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- Y escúchame bien, sabandija, - Con el agarre que su mano ejercía sobre aquel lastimado cuello, azotó a esa escoria contra los casilleros de nuevo, sin importarle que uno sufrió una abolladura

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- Y escúchame bien, sabandija, - Con el agarre que su mano ejercía sobre aquel lastimado cuello, azotó a esa escoria contra los casilleros de nuevo, sin importarle que uno sufrió una abolladura. - si tú, o las ratas con complejo de idiotas superiores que tienes como amigos, siquiera llegan a pensar en TaeHyung, créanme, créanme que rogaran ir al infierno de una buena vez. - El magullado cuerpo de aquel chico fue azotado contra el piso por milésima vez. - Tienes mi palabra de Jeon.

Los siete chicos en el piso temblaron al escuchar aquello, algunos a penas podían pensar bien, siquiera recordar su nombre, pero todo eso quedó en el pasado al escuchar aquella amenaza por parte del fuerte hombre, con la mandíbula apretada, ojos negros, venas saltadas y postura rígida que tenían en frente.

Se sabe que los Jeon jamás fallan cuando prometen algo con la 'palabra de Jeon', lo toman tan en serio que incluso si se les va toda la vida en hacerlo, lo harán.

- P-perdónanos, perdónanos, por favor. - El chico tomaba fuertemente de su cintura intentando calmar el dolor, dolor que no se asemeja al que sentirá si es que hace algo que al pelinegro no le guste, cuando estás en su mira, date por muerto.

Lo peor del caso de esos chicos es que se han metido con lo intocable, con Kim TaeHyung, el chico de JungKook. Todos lo saben, Kim es como un rey, ni siquiera el director puede hacer o decirle algo si no es que quiere que el peso de la familia más poderosa de Corea, y la quinta a nivel mundial, caiga sobre él.

- No volvernos a meternos con tu chico, lo juro. Solo no nos hagas daño, por favor. - Los sollozos en aquel frío y vacío pasillo se tornaban cada vez más fuertes.

El chico que anteriormente le habló, aún cuando juraba que tenía por lo menos dos huesos rotos, se arrodilló ante el hombre y juntó sus manos para comenzar a frotarlas, pronto los demás le siguieron. Todos tenían el labio roto, un ojo morado, moretones, sangre, cortadas y demás, pero antes que atender aquel dolor, lo primero era ver si es que podían conseguir un poco de misericordia del mayor, incluso si para eso deben humillarse.

- ¿Ustedes... - Al levantar la cabeza, a pesar de que algunas lágrimas complicaban sus vistas, observaron como JungKook tenía el ceño fruncido y la lengua se marcaba en su mejilla al mismo tiempo en el que abría los antes cerrados ojos en un intento de asimilar lo que pasaba. - ¿Ustedes realmente piensan que por humillarse los dejaré ir, que vivirán felices por siempre después de haberse metido con mi chico? ¿Aún cuando lo hicieron dos veces? - Y de nuevo las lágrimas los atacaron cuando vieron los que con TaeHyung serían unos ojitos de Bambi convertirse en la entrada al infierno.

No podían reconocerlo.

Era tan diferente a cuando está con ese castaño. Ahora ni puede catalogarse como una mirada humana, es algo inexplicable pero que causa un temor tan real que uno de ellos orinaba en los pantalones, literalmente hablando.

- Lárguense. - Con el cuerpo y la voz rígidos, ordenó. Debía calmarse si es que quería estar a tiempo para encontrar a Tae en la entrada con un aspecto decente y no este todo lleno de sangre y fluidos. - Más les vale no hacerme enojar.

𝗛𝗲'𝘀 𝙢𝙮 𝗻𝗲𝗿𝗱 [kσσktαє]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora