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Hey...

Esa era como la quinta piedra que lanzaba.

TaeHyung...

La linda casa blanca de dos pisos ubicada en un barrio regular de la zona recibía aquellos pequeños impactos contra la ventana del cuarto perteneciente a un castañito recién despierto molesto por los ruidos.

Bebé...

Entre cada piedrita con nota TaeHyung fruncía más el ceño por lo que no le quedó de otra más que explicar quién era.

Soy JungKook.

Tae abrió los ojos sorprendido. ,¿Qué hacía su hyung en su casa?

Ábreme y te explico. Hace frío.

Por la pequeñita apertura entre la pared y la persiana pudo ver al menor levantarse de su cama aún con los cabellos revueltos pero esta vez con una sonrisa.

Durante algunos segundos lo perdió de vista, sin embargo, a los minutos el sonido del seguro siendo retirado le avisó la llegada de un lindo bebé con un shorts flojo amarillo con dibujitos, una camisa holgada de tirantes blanca que cubría la mitad del shorts. Además de una carita un poquito hinchada, un pucherito, cabellos revueltos y ojitos brillosos.

En las delgadas manos se sostenían las llaves y la última nota mientras Kim intentaba acostumbrar sus ojos a la luz del sol.

- Buenos días, Hyung, ¿Qué hace aquí tan temprano? - Cuando JungKook se colocó a su lado posando ambas manos sobre su cintura para acercarlo, solo se dejó hacer.

- Tardes, de hecho, osito dormilón. - Corrigió dulcemente pasando sus brazos por aquella delgada cintura a la vez en la que dejaba un besito en la mejilla contraria.

El olor de Tae, en general, es muy bueno y adictivo; pero cuando recién despierta es la mejor droga del mundo.

- ¡Hyung, está heladisímo! ¡Pase! - Las pequeñas manitas lo jalaron hacia el interior de la vivienda cuando el propietario se percató de la frialdad en los labios contrarios. - ¿Quiere un té? ¿Porqué no me marcó o algo así?

- Te marqué y mandé mensajes hasta que mi celular se trabó. - Recriminó jugando después de asentir por el té.

- Uh, seguro se apagó. Llegué muy cansado. - Cuando su mente viajó por los recuerdos, inevitablemente sonrió. - Ya están. ¿Quiere subir a mi habitación?

JungKook ayudó a llevar ambas tasas hacia la recámara del menor mientras veía como Kim acomodaba la pantunfla de ositos que se había salido de su pie.

- ¿Y tus papás? ¿Te dejaron solo? - Quizá era porque en el trayecto a la habitación jamás vió a alguien o siquiera escuchó algún ruidito.

- Sí, ya sabe, trabajo. - Sus labios formaron una fina línea que hizo aún más grandes sus mejillas. - ¿Quiere ver algo de televisión? Tengo Netflix.

- Mhm, ¿Qué te parece si vemos televisión un rato y después vamos al cine? ¿Qué dices? - El castañito sentado en la cama con las piernas cruzadas fue tomado de la cintura por un pelinegro en la misma posición.

- ¿De verdad? - TaeHyung se sentía eufórico. JungKook siempre le prestaba atención, tiempo, cariño, y se adaptaba a sus preferencias.

Jamás lo trató mal o le hizo sentir incómodo, al contrario, cuando estaba con el mayor era una misión imposible el mantenerse serio, además de que siempre lo tomaba en consideración, pedía su consentimiento y se comportaba de manera delicada hacia él.

- Solo si quieres y tienes tiempo. - Jeon estaba en una situación muy difícil.

Debería dejar de detallar tanto al pequeño por el bien de su salud mental, sin embargo, no podía; es más, está en duda si siquiera eso es posible.

Es solo que, es tan bonito, en todos los sentidos. Aunque no dijo nada, sabe que en su mochila carga diferentes tipos de croquetas para poder ofrecerles a los animalitos callejeros.

También un día que llegó con los ojitos hinchados, le preguntó la razón, enojado y apunto de asesinar a sangre fría a quién se hubiera atrevido a hacerlo llorar, escuchó al niño relatar dolido cómo y porqué Emily de la película el cadáver de la novia debía encontrar a su príncipe también. Además, agregaba que el viejo gordo ni siquiera debería haber existido.

Si a eso le agregamos que las croquetas se habían agotado causando que no pudiese darle alimento a un pobre perrito callejero, terminó por hacer añicos el frágil corazón castaño.

Kook tuvo que pasar todo el día consolando al pequeño chico que se escondía en su pecho aún soltando suaves sollozos, comprándole dulces y más alimento para perros e inventando un final mejor para la pobre Emily, más estando siempre con él y dándole muchos mimos y palabras de consuelo fue que logró que los ojitos dejaran de lagrimear.

Sin embargo, lo único que no pudo lograr fue calmar el alocado latir de su corazón.

- Sí, ¿Qué dices, bebé? - No esperó que el pequeño que hacía a su sistema entrar en fallo se lanzara a sus brazos después de dejar la taza en el piso.

Su corazón, su mente, su cuerpo, sus pensamientos, todo se detuvo. Todo pasó a segundo plano.

Es que, que Kim solamente le rodeé el cuello con sus brazos y luego le dé un besito en la mejilla son cosas que tardan días en ser procesadas.

- Sí quiero ir, muchísimas gracias, hyung. - Se sintió como un adolescente colegial cuando sin querer lo apretó contra sí mismo, no podía medir su fuerza, de hecho, justo ahora no podía controlar ninguna de sus acciones.

- Entonces, ¿Tienes alguna serie en específico que quieras ver? - Si no se concentraba en otra cosa, seguro saltaría sobre su menor para besarlo hasta que ya no sientan los labios.

- ¿Ha visto Lucifer estrella de la mañana?

¡Incluso en eso es perfecto!

- ¿Qué dices? ¡Si es una de mis series favoritas! - Justo como dos niños pequeños se sonrieron organizándose mentalmente.

Mientras Kim bajó por las palomitas y diferentes chucherías, Jeon bajó las persianas, sacó sábanas, colchas y cobijas para acomodarlas y tener más comodidad.

En menos de diez minutos ya tenían todo organizado, la comida estaba sobre ambos cuerpos acostados cubiertos por grandes cobertores y con el aire frío.

¿Por qué? Porque sí.

Sin embargo, la razón por la que aún no comenzaban el maratón que harían de la serie es que TaeHyung luchaba con el ceño fruncido por encontrar el lado más cómodo de la almohada.

Una era demasiado suave, tanto que al colocar su cabeza sobre ella, esta se hundía completamente, y la otra tan dura que incluso su cabeza dolió momentáneamente.

Y JungKook que observaba todo el show en silencio, con una sonrisa, jaló el delgado cuerpo hacia su pecho.

- Ven aquí, bebé. - Ya con el menor sobre él, dió un pequeño besito en la frente del castaño sorprendido a la vez en la que lo rodeaba con sus musculosos brazos.

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𝗛𝗲'𝘀 𝙢𝙮 𝗻𝗲𝗿𝗱 [kσσktαє]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora