Sin palabras

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LANA CASTINGER

La clase finalizó, nos despedimos, y cada unos marchó a su casa. Yun me comentó sobre las clases que tomaban junto a Ji y Xu Wen particulares eran solo ellos con Beojun que se había sumado dos días atrás. Me pareció cómodo, dijo cuál era la tarifa de los profesores, el marcador de los ceros, me asustó, no sabía el cambio de moneda, por tres horas cada día menos el fin de semana era de ₩220000  le prometí que lo hablaría a con mis padres. Mientras caminábamos con mis nuevas compañías de corazón, unos gritos exagerados y llamativos nos exaltaron.

-Tu chofer es muy guapo- Ji se acercó a mí de una forma muy tierna- Tenés que llevarnos a pasear-

Negué divertidamente. Jony se acercó a recogerme, todas las chicas de la escuela se amontonaron preguntándole un montón de cosas sin sentido, él estaba incómodo. Fui a él, costó un poco acercarme, pero como pude lo saqué.

-Jony, podés sacar a un montón de periodistas menos a unas niñas-reí fuerte- No importa, la próxima vez te voy a ayudar.

Él se encogió de hombros muy apenado. El tramo a casa fue en silencio, había un poco de tráfico. A Jony se lo veía atento y bastante serio, quizás estaba preocupado. Estaba en mis redes sociales, en algunas publicaciones salía que el integrante de una banda llegaría a la misma escuela que la mía, la banda se llamaba "Forever Life" y el nombre artístico del individuo era Jesp. 
-Jony ¿Quién son "Forever Life" y el chico Jesp?- pregunté emocionada-

No siempre una celebridad iba a la misma escuela que la tuya, además era muy fachero. 

-Es una banda muy reconocida en Corea del Sur y a nivel mundial. Jesp es el menor de la banda y es el rapero principal ¿No los conoce Lana?-pregunto confundido-

-No, pero sale que viene a mi escuela. -dije finalizando-

Pronto llegamos a casa, hoy había más seguridad que antes. A la salida de la puerta estaba papá, me recibió con sus brazos extendidos, se lo veía más sereno que el día anterior. Recogió mi mochila y beso mi frente, adentro estaba mamá cocinando pizza de zapallo con mucho queso, me comento que queria darselo a Jony por cuidarnos tan bien en el día de ayer. Sente a los dos y les comenté de las clases particulares, el precio en moneda argentina era de $12992, ellos me prometieron de que lo hablarían. Se los veía de un mejor ánimo a los dos, eso me hizo muy feliz. Le conte a mi madre lo que me ocurrió en clase de natación y en la media mañana.

(Estábamos hablando en nuestro idioma)

-¡Me dio bronca ma! ¿Me vine de otro continente para ser tratada así? ¡No voy a permitirlo!-ella me miraba con compasión-Encima, el traje de baño me quedaba chico ¡Los pibes se taparon! ¿Tan fea e inaceptable soy? - lagrimeé en su falda- 

-Sos perfecta, no dejés que nadie te haga sentir menos, amate tal y como sos- besó mi hoyuelo haciendo un ruido tierno-

En los brazos de mi madre me sentía segura, en la habitación entró papá con la computadora. Mis hermanos se veían cansados, estar estudiando como ellos lo hacían era agotador, conversamos largo tiempo, pero hasta su tiempo era limitado. 

-Golino-papá me llamó-Mirá, te compré algo para cuando querás despejar tu mente de los problemas- 

Me guio hasta el patio del fondo, que todavía no lo conocía bien. Había una bolsa de boxeo forrada en negro. Me tiré en sus brazos, me encantaba, era un regalo muy preciado. Besé sus ojos verdes azulados.

-¡Gracias pa!- exclamé-

-Todavía es temprano ¿Por qué no practicás un poco?- me extendió un par de guante del mismo color que la bolsa-Le pedí a este pibe Park Jiho que se quede cerca por las dudas-

Fui adentro emocionada a cambiarme, era mi deporte favorito, mis ropas fueron reemplazadas por una falda pantalón y mi musculosa. Afuera estaba frío, me coloqué una campera para poder estar a gusto. Jony estaba sentado en una silla cerca de donde me encontraba, puse mi teléfono con música bien latina, hacía que mi mente no se sintiera extraña. Comencé a golpear la bolsa negra, era verdad, me despejaba de mis problemas, me encantaba sentir esa sensación de poder. Por un momento me olvidé de la hora, de Jony, de todo, era esa bolsa negra con destellos dorados cocidos a mano y yo, me complementaba con mis guantes brillantes, la sensación de dar el golpe y después recibirlo (aunque no estaba sucediendo) eran únicas, me acordaba de mi entrenamiento de boxeo y de las artes marciales que había recibido anteriormente. Pasaron cuarenta y cinco minutos, el sudor corría por mi cuerpo, la música sonaba sobre el metal fino del parlante, una mano tocó mi brazo.

-Lana, creo que es suficiente, hace frío- miró el cielo-

Mi cara estaba cubierta de oleosidad y transpiración, sus ojos pequeños miraba mis pelos desordenados y brazos colorados, amablemente me pasó una botella de agua y una toalla para secarme un poco.

-Claro- agarré la campera que antes llevaba puesta- Vamos, lo animé-

  Mamá estaba colocando la mesa con la ayuda de papá.

-Jony, vamos, mamá preparó algo para cenar, en especial para vos- lo tomé del brazo-

Él me detuvo sorprendido.

-Lana, yo no puedo estar en la mesa con los jefes es...- lo interrumpí-

-Vamos Jony, por favor- tiré de su brazo un poco más brusco- 

Torpemente, se adentró a casa, las señoras de la cocina y limpieza estaban incómodas al ver a mi madre haciendo el trabajo y que Jony estuviera ahí. Mamá se acercó con sus fuentes de pizza de zapallo, con su sonrisa tan simpática y tan característico de ella, papá la miraba tan enamorado como siempre lo había hecho, se acercó a ayudar a mi madre y luego para estrechar la mano de Jony.

-Queremos darle las gracias, señor Park, espero que se pueda sentir a gusto con nosotros y perdónenos por causar inconvenientes- tomó su mano con fuerza-

El rostro de Jony se veía avergonzado y tímido.

-El gusto es mio, me esforzaré para poder satisfacer todas sus necesidades- se inclinó con reverencia y respeto-

Papá lo tomó de los hombros y lo miró a los ojos.

-Con nosotros no hace falta ese tipo de reverencia, podés tutearnos, no somos exigentes, solo te pedimos que protejas a mi hija, perdonanos si te tuteamos, pareces un hijo más que un empleado- papá lo llevó a la mesa-

Rápidamente, me lavé las manos y cara, tenía hambre hacía aproximadamente dos meses que no hacía boxeo. Miré mi rostro, estaba colorado al frotar la toalla sobre mi rostro, mis cabellos estaban desalineados y apagado. Ya en la mesa, hicimos una oración por los alimentos, dimos gracias por una vez más tener que comer. La cara de Jony era muy graciosa, nos comentó que nunca había probado pizza de zapallo, y al ver su rostro cuando lo hizo parecía agradable, mis padres y él hablaban bastante, no se dieron cuenta de que las horas pasaron volando, ya marcaba las 00:25 minutos era viernes al fin. Me fui antes a la cama, estaba cansada, saludé a mis padres de costumbre con dos besos en la mejilla, pero me detuve en Jony, no sabía como saludarlo, no quería ponerlo incómodo.

-¿Cómo te saludo Jony?

Él sonrío divertido.

-Con buenas noches va a estar bien- 

Le sonreía amablemente y me dirigí al baño, quité mi sudor y caí derecho a la cama, se sentía bien poder dejar que mis músculos se ablandaran.


Una argentina en AsiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora