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Pues la cosa fue así:

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Pues la cosa fue así:

Los perros guardianes de TaeHyung (apodo cortesía de JungKook) buscaron una excusa para dejar a la pareja de no-novios solos, Jeon aprovechando eso, se fue acercando tan cautelosamente que incluso podría parecer un depredador acechando a su presa.

- Háblame de ti, pequeño. ¿Qué es lo que te gusta? - Con los nervios haciendo que su garganta se cerrara, el mayor se acercó al castaño hasta el punto de rosar ambos brazos.

- Mhm... No lo sé, creo que me gusta estudiar, aunque también podría ser por mera costumbre. - En la boca tenía una mueca con los labios en una línea recta y sus lindos mofletes inflados.

- ¿Eso significa que estudias bastante? ¿Cada cuánto? - Inclinó su cabeza hacia abajo por la diferencia de altura, mientras que TaeHyung tuvo que elevar la cabeza.

- Sí, desde pequeño tuve una meta, y para eso debo ser alguien importante. - Cabellos castaños, ya un poco largos y necesitados de un corte, cayeron despreocúpadamente por su frente, importándoles muy poco si impedían la vista al menor que los retiró delicadamente con una delgada mano. - ¿Y a usted?

- Me gusta hacer ejercicio, algunos creen que lo hago por un buen cuerpo para atraer mujeres, o para intimidar, sin embargo lo hago para relajarme. Nunca he sido bueno con las palabras o las emociones, mi única manera de liberarme y expresarme es através de los golpes. - Concluyó, muchos creían en los estereotipos de que un hombre solo usa el box para tener culos a escoger, pero no era así, no con él.

- ¿Con todas las emociones o solo las buenas? - Se detuvieron unos segundos para airarse inconscientemente.

Uno podía mirar una linda nariz perfecta con un lunar en ella, una bonita piel ni tan blanca ni tan morena; perfecta. También unos labios gruesos pero lindos, las pestañas eran espesas, cuando aquel parpadeaba, éstas tocaban suavemente las mejillas levemente coloreadas de rosita, además las cejas con una forma tan bonita que lo hacía parecer un ángel. El cuerpo era una obra de arte, la más bonita en realidad, delgado y con suaves curvas, se abultaba en los lugares correctos, algunos de sus huesos como las clavículas se marcaban en la piel, así como podía mirar parte de sus hombros por la camisa negra de manga larga que tan grande le quedaba, esta se hacia a un lado por el movimiento que hacía el portador, el pans siendo perfecto para amoldar sus cintura, cadera y muslos delgaditos.

En cambio, el otro veía una nariz algo curva, labios delgados con un pequeño lunar abajo de ellos y un piercing en la ceja izquierda. La piel blanca, como un copo de nieve, notó que su mandíbula era algo sumamente marcado en su cuerpo, ella daba inicio a un cuello grueso para luego bajar a unos hombros anchos y fuertes.

No quiso bajar más la vista, ¡Qué vergüenza, dirá que es un pervertido!

- Sí, con todas. - Decidió dar un pasito al frente, ahora inclinando totalmente su cabeza por el poco espacio entre ambos, tomó la mejilla que lo había llamado desde que pudo apreciarlo por primera vez, aún manteniendo el contacto visual anterior que en ningún momento había flaqueado.

- Eso lo explica...

La mirada del menor se dirigió hacia abajo, escaneando completamente el cuerpo del pelinegro.

- ¿Qué cosa? - Intentó seguir su mirada, acercándose un poquito más, presa del instinto, una mano muy rebelde puede que, quizá, haya encontrado un buen lugar en la pequeña y suave cintura.

- Hyung... - Cuando TaeHyung levantó la vista, el azabache ya estaba a unos cuantos centímetros de su rostro.

- ¡Chicos, les trajimos helado!

¡Yupi! ¡Ay, pero que suerte!

𝗛𝗲'𝘀 𝙢𝙮 𝗻𝗲𝗿𝗱 [kσσktαє]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora