correte che-Clara empujaba a Lana- Me voy, no te quedés dormida que no vas a prestar atención a nada- la besó en las mejillas- Portate bien- bajó del auto como cenicienta en la calabaza mágica-
Lana se la quedó viendo hasta que ella entró. Aunque era la menor de los hermanos, siempre pensó en protegerlos.
-Es grandiosa, verdad- Lana comió una barrita de cereal- Y está soltera- levantó las cejas de una forma muy pícara-
Jony escondió el sentimiento de dolor y le regaló una hermosa sonrisa.
-No Lana, yo no puedo salir con ninguna señorita se la casa, además tengo a alguien que me gusta- esperó con ansias una reacción-
-¿Por qué no podés salir con ninguna chica de la casa? Es amor, y el amor se respeta. Contame de la chica que te gusta- se acercó al asiento en espera de la respuesta-
Él suspiró con muchos nervios. No podía decirle que le gustaba hasta los huesos.
-Tengo dos preguntas para usted Lana, usted ¿saldría con una persona como yo? Y la segunda ¿le importa la edad en una relación?- esperó a que el semáforo cambiara-
Lana se quedó pensando un breve momento.
-No me importa como es un chico, ni que tan bajo cayó, tampoco su estatus y su trabajo, si lo amo lo voy a querer como es, pobre, tímido, rellenito, como sea. Porque su trabajo no me enamoró, si no su corazón. Con respecto a la otra pregunta, si un chico es un año o un mes más pequeño que no saldría con él, pero si con uno más grande. Máximo que tenga 27. - miró que una de sus compañeras iba caminando con lo que parecía ser su pareja-
Jony quedo sorprendido y satisfecho con la pregunta. No pensaba que una niña de 18 años fuera tan madura y decidida con sus gustos.
-Lana recuerde que tengo que venir a buscarla más temprano, trate de estar tranquila y no pensar en cosas malas- extendió sus manos en forma de saludo-
La señorita Castinger caminó con pereza hasta la escuela, aunque amaba aprender,  odiaba los exámenes, la ponían muy nerviosa.
En un rincón sus 5 amigos la esperaban. Parloteaban como las cotorras, pero aun así se veían muy bien estar con personas que son diferentes.
-¿Estas preparada para ser la segunda?- Wen tomaba su jugo de ananá-
-Esa pregunta, es para vos- Lana le arrebató su juguito- ¡Está rico che!- disfrutó de la bebida-
Todos se la quedaron mirando de forma extraña, o sea era un beso indirecto, todos pensaron lo mismo (menos Lana), pero no dijeron nada. A excepción de una persona, Young-mi,  quien con lengua hábil salpicó las palabras.
-Es de muy mala educación arrebatar las cosas sin permiso- con muchos celos y su cara colorada hablaba muy tierna- Tenés que comprar tus propias cosas-
Lana estaba molesta, aunque tenia razón.
-Tenés razón, pero si a ellos les molesta me lo van a decir. Gracias por tus consejos, sin embargo aplicalos a vos primero.-
A bufidos y trancos largos salió escapando sin emitir una sola palabra.
-Yo lo lamento Wen, y a vos también Seung, si a ustedes le molesta alguna actitud mía, díganmela ¿sí?- su cara mostró una expresión dolida- 

Una argentina en AsiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora