(38) La Carta

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Valentina

-Tienes que comer —le dije a Diego que jugaba con su comida.

—No tengo hambre, mami —me dijo — Quiero ver al abuelo —me miro suplicante con sus ojos cristalizados.

—Esta ya no es hora de visitas —le dije, agacho su cabeza y comenzó a jugar con sus manos, deje el tenedor aun lado y me acerque más a él, tomé su barbilla y la levante para que me miraba, tenía sus mejillas húmedas.

—No quiero que el abuelo se vaya —me dijo con tristeza.

—Eso no pasará, tu abuelo es como tu mami Jusl, es muy fuerte —le dije mientras secaba sus lágrimas —Lo iremos a ver mañana, ¿bueno? —Diego asintió lentamente —Y si no quieres comer esta bien y puedes irte a tu cuarto.

—Si quiero comer —me dijo, tomo su tenedor y comenzó a comer, yo sonreí y volví a comer también.

Unas horas después le dije a Diego que se pusiera el pijama. Fui a su cuarto cuando me dijo que ya estaba listo.

—¿Quieres que te cuente algún cuento? — le pregunte, el negó —¿Crees poder dormir? —encogió los hombros.

—No se.

—Bien —me acerque donde él y me senté a su lado —Sabes que, puedo dejar que veas televisión hasta que te quedes dormido.

—Pero tu me dijiste que eso no hace bien — me recordó.

—Solo será por hoy, ¿bueno? —le pregunte, me dio una media sonrisa y asintió —¿El canal de las caricaturas o películas animadas?

—Canal de caricaturas —contestó, encendí la televisión, busque el canal, deje el control sobre la cómoda al lado de la cama, bese su frente y salí de su cuarto.

*     *     *

Luego de terminar de lavar, apague todo y camine hacia mi cuarto, pase por el de Diego, abrí un poco la puerta y note que se había quedado dormido, el sueño lo venció igual, entre y apague la televisión, deje su anti-cuco encendido.

Me saque la ropa y me puse el camisón de tirantes, me acosté y encendí mi televisión un rato, en eso mi celular sonó, era Juls, conteste de inmediato.

—Amor, hola —la salude.

Hola, amor —su voz sonaba como si hubiese llorado.

—Tu voz no suena bien, amor, ¿sucedió algo con tu padre?

Aún no nos dicen nada, lleva ahí mucho tiempo, Val —su voz se quebró.

—Amor, ya tranquila —intentaba calmarla—Tu papá es fuerte y tu también — escuchaba sus sollozos, tenía impotencia por no estar a su lado y acompañarla.

Me gustaría que estuvieras aquí, Val.

—Voy para allá entonces —le dije ya levantándome de la cama.

¿Y Diego? No se puede quedar solo —me dijo.

—Tranquila, llamaré a mi mamá o a Ruby—le conteste —Te veo allá, amor.

Te espero —me dijo, nos despedimos, corte la llamada y busque algo de ropa mientras llamaba a mi mamá, tenía el altavoz puesto.

Llamas Gemelas [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora