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— Kookie, pon atención a la película, creí que era tu favorita. — Regañó Tae cuando Jungkook se acomodó de nuevo para sentirlo más cerca de lo que ya estaban.

Estaban en una posición de cucharita, Kook siendo la cuchara grande, sin embargo, en lugar de ver la película como se suponía que iban a hacer, el mayor decidió que era mejor besar la nuca y cuello del menor. Y, ¿Por qué no? Acariciar su cintura, caderas y un poquito de sus piernas.

— Me gustas más tú qué Iron Man. — Respondió simple con una pequeña sonrisa. — De hecho, me gustas más que cualquier otra cosa.

— ¡Hyung! Se te está haciendo costumbre, mano larga. — Se refería a la nalgada que el pelinegro le dió, como respuesta recibió otra a la vez que Jeon apagaba la televisión y lo volteaba para que quedara sobre su pecho.

— Se nos está haciendo costumbre, lindo. — Corrigió y con más confianza puso una mano sobre el trasero contrario. — No creas que no me doy cuenta de cuando manoseas mis piernas y mi pecho, pequeño pervertido.

La carcajada sonora de Kook solo logró avergonzar aún más al menor, creyó que nunca sería descubierto, que iluso.

— Pero, está bien, al final del día, soy tuyo. Puedes tocarme todo lo que quieras. — Levantó la cabecita de Tae sólo para darle otro beso. — Así como tú eres mío, y por ende, puedo hacer esto. — Y dió otra nalgada un poco más fuerte, pero, en lugar de retirarla como en ocasiones anteriores, dejó su mano ahí apoyada y de paso dió un apretón.

— Kookie, dame un beso. — La timidez era algo que al parecer jamás se iría por completo.

El mayor se subió encima del menor, entre sus piernas, y se apoyó sólo en uno de sus brazos para tener mejor acceso. Apartó algunos cabellos rebeldes de su carita y después comenzó a acercarse lentamente sin perder ningún detalle.

Comenzó lento sólo dando leves porbaditas de los adictivos labios que lo volvían loco, la pequeña mano en su nuca le daba una sensación tan única, tan perfecta. Este era su destino, lo sabía. Para esto nació.

Después, tomó un poco más de terreno, hasta tener su lengua explorando la boca contraria. Los hermosos jadeos ahogados de TaeHyung los encontraba fascinantes y, por algún tipo de instinto egoísta y posesivo, quería más de ese encantador sonido, pero quería que sólo él fuera capaz de escucharlos. Quería averiguar qué tan alto se podían escuchar esos jadeos, pero bajo ninguna circunstancia compartiría sus conocimientos sobre el hermoso sonido.

Cuándo su menor estaba por quedarse sin aire, se separó y empezó a repartir más besos por la mandíbula hasta bajar a su cuello, donde la tención lo superó y comenzó a chupar y morder.

Las piernas del castaño lastimaron sus costados cuando intentaron cerrarse en un intento de protección ante el gran placer que sentía, pero no pudo importarle menos, y peor aún cuando el castañito soltó un ligero gemido que no pudo contener y que causó un remolino en su interior.

Contento, satisfecho y anhelante se separó para apreciar la marca que le había hecho en el cuello. Perfectamente a la vista de todos. En un lugar que fue tan fríamente calculado y elegido.

— Mis marcas se verán genial en ti, bonito. — Dijo después de dejarle un pequeño pico en los labios.

— Hyung, recuerda que debemos ir a clases. — Quiso desviar el tema el menor, avergonzado del sonido que hizo hace unos minutos.

— ¿No viste el mensaje, amor? — Tomó a TaeHyung entre sus brazos para pararse e ir a echarle un ojo al cachorrito que jugaba con todas las cosas que Jungkook le había comprado y que había traído en aquellas bolsas esa mañana. — Suspendieron clases hasta nuevo aviso. No dijeron porqué.

Depositó un pequeño beso en la nariz contraria al ver la mueca de sorpresa.

— Hablando de eso, ¿Qué te parecería ir a mi departamento lo que resta de la semana? Digo, si no tienes planes, me gustaría llevar a mi hermosa familia a mi lugar. — A pesar de la tranquilidad con la que dijo aquello, por dentro estaba que se moría de los nervios.

Tenía tiempo pensando aquello, también por eso había hecho una depuración masiva de su departamento y había conseguido todos los muebles que anteriormente no había comprado porque no consideraba necesarios. Todo sólo por llevar a su bonito y dar una buena impresión. Quería que supiera que él sería un gran proveedor, incluso cuando sabía que su lindo novio era más que capaz de sobrevivir por sus propios medios, quería que lo considerara su proveedor.

Por alguna razón se dió cuenta de que ese siempre había sido su objetivo, que siempre había deseado que Tae lo mirara cómo su protector y su preveedor, era algo estúpido y anticuado, pero era un anhelo muy profundo en su corazón.

— Si mis padres me dan permiso, estaré encantado, Kookie.

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𝗛𝗲'𝘀 𝙢𝙮 𝗻𝗲𝗿𝗱 [kσσktαє]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora