Alguna Continuación

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LANA CASTINGER

Las clases continuaron con la monotonía de siempre, las horas parecían eternas, además de natación debíamos quedarnos horas extras para poder estudiar, dentro de dos días rendimos un examen nivelatorio, pero debíamos de aprobarlo por el honor de la escuela o algo así. Es decir, además de estar cansados, porque cansa estar en el agua, debíamos de quedarnos otro par de horas.

El momento que no quería estaba por suceder, hoy tendíamos clases de natación. Ahora tenía un traje que me cubría, pero seguía resaltando algunas cosas que quería ocultar, que usara otro tipo de ropa no significaba que no tuviera pudor con lo que respectaba de la maya. Veía que la mayoría de las chicas eran demasiado delgadas mirándome me sentía como sapo de otro pozo, pero trate de no darle mucha importancia. La profesora me guio al lado de Tae que muy amable y solidario, me brindó una mano, era muy paciente y le daba pena tocarme.

-Tae, vos no te preocupes, a mí no me molesta que me toqués, además no me estás haciendo nada malo, solo me estás enseñando- le hable para que entendiera que no era molesto él para mí-

Él asintió y como si fuera un pétalo frágil que es besado por unas gotas del rocío de una fría mañana así, él me enseñaba. 

Me divertía y aprendía, además Jony me había comentado que tenía una amiga que podía ayudarme con clases de natación. Entre risas y momentos incómodos y complicados no solo por parte de él, yo también soy humana y mujer, además estaba con unos pibes que estaban sin remera, era incómodo.

La profesora era muy amable, me trataba bien y me daba descansos.

-Lana, ¿Has tenido algún tipo de trauma con respecto al agua?- asentí- 

-Cuando era pequeña casi me ahogo en una pileta de camping y unos señores un poco alcoholizados me ayudaron- recordé esa ocasión- Pero no fue tan traumatizante, nunca fui buena en natación- 

Ella se sorprendió para luego largar una risa muy contagiosa.

-Después quiero hablar con vos- dijo mientras golpeaba mi hombro para luego marcharse a un grupo más avanzado- 

Tae estaba mirando como sus amigos jugaban entre ellos, me disculpe con él por ocasionar que tuviera que estar conmigo, a lo que refutó con amabilidad y simpatía. Había leído en internet de los kdramas, algo muy común en las televisiones coreanas, distinto a las argentinas o por lo menos en mi zona donde pasaban novelas latinas, nativas o de Turquía. Sin embargo, ahora entendía un poco mejor las cosas, los pibes coreanos eran muy tiernos y lindos en la forma de su persona, en cambio, los argentinos son más extrovertidos y sueltos en ese sentido, no todos sino la mayoría.

Él tenía derecho a un descanso, a lo que Jesp vino a intercambiar. 

-Hulk, vamos a ver qué tenés- tocaba mi cabeza como un bebé-

Ya había oído esa palabra ¿Acaso mis hombros eran muy grandes?

-¿Por qué me decís así? Suena gracioso- empujé su hombro haciendo que se desestabilizara -

Él tomó un mechón de mi cabello desacomodado y lo acomodó detrás de mi oreja.

-Por tus ojos- tiró espontáneamente- 

Su comentario me dio mucha risa, nadie me había llamado por un personaje masculino de MARVEL y menos uno de los más fuertes y de destacable color. 

Poco pudimos nadar, era un mal profesor y en las mayorías de las veces terminaba ahogándome por su culpa, además eran más risas y juegos que otra cosa. Fue una clase agradable. En las duchas las chicas me ayudaron a practicar el coreano y algunas palabras como jabón o cosas demasiado básicas, algunas de las chicas eran muy vergonzosas y les era incómodo bañarse por lo que algunas optaron usar las bañeras privadas. Las chicas llevaban productos de belleza que las hacía ver muy al natural, pero la cantidad que se ponían era mucho y si no estoy mal, muchos productos en la piel es muy malo o por lo menos es lo que creo. Aunque estaba prohibido, las chicas utilizaban maquillaje, sin embargo, prefería mil veces el latino, su color mate.

En el curso todos estaban muy serios con sus estudios, no había profesor, pues eso dependía de la voluntad del alumno al ser admitido por la universidad. Sus caras eran largas y no mostraban nada de felicidad o contento.

-Gege- llamé la atención de Wen- 

Este me miro sorprendido y con picardía en sus ojos, tenía unas ojeras que parecía ser hermano de un panda.

-¿Necesitas ayuda?- se preparó para explicar el problema de matemática- 

-No, para nada. Te quería hacer una pregunta, ¿Por qué se toman muy serio esto de estudiar para la universidad?- se quedó pensando sobre ello-

-Porque mientras más estudien mejor nota se van a sacar y así van a entrar en la más prestigiosa universidad- volvió su rostro al cuadernillo- ¿Por qué preguntás?-

-Se ven tan serios y tu cara muestra cansancio- toqué sus mejillas- Y mirá a Jesp, no entiende nada.- ¿Ayudémosle?- codeé para animarlo a ir- 

Jesp y él se miraron con enojo y como niños pequeños se dieron vuelta la cara, me causó ternura y confusión. Era media dura con las relaciones externas. Me pueden decir que soy como una caja de herramientas, pero las cosas de la vida a temprana edad me pusieron así, de introvertida a casi extrovertida. Ahora quería aprender a defenderme de las personas agresivas, nunca quise y quiero lastimar a las amables y adorables como eran este pequeño grupo de amigos que se estaba formando con la llegada inesperada de Jesp. Tal vez esto no interesa.

Jesp tenía la punta de su lápiz haciendo círculos y no podía resolver esa ecuación tan compleja para él.

-Te ayudo, mirá debes usar el método de sustitución, así es más fácil- resolví la ecuación- Te dejo las fórmulas para que las veas y te sean útiles- 

Su adorable y precioso rostro mostraba dolor por no poder resolver los problemas, con tranquilidad y paciencia le ayudaba a que le sea más fácil, aunque era muy testarudo. El tiempo pasaba volando y poco avanzamos, pero algo es algo y con lo básico podríamos hacer algo. 

Un profesor a cargo llegó para decirnos que nos podíamos quedar hasta las 20:00 hs como máximo, pero sabía que mis padres no sabía de estos horarios y podría preocuparlos. Unos pasos ruidosos y una voz agitada se escuchaba de los pasillos, los gritos de las chicas eran escandalosos.

-¡Lana! ¿Está bien?- se acercó de golpe interrumpiendo bruscamente la clase sin prestar atención al profesor, al darse cuenta se disculpó con la autoridad del curso-

Sentía mis mejillas arder como nunca. Me dio risa, pero la contuve no quería que me retaran. Le explicamos al profesor que debía de irme porque no sabíamos de la clase sorpresa para la tarde, él entendió sin problemas.

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YO V

Por extraña razón su pecho dolía al ver la dulce e impetuosa joven en manos del canchero Tae, las sonrisas que no eran para él las regalaba a otra persona ¿Cómo se atrevía a poner su mundo en constante revuelto? Había llegado hace 8 días y ya había conquistado a casi toda la escuela, la televisión, las redes sociales y había despertado el furor de las niñas. Y lo que menos podía creer era que como esas esmeraldas lo hacían derretir como hielo al sol, su agresivo carácter lo hacía sentir extrañamente protegido. Era como una rosa delicada con unas espinas insólitamente atractivas. Que fuera más capaz que él hacía que más quisiera esforzarse, pero ¿Cómo hacerlo cuando es ella capaz de todo sin hacerlo?

Un largo y deprimente suspiro se escapó de sus delicados labios, cuando un grito masculino y desesperado lo despertó de su trance.

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Autora:

Hola a todos los lectores! Gracias por llegar hasta acá, no tengo mucho tiempo para escribir, estoy con la secundaria y el pre y los horarios me vuelven loca, sin embargo, voy escribiendo despacio para ir pensando en la continuación. Perdón si este capítulo no es de tu agrado, cualquier cosa me escriben al privado.

Este capítulo se lo quiero dedicar a los seres más brillantes de mundo y Argentina, mis hermanos mayores, gracias por tanto amor y apoyo por mis decisiones, voy a dar todo de mí para que estén orgullosos de mí... ¡LOS AMO!

¡GRACIAS A TODOS!

Una argentina en AsiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora