60- adiós, amor.

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—Pudiste pasar estos días conmigo, ya que te vas debiste al menos darme un chance de vivir lo que ya no podré vivir a tu lado cuando regreses.

—¿Y quién te asegura que puedo regresar? No esperes nada de mi porque yo tampoco puedo esperarlo.

Quise ser fuerte pero me duele mucho que él esté en modo negación, que su ira sea incontrolable y me esté apartando así.

—Que rápido olvidas tus palabras, que fácil se te hace aparentar que nada te importa y que yo soy un maldito cero a la izquierda en tu vida. Un día dices que me amas, otro día dices que me odias. Un día me haces el amor, otro día me rechazas. ¿Dónde quedaron tus promesas? Dijiste que no volverías a ofenderme o hacerme sentir tan miserable como ahora mismo. Yo no te estoy exigiendo que te quedes conmigo, porque no lo vas hacer, solo te estoy pidiendo un maldito momento porque, —el llanto me desgarra la voz y oculto mi boca cuando el sollozo se me escapa, y lloro—, porque te amo, porque quiero tener un bonito recuerdo antes de que te vayas de mi vida.

Limpio mis ojos y mi pecho sube y baja con el ritmo de mi corazón desenfrenado. James relaja sus hombros y mirada, ahora me mira con pena y tristeza. Agacha su cabeza en señal de arrepentimiento y agradezco que en esta parte del lago no está hondo y me permite caminar hasta él. Me detengo y mantengo la mirada fija en su rostro, sin dejar de sollozar.

—Lo siento, soy un maldito, no te merezco —susurra y me mira a los ojos—. Es que... me comunicaron que me van a cambiar de base, pues la que teníamos construida fue atacada por los enemigos y... murieron tres de mis compañeros.

Me cubro la boca por el terror de su confesión. ¡Oh Dios mío!, esto le hubiese ocurrido a James si se hubiese ido antes. No, no puedo pensar así.

—Preciosa, no te quiero preocupar, realmente no quiero eso, pero tengo una misión un poco... —pausa y me mira temeroso, eso me asusta muchísimo—... riesgosa, igual tengo que construir de nuevo y al menos estaré con los chicos, incluso con Ryan. Me sentí muy mal porque se suponía que me tendría que ir en tres dias más, pero me han dicho que debo partir mañana. No quise ver a nadie, intenté disimular que estaba bien, pero no pude, me hundí en el abismo y quise estar solo, porque ya debía hacerme la idea de que tambien allá me sentiré igual. Porque he perdido amigos toda mi puta vida, porque ya estoy cansado de esta maldita guerra.

James se destroza y un alarido se le escapa en cuanto llora. Lo abrazo y su mentón se queda en mi hombro. Me aferro a su cuerpo, no quiero verlo así.

—L-lo s-siento mucho —susurro tratando de ser fuerte pero me está doliendo tanto como a él.

—Yo... yo solo quiero que esto acabe, respirar libertad. No quiero sentirme prisionero lo que me resta de vida. Dios mío, tengo que ser fuerte, no puedo dejarme derrotar porque si me hundo las personas que me aman se hundirán conmigo, y no, no quedo destrozarles más el corazón, solo quiero que sean felices.

Me niego a dejarlo caer y lo aprieto más fuerte contra mi cuerpo. Finalmente me corresponde rodeando sus brazos sobre mi espalda, y recibo un beso suyo en mi frente.

—Perdóname por hacerte sentir tan mal, pero no estaba preparado para verte porque me va a doler más, como me está doliendo en este preciso instante.

Busco sus ojos en cuanto levanto mi cabeza y me mira fijamente. Limpio sus lágrimas y absorbo mi nariz tupida.

—No quiero que te vayas triste, quiero hacerte feliz, quiero quedarme contigo aunque sea esta noche. Por favor James, déjame estar contigo, porque nadie se merece este momento más que nosotros. Porque somos fuego, somo pasión y entrega, solo somos tú y yo.

Conquista a mi novioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora