𝗛𝗲'𝘀 𝙢𝙮 𝗻𝗲𝗿𝗱 [kσσktαє]

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Digamos que hace poco vió una escena que lo motivó a acercarse a TaeHyung. No sabía quiénes eran aquellos dos, sin embargo, él es mejor.

Sabía cuáles son las clases de TaeHyung cada día, sabía a cuál iría en ese momento así que solo esperara en el pasillo que está justo al lado de ese salón.

Lamentablemente, el lunes no comparten clases juntos, pero, el martes sí, por ende ese día se sentará con él en el almuerzo y el martes pasará todo el día con el precioso castaño. Ya no tenía tiempo para pensar en si es que el menor lo va a rechazar o si no le gusta, es más, ni siquiera hay tiempo para avergonzarse de todo lo que le confesó; al final del día, es verdad.

Siguiendo con su plan, el miércoles, si logra entablar cierto nivel de confianza del menor hacia él, lo esperará en la entrada y lo llevará a todas y cada una de las asignaturas pendientes. El jueves lo invitará por un helado y probando suerte quizá lo lleve a su casa, si eso funciona, lo recogerá y llevará el viernes también. El sábado será de cine y el domingo a una feria.

No podía creer que realmente esos planes de podrían cumplir en algún momento. Era tan irreal pensar que ahora puede entablar una conversación con ese bonito niño, su sonrisa se dibujaba inconcientemente.

- ¡Hyung! ¡Jungkook Hyung! - Una pequeña bolita de suéteres y chamarras corría hacia él como podía.

TaeHyung tenía por lo menos tres suéteres, dos chamarras y sabrá Dios cuántos pantalones. En su cabecita había un gorrito rosa y en el cuello una bufanda del mismo color, se tambaleaba por lo justos que estaban todos esos pantalones juntos. Era tierno y perfecto.

- ¡Hyung! ¿Porqué no se cubre? ¡Hay mucho frío y usted ni siquiera lleva un suéter delgado! - Ahora unos grandes ojitos lo miraban mientras el dueño hacía pucheros. - ¡Se enfermará, Hyung!

- Estoy bien, niño, solo salí de casa muy a prisa. - Apretó una de las mejillas rojas por el frío, feliz vió al menor recargarse para más mimos.

Jungkook solo llevaba una camisa negra holgada, unos pantalones de cuero y sus botas. A pesar de ser un conjunto sumamente simple, su cuerpo se veía como el mejor de los infiernos.

La camisa dejaba ver sus bíceps grandes y manos venosas, el pantalón hacía opresión haciendo énfasis en la pequeña cintura y dejando ver la perfecta V que se formaba entre sus hombros y la cintura.
Las botas lo hacían ver aún más alto de lo normal.

- Aún así, no debe salir tan descubierto, ¿Y si se enferma? ¿Con quién comeré?

¿Porqué Tae lo vuelve tan débil? ¿Qué lo hace tan especial y poderoso sobre él?

- Está bien, está bien, - Se colocó una de sus tantas chamarras de cuero. - ¿Mejor? - La ceja con una pequeña separación se frunció cuando el castañito negó aún con un puchero.

TaeHyung dejó a un lado la mochila para de nuevo acercarse a su hyung y abrochar completamente la chamarra, subiendo el cierre y colocando el botón que estaba justo donde la unión de las clavículas.

- Ahora sí. - ¿TaeHyung solo es bueno en la escuela? ¿No es tan inteligente en otros ámbitos? ¿Porqué no se da cuenta de que aquel que tiene sus delicadas manos en el pecho está apunto de morir? ¿No le interesa? - Hyung...

- Dime, pequeño. - El sonrojo era tan bonito y aún más viéndolo de cerca como él. Los labios apresados eran tan tentadores para el pelinegro que por un momento se desconectó completamente, se acercó un poco más tomando las caderas del otro.

Todo era tan perfecto, tan irreal, tan lindo-

- Le voy a presentar a mis hyungs. - Olvídenlo, los caras de perro ya aparecieron.

¿Por qué alguien tan bonito como su TaeHyung se junta con idiotas como esos?

Cuando Tae hizo el amague de separarse de su abrazo, seguramente para presentarle a los otros, lo abrazó aún más fuerte. Le dió la vuelta para abrazarlo desde atrás con los brazos en la cintura y su mentón en el hombro.

- ¿Quiénes son estos, pequeño?

En definitiva, ese plan se debe llevar a cabo sí o sí.