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Jeon Jungkook es alguien bastante reconocido y respetado. Se sabe qué no es una idea inteligente tocarle los huevos, con una sola llamada puede joderte la vida.

Sin embargo, no es respetado por los contactos que tiene, sino por sus grandes valores, a pesar de todo el peso que tienen sus palabras, jamás hizo uso de ellas. Nunca pidió ayuda o protección de aquél hombre que lo había tomado bajo su ala.

Era un secreto a voces; Jeon Jungkook, hijo de Kim SoMi y una rata despreciable que abandonó a su familia después de traicionar a una de las mafias más grandes en Corea.

El pobre niño tan solo tenía 10 años cuando entendió lo que su padre hizo, cuando entendió las consecuencias de lo que había hecho. El niño sabía que el jefe de la mafia traicionada iría por ellos, por su mamá y por él, así que decidió ir por su cuenta.

Todos en aquel edificio se congelaron al ver al hijo del traidor entrar por las grandes y pesadas puertas y a pesar de que creyeron que el niño iba a llorar y suplicar por piedad, fue todo lo contrario. Entró con la cabeza en alto y con pasos fuertes y seguros, se dirigió a uno de los tantos empleados que lo observaban y le pidió que lo llevara con el jefe.

— Niño estúpido, es mejor que vayas y te refugies con tu mamá, no sabes lo que estás haciendo. — Le gritó un hombre de voz ronca que se encontraba en la puerta.

— ¿No hablé bien? Quiero ir con el jefe.

Los empleados de aquél lugar decidieron llevarlo, total, si el niño quería morir; que muera.

Una vez frente al despacho con olor a tabaco y algo parecido al alcohol, Jeon abrió la puerta sin siquiera pedir permiso, su padre ya había puesto un blanco en su espalda, ¿No? ¿Por qué no hacerlo más grande?

El jefe Kim SooHyun abrió solo un poco más sus ojos al ver al hijo del perro de Jeon BaeSoo.

— ¿Qué buscas aquí, niño? — Preguntó con una sincera curiosidad, ¿No debería esconderse en estos momentos?

— Deja a mi madre en paz. — Habló fuerte y claro aquel niño, ni siquiera titubeó al verlo a los ojos.

— ¿Cómo dices? — Una pequeña sonrisa se asomó en sus labios al ver al niño, le recordaba tanto a él mismo de pequeño, tan valiente y rudo.

— Deja a mi madre en paz. Mi padre te traicionó, sé lo que le hacen a los traidores y a su familia, así que estoy aquí. Pagaré los errores de mi padre, pero no metas a mi madre en esto.

— Que gran hombrecito eres, Jungkook.

Desde ese suceso, SooHyun tomó bajo su manto a la familia Jeon, a la madre simplemente para que Kook no se alejara, sin embargo había sido una gran decisión. Jeon era su mayor orgullo, lo quería como a un hijo, quizás más, Jeon era todo lo que él quería tener en el hijo que le arrebataron hace años.

Así, sin decirlo ni pensarlo mucho lo decidió, Jeon sería su heredero y el hijo que nunca pudo proteger.

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Con Jeon sentado en el sillón y TaeHyung acostado en su pecho, el pelinegro recordó algo muy importante.

— TaeHyungie... Amor, hay muchas cosas que todavía tenemos que hacer.

— ¿Mm? ¿Qué cosas Kookie Hyung? — Lo miró desde abajo con sus ojitos entreabiertos al igual que sus labios, sus rechonchos, rojos y carnosos labios.

Que Dios lo perdone, pero Jungkook no es el guerrero más fuerte.

— Primero dame un beso. — Le dijo mientras lo tomaba de las caderas para acercarlo más hacia él y tener más acceso y libertad para besarlo.

Lo besó, lo besó lento pero apasionado, era un beso que el mayor dominaba, uno que sumado a los toques y apretones que Jeon daba en los muslos, cintura y cadera del menor hicieron a Kim temblar al terminar.

Cuando Tae se separó para tomar un poco de aire con la mejillas sonrojadas, los ojitos brillosos y sus labios más rojos y gruesos debido a las mordidas, Kook no pudo dejar de amasar su cuerpo, principalmente sus muslos.

Cómo se dijo anteriormente, Jeon no es el más fuerte y TaeHyung tiene un cuerpo demasiado hermoso para la salud del mayor, además justo ahora trae shorts.

— Carajo, amor. Algún día me va a dar algo. — Le acusó mientras sus manos apretaban más los suaves muslos y su boca dejaba besos húmedos por todo el cuello del castaño en un intento de retomar el control de su cuerpo.

— Kookie, ¿Qué tenemos que hacer? — Preguntó sin mirarlo, tenía miedo de que si sus ojos se encontraban Jeon pudiera leer todo lo que le causan sus toques y besos.

— Primero tenemos que ir a visitar a alguien, TaeTae. Es alguien importante para mí, creo que necesito que lo conozcas.

— ¿Vamos a ir ahorita? — Preguntó intentado bajarse para ir a cambiarse cuando recibió un del mayor. — Tienes que dejarme ir, Kookie, no puedo ir así.

— No puedo. — Respondió el pelinegro aparentandolo en un abrazo mucho más fuerte, pero que aún no se sentía suficiente.

De hecho, creía que nunca sería suficiente, no importa cuánto tiempo bese a TaeHyung o de qué manera, siempre va a necesitar más. No importa si llevan una semana abrazados, aún no es suficiente. Todas las palabras bonitas del mundo jamás serían suficientes para describir a TaeHyung, menos lo que siente por él.

Incluso si pasara toda una eternidad amándolo y besándolo, cuidándolo, haciéndolo suyo, protegiéndolo, jamás será suficiente, necesita algo más que la eternidad para poder demostrar aunque sea un cachito de su amor por él.

Ni siquiera todas las cosas caras del mundo son algo contra lo que él podría darle a TaeHyung para demostrar su amor, el Rolex más caro sería una baratija contra lo que debería portar un ángel como él.

Y Jeon está dispuesto a poner a todo el mundo de rodillas ante su chico si es que él se lo pide, está dispuesto a poner en sus manos la joya más cara del universo, y muy bien sabe él que ni siquiera así sería digno de tenerlo a su lado.

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Llegaron a una enorme mansión por medio de la motocicleta de Jungkook, ¿Su parte favorita? Cuando TaeHyung se aferraba a él al acelerar.

— Muy bien, bonito, baja, llegamos.

Después de estacionar la motocicleta en uno de los tantos espacios del estacionamiento, ayudó a su chico a quitarse el casco. Aún no podía superar lo hermoso que se veía con su gorrito blanco, su suéter de manga larga y su lindo overol holgado; simplemente celestial.

Inesperadamente, TaeHyung se aferró a su cuello y escondió su cabecita ahí mismo.

— Te amo muchísimo, Kookie Hyung. — Le habló con la voz más chiquita y linda que Jeon haya escuchado jamás. Tan hermoso.

Su corazón latía tan fuertemente que a estas alturas, Kim sería sordo si no lo hubiera escuchado ya.

Sin embargo, no lo asustó, no le asustó exponerse tanto a una persona, no le dió miedo dejarse a su entera disposición, no, señor. Si su TaeHyungie quería lanzarle un ladrillo a la cara el con gusto se acercaría para que su lindo hombre no tuviera que esforzarse mucho.

Y supo que estaba perdido, irremediablemente perdido cuando encontró lindo su pensamiento.

¿Que su bonito lo golpeé? Joder, ¿Dónde firma?

— Muy bien, bonito. Aquí vamos.

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𝗛𝗲'𝘀 𝙢𝙮 𝗻𝗲𝗿𝗱 [kσσktαє]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora