43- nada es lo que parece

6K 895 591
                                    




Otro capítulo para ustedes. Por darme tanto amor y leer todo esos comentarios tan graciosos jajaja las amo. Esta canción de arriba refleja algo más abajo que ya verán.


————-

—Vengan aquí, les quiero mostrar algo —dijo mi abuelita, tan reluciente y hermosa con ese vestido floreado y primaveral. Ella, agachada y mirando sus flores nos pedía que nos acercáramos, yo estaba leyendo Harry Potter encime de mi árbol favorito. Si era alto, a Eva le daba miedo treparlo porque siempre ha sido cuidadosa con su piel, no se porque ella es tan perfeccionista. En fin, hace poco cumplimos diez años y hoy domingo prometía una excelente lectura.

Eva dejó de peinar a su muñeca Hanna, así le llama, no permite que nadie la toque más que ella. Fue directo a donde mi abuela y se detuvo a observar, yo no perdí intriga, pues me lancé del árbol y terminé raspando mis rodillas, al menos no fue tan grave como cuando mi vestido se quedó en una rama y casi muero en el intento de bajar.

Ja, ese día fue gracioso.

—¡Erika, ten más cuidado! Ya te he dicho que deje leer encima de un arbol, puedes llegar a peor si te desploma de allí —dice mi abuelita con su gesto de señora molesta.

—Es que Erika no tiene límites, abuela, mírala, no le importa ensuciarse. Ew, yo no quisiera arruinar tanta ropa como lo hace ella —espeta Eva y le saco la lengua acercándome a ellas.

—Le temes al éxito, hermanita. Si no te arriesgas, no ganas. Para levantarse hay que caerse, nunca lo olvides.

Si, siempre me gusta recalcar mis lemas y frases que me inspiran a ser como soy: un alma libre.

—Tú y tus tontas frases —resopla vagamente.

—Abuelita, ¿qué querías mostrarnos? —paso de Eva para prestar mi atención en la mujer más hermosa creada por el universo, y por mis bisabuelos, obvio.

Ella tan dulce, sonríe y se agacha, nos invita con su mano en una seña graciosa, para que nos bajemos a observar. Me agacho junto a ella y Eva sube su vestido perfecto más arriba de las rodillas para no ensuciarse. Se agacha y mira a donde mi abuela nos muestra. Allí hay dos hermosas flor rojas.

—Miren, ya han nacido mis flores, pero es curioso, de todas están son las que más han florecido y están hermosas.

Me quedo mirando las flores, enamorada de su color. No es que me gusten mucho, pero acepto que son hermosas.

—Son hermosas —dice Eva emocionada—. Es extraño que las demás no estén igual.

Mi abuela sonríe picarona como si ocultase algo.

—Es que quizás... yo estuve dándole más cariño a estas dos. Quiero decirles algo, primero deben buscar la diferencia de una a la otra.

Eva y yo nos quedamos observando de cerca, con temor de tocarlas y arruinarlas. Tardamos unos minutos, no pude encontrar nada, pero Eva si.

—La diferencia es que una tiene espinas y la otra no —dice sabionda y orgullosa de descubrirlo antes.

—Exacto, las imagino como ustedes. Son parecidas, tienen cosas en común, pero ciertas diferencias. Como ven, una tiene espinas y la otra no tiene. En este caso, pondremos que tú, Erika, tiene espinas, eres la más audaz, te encanta ser un alma libre, te gusta los riesgos pero si alguien intenta lastimarte, tus espinas te defienden. Tus espinas serían tu orgullo, capacidad y defensa de la vida. Por el otro lado, Eva sería la que no tiene espina, es una niña ejemplar, le gusta el orden y no tomar riesgos. Cuando se molesta permanece callada para evitar más problemas, se aparta del peligro y puede ser tan frágil cómo esta flor.

Conquista a mi novioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora