YO V
Pasaron dos semanas desde que Lana junto con sus padres hicieron la travesía de cambiar de continente y país, poco a poco se iban adaptando. Lana comenzó a ir a clases particulares con Yun, Ji, Beo Beo y Wen, se había dado cuenta de que las cosas habían comenzado a cambiar y eso le agradaba de una manera formidable, aunque extrañaba a sus hermanos.
Las cosas con Lee Young-mi no habían cambiado para nada, aunque Lana la ignorara, parecía que esta cada vez más se enojaba tratando de robar la atención que poco le quedaba. Se había constituido un grupo en donde ella no era parte o por lo menos no quería formar parte. Digamos que a la chica coreana de piel blanca como algodón había tomado represalias con la latina, se puede decir que por celos, por envidia o tal vez por egoísmo.
Durante las frescas mañanas del entrenamiento del joven idol y del pequeño empresario Wen se habían declarado amigos, pero darían una pelea justa por esa argentina que es desconocida, rara e intrépida; habían confesado que todavía no entendían qué encanto les había causado su llegada. Sí, ella, una joven de cabellos dorados con unas esmeraldas que brillaban como diadema de noble, su piel pálida con destellos rosados había en ella y como olvidar su ridículo sentido del humor acompañado de los extraños sentimientos que denotaba su personalidad. Aún no entendían, pero no eran los únicos, se sumaba Jony que siempre la observaba de lo lejos y se preguntaba cada mañana, cada tarde, cada noche ¿Qué estaba mal con él? De seguro era que todavía con la edad que tenía no había conseguido novia por sus cambios de humor o porque las chicas eran muy tímidas, pensaba.
La madre de Lana estaba preocupada, se había enterado por las redes sociales que el joven Mateo haría una aparición en Corea del Sur, el influencer de las redes sociales que había conseguido 1,5 millones de seguidores en instagram se creía el centro del mundo. Su padre, por otro lado, estaba arreglando algunas cosas para que sus hijos estuvieran con ellos en ese lejano país. La cálida casa de antes se sentía fría, sin los abrazos o risa de todos sus hijos. Las mañanas de rabieta por no saber dónde había dejado el guante de la soldadora o porque haber lastimado a la frágil Clara (hasta su nombre sonaba delicado) o haber roto los auriculares de Lemuel.
Las notas de Lana eran muy altas, incluso cuando todavía no se adaptaba al lenguaje coreano. Muchos profesores y padres se sentían avergonzados que una escuela tan prestigiosa con excelente calidad de alumnos fuera arrebatado por una extranjera.
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LANA CASTINGER
El director entró en el aula, las voces juguetonas se habían calmado, Wen estaba terminando de resolver unas ecuaciones avanzadas, Jesp estaba inspirado mientras escribía en su tablet de último modelo; Yun y Ji estaban leyendo unos artículos de belleza para adelgazar. Wen nos hizo levantar y saludar al director, eran tan incómodo tener que hacer algo en el que no estaba acostumbrada.
-Buen día, alumnos, primero quiero felicitar a nuestros sobresalientes alumnos por su dedicación y poner el orgullo de la escuela- rio sin gracias- Ahora quiero presentarles a un nuevo estudiante que estará con nosotros por un determinado tiempo- sonrió mostrando agotamiento en sus ojos- Pase joven-
En ese momento sentí flaquear mis piernas y una chispa de electricidad recorrió todo mi cuerpo, no podía ser, la pesadilla que atormentaba mis noches estaba enfrente de mí. Él me sonrió, pero no causó el efecto que pensé que hubiera hecho.
-Los voy a dejar para que hablen con él, preséntese- ordenó el director mientras se marchaba-
-Me llamo Mateo, vengo de Argentina por algo personal- terminó su presentación para luego acercarse a donde estaba-
Él esperó a que dijera algo, pero lo ignoré, miraba las anotaciones de Wen aunque no entendía su escritura, me parecía fascinante.
-No me vas a saludar- tocó mi mano- Viajé desde Argentina solo para verte otra vez Lana. Mirá tengo 1,5 millones de seguidores en instagram soy una celebridad- meneó su cabello negro en forma de admiración por el mismo-
-Jesp, prestame tu instagram-extendí mi mano mientras observaba a Mateo-
-Hulk, ya te dije que únicamente a mí, me tenés que llamar Oppa. Si lo decís te lo doy- se acercó mientras se colocaba al lado de Mateo-
-Oppa- hice lo que Ji hacía cuando estaba cerca de él- Listo, ahora dámelo-
Jesp y Wen se taparon la cara con vergüenza, y sus mejillas estaban teñidas de bordo. Jesp me extendió su teléfono de tres cámaras y dos frontales ¡Wow! Era un modelo único. Accedí a su red social para impresionarme aún más, hace dos semanas tenía 40 millones, sin embargo, se le sumaron 4 en dos semanas. Voltee el celular en el rostro confundido de Mateo.
-Te voy a saludar, pero no te quiero cerca de mí, ya dejaste de ser parte de mi vida. Todavía no te olvidó del todo y si querés podés presumir a tu millón de seguidores, pero no quiero que me escribas más y dentro de poco podés partir a Argentina otra vez. Como ves, tengo verdaderos amigos, y él es famoso por su talento, no por postear estupideces. Ahora si no tenés más que decir podés sentarte- me levanté para ir al baño-
Me sentía cansada, no quería todo volviera a pasar. Tenerlo cerca de mí era como el verano en mi piel, quemaba de una forma que no te dejaba pegar un ojo en la noche. Me prometí que no derramaría ninguna lágrima por él o por otro hombre.
El timbre sonó, teníamos que rendir un práctico individual de inglés, en mi caso de coreano. Sabía que el inglés de Mateo no era tan fluido, pero tampoco era muy malo en ello. Tenía el rostro mojado, había olvidado la toalla en casa. Wen me miró con sus ojos brillantes, en sus labios vi una mueca de gracia.
-No te muevas- ordenó mientras sacaba un pañuelo- Te voy a secar donde tenés mojado-
-Lo puedo hacer yo- repliqué-
Él frunció el ceño de una manera muy adorable.
-No, porque vos sos muy bruta y siempre te dejás colorado. Deja que te muestro.- arremangó su camisa-
El roce de sus yemas sobre mi piel ardió. Aunque me había dado cuenta el primer día, no caía sobre el brillo excitante de sus ojos. Parecía cuando el sol se ocultaba detrás de las empinadas montañas del oeste.
-Tenés unos ojos muy lindos- solté-
Él me miró confundido. Agradecí en mis adentros que no supiera español. Terminó de secar mi rostro y era verdad, siempre me dejaba los cachetes colorados.
La profesora comenzó a entregar los exámenes, estaba nerviosa. Aunque sabía que me había esforzado lo suficiente para poder llegar a la máxima nota.
XU WEN
¿Celos? Sí, se llaman celos. No podía verla al lado de cuatro hombres que la protegieran como nunca antes lo pude hacer.
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SEUNG
Sos el regalo que necesitaba cuando pensaba que todo estaba en lo profundo del mar. Sí, ahora entiendo qué veo en vos.
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Una argentina en Asia
RomanceSi mi vida hubiera sido dos alas, estaría volando sobre la cúspide del Aconcagua, observando la belleza natural de los árboles y el aroma dulce de la nieve al derretirse sobre las filosas rocas brillantes de la flamante cordillera de Los Andes, pero...