(39) Un Pequeño Favor

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Juliana

Habían pasado tres días desde que papá despertó, aun estaba algo delicado, pero ya fuera de peligro, Diego pensó que fue cuando leyó su carta que su abuelo despertó y eso lo hizo sentir muy feliz. Lo trajimos para que lo viera, le gustaba conversar con él y contarles historias vergonzosas de mi a mi hijo.

-Mami, tengo hambre —le decía Diego a Val.

—Cuando no tienes hambre —le dijo Val molestándolo —Vamos a ver que hay de comer. ¿Quieres algo? —me preguntó.

—Bueno, un sandwich si es que venden — conteste.

—Bien. Vamos, Diego —le dijo, me dio un beso y se fue con Diego, en eso justo entra una enfermera, solo miraba las bolsas que colgaban y los cables, luego se fue.

—Ya estoy aburrido de estar acostado — reclamo mi padre, me acerque donde él y me senté en una silla que estaba cerca.

—Ya te estas quejando, eso es bueno —le dije.

—Lo bueno seria es que yo saliera de estas frías 4 paredes —me dijo, yo sonreí —Ya me siento mejor, no se que tanto tiempo más deba estar aquí.

—Los médicos saben por qué tienes que quedarte algunos días más, son profesionales —le dije —Además, te dispararon, no es cosa de levantarse e irse a la casa así no más.

—Hablas igual que tu madre —me dijo.

—¿Qué raro? ¿Seré su hija? —lo moleste.

—Desde afuera se escuchan tus quejas — ese era Michel que estaba junto con Ruby, los dos saludaron a mi papá —Tienes que aguantar unos días más, no es nada del otro mundo.

—Eso lo se, es solo que...me gustaría caminar un poco, moverme aún que sea por esta horrible habitación.

—Cuando el médico diga —le dije.

—Ojalá Diego llegue pronto, él me entiende mejor —dijo molesto y cruzando los brazos, parecía un niño.

—¡Volvimos, abuelo! —Diego entraba gritando con un sandwich y un jugo en sus manos —.Ese es mi asiento, mami —me dijo.

—¡Oh! Lo siento —me levante y lo senté, le abrí la bolsa de su sandwich y su jugo.

—Solo encontré esto —me paso un sandwich que era un poco más grande que el de Diego, tenía pollo con mayonesa.

—Esta bien —le dije, tomé el pan, lo abrí y comencé a comer, Val se alejo y fue donde Ruby.

*     *     *

Eran las 4 de la tarde y ya las visitas habían terminado, Diego se había quedado dormido, nos despedimos de papá, mi hermano se fue en su auto con Ruby y yo en mi auto con Val, puse a Diego en su silla de seguridad y luego me subí para irnos.

—Se veía más animado hoy —comento Val.

—Cuando se pone así de gruñón es por que esta mucho mejor —le dije —Espero que pronto lo den de alta.

—Así será, amor —me dijo tomando mi mano, yo sonreí, levante nuestras manos unidas y las bese.

Diego despertó cuando llegamos, así que lo que quedó de la tarde se puso a jugar con Bala en el patio. Yo me cambie ropa ya que hacía aún bastante calor y me senté para ver como jugaba Diego con su perrita en el suelo.

—¿Limonada? —me preguntó Val, vi la bandeja con tres vasos, dos grandes y uno pequeño ya estaban servidos.

—Gracias —le dije y tome el vaso —¿También te dio calor? —le pregunte al verla con una polera sin mangas y un short corto que lucia sus hermosas piernas, ella solo sonrió, esa sonrisa me subió la temperatura y me bebí la limonada rápidamente.

Llamas Gemelas [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora