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- Hyung, ¿Quiere que pida un taxi?

En la salida, con Jeon cargando ambas mochilas, y los libros que pronto serían devorados por el pequeño que sostiene con su mano derecha siendo cargados por la izquierda.

- Quiero que te pongas un suéter, hace frío. - Soltó momentáneamente la pequeña y fría manita para abrir la mochila y sacar su gran sudadera colocándola sobre el cuerpo castaño. - Y por el transporte no te preocupes. Mi princesa nos llevará.

- Hyung, creo que no quiero ir más. - Puso sus manos como barrera para evitar que la sudadera entrara en su cuerpo.

- ¿Por qué? - Se acercó un poquitito más solo para apreciar el rostro con la nariz fruncida, aprendió que eso lo hace cuando algo le molesta.

¿Dijo algo malo?

¡Eres un genio, Jeon, ya la volviste a cagar!

- ¿Qué pasa? Incluso traje dos cascos a juego para subirnos a mi princesa. - La boca y los ojitos de Tae se abrieron sorprendidos.

- ¿Su princesa es una motocicleta? - Con la cabeza gacha lo miró al tiempo en el que él volvió a acercarse para, ahora sí, colocarle la sudadera.

- ¿Qué más si no? - Un pequeño golpecito en la nariz hizo a TaeHyung sonreír. - ¿Sí quieres ir ahora?

Se veía tierno, muy tierno. Sus pantalones escolares holgados y la gran sudadera con grandes letras que decían "JEON JUNGKOOK'S" lo hacían ver como un niño pequeño, además de sus manos al costado que solo reafirmaban la metáfora anterior.

Su delgadito cuerpo solo hacía que los cachetes esponjados y rojitos resaltaran más, las gafas, que eran cubiertas en parte por los mechones castaños sedosos y bonitos dispersos sin lógica, se encargaban de cuidar los preciosos ojitos brillantes que lo miraban a él. Solo a él.

Y eso podría volverse tan adictivo para un pobre y débil Jeon.

- Eres tierno, bebé. - Su mano se guió sola hacia la cabellera y acomodó un poco los cabellos para poder apreciar los bonitos ojitos en él, mirando cada detalle.

No lo entendía.

De verdad que no, era demasiado complicado.

¿Por qué sus manos sudan si Kim está cerca? ¿Por qué parece un imán que lo atrae al punto de doler cuando no están juntos? ¿Por qué quiere mantener sus manos sobre el pequeño todo el tiempo? ¿Qué es lo que hace que sea tan complicado dejar de abrazarlo, dejarlo ir a clases? ¿Es raro que su corazón se acelere tanto? ¿No es alguna enfermedad? ¿Por qué si está con TaeHyung no le importa si puede salir herido? ¿Eso es estar enamorado o es algo enfermizo?

No lo sabe, pero tampoco le importa. Ahora solo sabe que Tae está con él y eso es lo único importante.

Sin notarlo había pegado la cabeza de Kim a su pecho mientras le daba mimos que el menor agradecía con el abrazo en su cintura.

- Sí quiero ir, hyung. - Se separó, pero antes de que su ansiedad volviera, tomó la pequeña manita.

- Vamos, entonces. - La piel era tan suavecita y tierna que no ayudaba en nada a su adicción.

Estoy tan jodido.

Con una sonrisa confirmó su pensamiento.

- Hyung, ¿Hace cuánto conduce? - Al voltear, de nuevo era el centro de atención de aquel ser de luz.

- Mhm, ¿Por qué la pregunta? ¿Tienes miedo de que te estrelle?

Jugueteó un poquito, le encantaba cuando el menor era el que tenía la iniciativa de comenzar una plática, ya sea contándole o pregúntadole algo.

- ¡Solo es curiosidad! - Mientras levantaba los hombros en señal de inocencia se defendía.

- Mm, no te preocupes. Conduzco hace años, y en caso de que algo pase, te garantizo que te protegeré antes que a mí.

Su mano en la cintura pequeña, lo acercó a su motocicleta para después inclinarse y dejar las cosas en el piso. Con las manos libres, tomó ambos cascos negros.

- Ven aquí. - A pesar de lo que dijo, fue él quién se acercó para colocar el casco.

Sin embargo, los lentes fueron un impedimento por lo que los sacó de manera lenta y delicada, apreciando la perfecta vista.

Antes de colocarlo, dejó un último beso en la frente y otro en la nariz.

No es su culpa, es de TaeHyung.

Abrochó la cinta y después agarró el otro casco, antes de hacer cualquier movimiento, una vocecita tierna, tímida y pequeña lo detuvó.

- ¿Puedo ponerlo yo? Usted siempre hace todo por mí. - Su dedito fue a su boca para intentar calmar sus nervios junto con la otra mano que jalaba insistente de la sudadera impregnada con el olor del mayor.

- Claro, bebé. - Entregó el objeto con una sonrisa.

Una gran idea cruzó por su cabeza, ¿Que se iba a ganar un golpecito? Sí. ¿Lo valía? También.

Estiró sus pies para quedar a la altura del otro. Lo había visto en uno de esos vídeos virales, no le había tomado sentido hasta ese momento.

- ¿Ya me alcanzas, pequeñito? - Sin quererlo soltó una pequeña risa por los labios en línea recta del castaño.

- Agáchese un poquito más. - Sus mejillas sonrojadas distrajeron lo suficiente a JungKook como para no escuchar la leve voz a pesar de la nula distancia.

- ¿Hablaste?

- Agáchese un poquito más... - Después de soltar la carcajada que lo hizo echar la cabeza hacia atrás, se Inclinó más, esta vez tomando la cintura del otro para no perder el equilibrio.

- ¿Así? - Su labio apresado era una manera de contener las risas.

- Debería empujarlo. - Al mirarlo sorprendido, solo se ganó que le sacaran la lengua.

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𝗛𝗲'𝘀 𝙢𝙮 𝗻𝗲𝗿𝗱 [kσσktαє]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora