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- Hey, mírame. - Llevaban Al rededor de quince minutos meciéndose con el gran suéter del mayor cubriénsolos del frío, a pesar de que tenían dos horas libres por la maestra embarazada de JungKook y el maestro lesionado de Tae, no quería que Kim se fuera a clases sin desayunar. - Ni creas que te vas a librar del desayuno.

Unos intentos delicados por levantar ese delgado mentón después, obtuvo unos bonitos ojos a centímetros. Sin evitarlo, su dedo masajeó suavemente la delicada piel mientras que su otra mano aún estaba en la cintura del menor esparciendo más caricias.

- Ya no tengo hambre. - Meció sus pies que quedaban algo elevados del suelo por estar encima del otro al tiempo en que se acomodaba mejor en el pecho contrario.

- Bueno, pues no fue pregunta. - De manera severa miró al chico sobre él. - Estás muy delgado, TaeHyung, me preocupas, no quiero que en clases de deportes te desmayes. Imagínate lo que puede pasar. - Sus grandes ojos preocupados eran el resultado de todos los escenarios malos que su mente creó. - No es un juego, a penas y comes. - Le señaló el plato con algunas cositas menos, pero igual a como estaba antes de servirse.

La verdad es que Jeon al ofrecer un desayuno juntos, en parte fue por eso, había notado que su menor se la pasaba todo el receso hablando pero no tocaba su plato, además de que podía pasar tiempo con el.

- Es más, no está a discusión. Vas a comer. - Sentenció atrayendo el plato lleno del menor hacia ambos.

- Quiero que nos quedemos así. - Con un pucherito y carita de perrito de la cual conocía el efecto en Jeon, no conocía la razón, pero sí lo que causa.

Causa que cada vez que se queda dormido en el hombro de JungKook, este no lo despierte y lo lleve en brazos como en los libros, causa que el pelinegro no se oponga cuando le pide sentarse junto a él en todos los recesos. Causa que le dé dulces aún cuando no debería comer tantos, pero siempre causa algo que Kim no sabe, que JungKook se sienta atacado por miles de unicornios y cosas coloridas en su interior.

El lado malo es que el castaño no sabe que puede hacer a Kook ponerle el mundo a sus pies sin hacer su boquita de patito. Solo si se lo pidiera lo tendría.

Le daría cualquier cosa a esa pequeña bolita tímida y manipuladora.

- Y así nos vamos a quedar. - Inmediatamente Kim levantó la mirada con ese brillo y sonrisa que conocía muy bien, estaba victorioso. Con ambas manos en el pecho del otro, acomodó su cabecita entre estos y sonrió satisfecho al sentir ese calorcito que tanto le gusta. - Pero vamos a comer.

Se levantó con una carita que hizo a Jeon reír, echando su cabeza hacia atrás. El ceño del menor se había fruncido y sus labios en una línea recta mientras lo miraba feo.

- No. - Nuevamente se puso en su lugar cómodo y seguro, negándose a obedecer, prefería el lugar calientito.

- Sí. - Se inclinó para poder tomar ambos platos y llevar algo de comida a su boca para después tomar un poco de la del menor y acercarla a la tierna boquita cerrada.

El otro solo se escondió de nuevo en su cuello soltando muchos "hum" enojados para dar a entender que de ninguna manera dejaría que lo alimentara.

- Basta de berrinches... - Con una sonrisa se sacudió para sacarlo de su escondite. - ... Si no comienzas a comer ahora, te daré comida como a los bebés.

Ahí estaba, el chico que lo tenía loco mirándolo de manera retadora.

- Tú lo quisiste. - Se sentó de manera correcta para luego tomar la cuchara y acercarla como "avioncito" - Bebé, dí "ahh" - El niño ya comenzaba a avergonzarse cuando el mayor cumplió lo que dijo, haciendo todo y los sonidos.

Pero seguía negándose, razón por la que la cuchara se impactó en sus labios.

- Solicitamos permiso para aterrizar, cambio. - La voz del pelinegro cambiando a un tono más grueso mientras veía al pequeño cubrirse con sus manos.

"¡Hyung, ya!" habría sido el grito de Tae de no ser que en cuanto abrió la boca, Kook metió la cuchara.

- Rico~ - Con risitas nasales depositó un besito en la perfecta nariz viendo a los ojitos brillar con más intensidad.

Tal vez no sea tan malo.

Y con ese pensamiento en mente, Kim se dejó alimentar por completo mientras recibía mimos, cumplidos y caricias. Además de una que otra broma o recomendación de libros.

- ¿Me prometes que comerás tus tres comidas diarias bien? - Luego de dejar ambos platos en la mesa, miró al niño con las mejillas abultadas.

- ¿Me alimentará así diario? - De nuevo acostado en su pecho lo miró.

- Sí. - Con la nula distancia entre ambos rostros, era aún más fácil apreciar la hermosura contraria.

- Entonces yo también. - Se acercó un poquito más dejando sus bracitos por el cuello y depositando un besito en la mejilla para volver a esconderse. De verdad que era cómodo.

- Bien, bebé. - Aprovechando la situación, él, tentando a su suerte, dejó un besito en el cuello/hombro del otro.

Deleitándose con la suave y perfecta piel, así que también frotó su nariz en la piel, llendo desde la punta del hombro hasta la orejita del castaño, embriagándose con el adictivo olor y reforzando su agarre de ambas manos en la cintura.

- TaeHyung... - Llamó con una voz más suave y bajita, sin querer arruinar el ambiente de tranquilidad.

- Mhm. - Dió a conocer su atención por medio de aquel sonido igual de bajo que el sonido del otro, sin querer dejar la linda comodidad, mucho menos la sensación cálida en su pechito.

- Eres un bebé... - Una mano se pasó de la cintura a los cabellos contrarios, dejando más mimos a la par en la que disfrutaba los susurros mutuos en los oídos.

- Mi bebé. - Dejó las caricias para tomar su nuca y cintura simultáneamente y pegarlo con fuerza a sí mismo, sin llegar a dañarlo.

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𝗛𝗲'𝘀 𝙢𝙮 𝗻𝗲𝗿𝗱 [kσσktαє]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora