4- frío como el hielo

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—Pues ya estás conociendo parte de mi, eso es bueno, ¿no?

Se detiene nuevamente tras avanzar y se gira dejándome paralizada un instante, doy un paso atrás cuando él se acerca y pienso que es para decir algo molesto, pero me sonríe acariciando mi mejilla y suspira.

—Si me gusta, y quiero que sepas que estás más hermosa que antes, no sé, te ves con más brillo, con más energía y además estoy seguro —me toma de la cintura y me pega a su cuerpo, me quedo estática, aturdida sin nada que hacer, ¿qué se supone que haga? —, que tienes... —su mano viaja por mi espalda y dentro de la chaqueta, y me exalto cuando aprieta mi culo—... Eso, más culo, estaba seguro que si. Te ha servido mucho haber ido al gimnasio.

Por Dios, ayúdame.

Éste tonto me está tocando descaradamente.

Le quito su mano y forzo una sonrisa.

—Si, pero nos están viendo, así que por favor no hagamos una escena sexual ante los demás.

Se ríe alejándose un poco y de nuevo me da esa mirada perversa.

—Si supieras la ganas que te tengo, no estarías ahí parada —me guiña el ojo y se gira caminando.

¿Se te olvidó respirar, Erika? ¿Acaso tus piernas no se pueden mover por los temblores?

Se supone que tu lo vas a conquistar, no él a ti.

No puedes dejar que te toque descaradamente y que vaya más allá. Ve planeando como quitartelo de encima. Cualquier excusa es válida.

En cuanto llegamos al famoso auto rosado, un mustang  Gt.

De verdad que mi hermana tiene un gusto horrible, no con el auto, con el color.

Si pones el cuerno en éste auto, media ciudad se daría cuenta, dirían: oigan, vean el auto rosado de Eva en ese hotel de paso.

—¿En serio trajiste éste auto? —inquiere.

Frunzo el ceño.

—¿Por qué no?

—Te he dicho mil veces que ese color es horrible.

Me río, porque pensamos igual.

Si Eva, ese color es horrible.

—Mínimo te lo sacaste en  un concurso de Barbie.

Me río nuevamente a carcajadas y me recargo del auto para poder respirar.  Me mira extraño.

—¿Por qué te ríes? Si siempre que opinaba de tu auto, me ofendias.

Dejo de reír. ¿Qué Eva lo ofendía?

¿Por qué?

—No es cierto, nunca te he ofendido.

Es que mi hermana es muy amorosa y romántica, no creo que sea un tipo de chica que ofenda a su novio por un auto.

—Eva, eres demasiado perfección perfeccionista en todo, y más de una vez me dijiste "no te metas con mi auto, me gusta así,  a ti te gusta matar gente, y yo no digo nada"

Mi cara se aflije bastante, no puedo creer que ella le haya dicho eso. ¿Por qué Eva? Él sólo está defendiendo el honor de tu pais, está sacrificando su vida allá fuera.

—Oh Dios —digo y no sé que hacer para remediar eso, ella no puede ser así de brusca. Supongo que el mal carácter de éste hombre es por alguna razón, y me intriga.

—Tranquila, esperaba que me ofendiera de nuevo, sabes muy bien que el tema de guerra no es mi favorito y me gusta que hoy no me lo hayas recordado tú. Igual te ves mejor riendo que estando casi siempre aburrida de la vida.

Conquista a mi novioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora