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- Pequeño, ¿Qué te parece si vamos por un helado? Así me cuentas más sobre tus libros.

Ambos iban caminando hacia la biblioteca, JungKook con los libros que el menor quería devolver en un brazo mientras el otro rodeaba los hombros del castaño y cargaba las dos mochilas en su espalda.

- Mhm, ¿Estaría bien? ¿Sí puede? - Con su labio entre dientes preguntó mirándolo con la cabeza inclinada por la diferencia entre alturas.

- Pequeño, soy yo quien está invitando. - Su mano dejó un pequeño golpecito en el mentón del otro al tiempo en que devolvía la mirada.

- De acuerdo. - En una pequeña risita le aceptó. - ¡Tengo tantos libros de que hablar! ¡Cerca de aquí hay un centro comercial con una librería pública, podemos ir!

- Creo que los libros te tienen miedo, ¿Este no lo habías sacado ayer? - Su ceño fruncido al señalar un libro de curiosidades del cerebro humano que recordaba el menor le había leído el día anterior.

- ¡Hyung me pone mucha atención! - Entre aplausos y sonrisas festejó que su hyung lo trate diferente a todos los demás.

Es decir, si se trata de alguien más, Jeon decide que la mejor opción es ignorarlo sin escuchar, pero, si se trata de TaeHyung, memoriza hasta la cosa más pequeña e insignificante.

Al doblar el pasillo, Jeon pudo ver a los idiotas que al principio hacían la vida imposible para Tae, así que con una mano en la cintura del menor pasaron.

De ninguna manera permitiría que el pequeño volviese a tener inseguridades por culpa de idiotas así, no, señor. Menos ahora que parece que su pequeñito está más que contento comentado acerca de los tantos libros que quiere mientras él hace notas mentales de sus próximas compras.

- De verdad que cuando leí que sacarían el cuarto libro de la saga, casi me voy al piso. - Sus ojitos brillantes se concentraban solo en él, sin mirar a los simios que los rodearon por detrás.

Al verlos de reojo, el pelinegro hizo al castaño caminar delante de él, avanzando más rápido y con los instintos a flor de piel.

- ¿Qué te parece si te fijas si ahí está la bibliotecaria, bebé? - Señalando la biblioteca tomó al menor de la cintura para después pegarlo a su pecho en una manera de que no pudiera ver a sus espaldas hablándole con una voz dulce para evitar cualquier tipo de sospechas.

En cuanto Tae se adentró en el lugar él se giró para enfrentarlos, dejando de lado su voz dulce y postura protectora para cambiarlas a una arrogante y burlona, además de intimidante.

- ¿Vinieron por otra paliza? - Con la cabeza en alto se acercó al supuesto líder de orangutanes, el mismo que al haber recibido su castigo por molestar a TaeHyung, le suplicó de rodillas que no despidiera a su padre.

- ¿Crees que con lo blando que eres ahora podrías vencernos? - Uno de los perros falderos mantuvo su mirada, retándolo.

- ¿Qué opinaría tu bebé, Jeon? - El líder se puso tras su espalda, preguntándole en un susurro.

- ¿Y qué opinaría tu padre, imbécil? - Se giró, encontrando al que es unos centímetros más bajo. - Según recuerdo, tu padre trabaja para mi familia y te advirtió, ¿No? Que no te metieras con lo mío.

- No metas a mi padre.

- ¡Hyung! ¡Encontré uno de los libros que me dijo, lo llevaré! - Una pequeña y dulce voz le devolvió la cordura que iba perdiendo poco a poco.

- No te metas con lo mío y yo no me meteré con lo tuyo.

- ¡Hyung! ¡El libro está muy alto! - Un lindo castañito intentaba alcanzar el libro deseado dando saltos, sin embargo, era demasiado pequeño.

Observó a los alrededores con mucha precaución y al confirmar que nadie lo veía, lo hizo.

Hizo el berrinche que tanto quería.

Comenzó pataleando y golpeando el suelo mientras en sus labios mantenía un gran puchero con las cejas fruncidas, después el movimiento en sus brazos siguió junto con los gruñidos que dejaba salir.

Ya liberado, volvió a su postura general.

Acomodó un poco su saco que había salido algo arrugado de su maduro acto y luego procedió con el cabello. Una sonrisa de satisfacción al ver que ahora se encontraba como si nada pintó el lindo rostro.

- ¿Mejor? - El labio de Jeon era apresado en un intento de evitar la sonrisa que la situación le causaba.

Todo el estrés y enojo que anteriormente sentía se fue a la borda cuando vió al pequeño hacer su berrinche, cosa que lo obligó a mirar el espectáculo detrás de un estante de libros.

- Toma. - Sin esfuerzo alcanzó el tan deseado objeto y lo entregó al niño que impactado mantenía el rojo en el rostro.

- Gracias... - Lo tomó con ambas manos y una leve sonrisita, su Hyung es genial.

No sabía la razón, pero de manera inevitable cerró sus ojitos al sentir los labios del mayor en su frente y las manos en sus mejillas.

- Ahora por esos helados.

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𝗛𝗲'𝘀 𝙢𝙮 𝗻𝗲𝗿𝗱 [kσσktαє]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora