59- déjame sin aire

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Mis amores, están de suerte, como escribí durante horas y estaba inspirada, he escrito 11k palabras, así que son dos capítulos para que puedan leer en calma. Pero eso si, merezco muchísimo amor por parte de ustedes, porque estamos juntas desde la distancia y porque amamos este libro.

.....

El estupor que siento en este momento, expresa a la perfección los gestos que delatan mi expresión al ver a Marcus. Si, es que lo recuerdo perfectamente, si no me equivoco, este chico fue el mismo que había chocado conmigo aquel día en que estuve en la farmacia comprando las pastillas. Recuerdo que ese día James se puso celoso.

Marcus Lewis, bonito nombre. Él me repasa con la mirada como si buscara en su mente mi rostro conocido. Repaso su vestimenta, tiene puesto una camiseta blanca y por fuera un abrigo de cuero color negro, combinado con su pantalón de cuero y botas trenzadas. El susodicho me sonríe y se acerca dándome su mano en señal de saludo.

—Hola, un placer —me saluda, pienso que no me recuerda. Estrecha su mano con la mía y una corta risa se me escapa de adentro.

—Ericka Black, creo que ya nos hemos visto antes —aseguro soltando su mano. Marcus achica sus ojos y luego los agranda en cuanto me recuerda.

—Ya te recordé —celebró chasqueando sus dedos al aire—. Eres la chica de la farmacia que chocó conmigo.

—La que viste y calza —ironizo—. No pensé que fueses el interesado en comprar mi moto.

—Chicos, entiendo que se conozcan, pero sería mucho mejor si conversan sentados, estamos molestándole la vista a los demás —interrumpe mi agente insistiendo en que nos sentemos y tengamos una charla más amena y cómoda.

—Si, tienes razón —respondo tomando puesto en la silla. Marcus no duda en sentarse a mi frente y mi agente Joseph en medio de ambos.

El moreno quiso responder mi pregunta pero el mesero interrumpió tomando la orden de la bebida y comida, siendo realista no quiero tomar alcohol hasta llenar mi estomago, porque podría morirme. Pido costillas de cerdo a la BBQ con ensalada de patatas, y de bebida un batido de fresa, hoy me comeré a mi cara de papa favorito, literal. Marcus pidió una cerveza pero se negó a comer algo porque ya había comido antes de venir, en cambio Joseph ordenó alistas picantes con papas fritas; su plato preferido.

—Bien, con respuesta a tu pregunta, he estado interesado en esta moto desde el momento en que vi la publicación de Joseph, en donde la puso en venta. Tengo más de una semana en que lo había contactado suplicándole que me diera tiempo para reunir la cantidad del dinero exacto, hoy ya es posible.

Una sonrisa muestra su perfecta dentadura, es un chico muy simpático.

—Así es, y estamos felices de poder cerrar este negocio en este día —aseguró Joseph.

—Me alegro mucho de poder vender mi moto a alguien que me parece que puede cuidarla a la perfección; tienes pintas de ser motociclista —curioseo sin dejar de lado mi sonrisa.

—De hecho soy paramédico, pero fuera de mi labor me gusta manejar motos y se me hace más fácil para desplazarme por la ciudad evitando el horroroso tráfico del día —aclara y corta risa de mi parte hace juego con la suya.

El mozo trae la bebida y la coloca en la mesa, no dudamos en darnos un buen trago para aligerar la garganta.

—Pues iniciemos con el proceso —dice Joseph—. Así tendremos tiempo para charlar, aunque tengo que irme dentro de veinte minutos, porque el trabajo me llama.

Conquista a mi novioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora