v e i n t i s é i s

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"Afectó maternal"


Había llegado a su destino en lo menos de lo esperado que imagino. Gracias a su memoria que no había olvidado un día de esos en que Seulgi le habló sobre su dirección. 

Vivía en una pequeña colonia, tan tranquila que solo se escuchaban los sonidos de los pajarillos pasar, todas las casas distribuidas del mismo tamaño y la misma arquitectura de manera seguida. Los jardines grandes y vivos adornaban todas las entradas.

Una vez verifico por más veces que estuviera en la dirección correcta, se dispuso a tocar el timbre tres veces.

Pasaron minutos y ya se estaba impacientando. Nadie salía a abrir la puerta y Jisoo creía que no se encontraba nadie en la casa. Tal vez era lógico si Seulgi no se encontraba en casa, eran sus vacaciones al fin y al cabo. ¿Como rayos se le ocurría venir a buscarla? Comenzó a creer que fue una pérdida de tiempo.

Estaba por dar la media vuelta y retirase de ahí, de no ser por el ruido de la puerta ser abierta y detenerla regresando volver a ver.

– ¿Jisoo?

– ¿Irene? ¡Irene!

En el marco de la puerta caoba se encontraba nada más y nada menos que la agradable novia de Seulgi. Y Jisoo corrió sin pensar hasta atraparla en un abraso nada busco. Al principio Irene la observó desconcertada, pero segundos después soltó un par de risitas y correspondió gustosa el abraso.

– Hey, ¿qué haces por aquí? – Irene cuestión primero una vez que la pelirroja se alejó.

– Vine... vine a ver a Seulgi, ¿se encuentra?

– ¡Linda! ¡¿Has visto mi zapato rosa?!

Al fondo de la casa logró escucharse una voz que Jisoo reconoció inmediatamente, Irene solo soltó un par de risas por lo bajo intentado no sentir vergüenza.

– Dilo por ti misma – replicó animada la pelinegra, cuando después de un par de segundos su novia se acercó hasta posarse a su lado y poner sus ojos sobre ella.

– ¿Por que tardas tanto? ¿Quien e-

Seulgi se cortó por sí misma cuando frente a ella visualizó la figura de quien menos verdaderamente se esperaba ver. Su reacción no fue ninguna, tan solo suspiro y observó de arriba a abajo a la pelirroja, provocando una ligera angustia en la mencionada creyendo que su amiga y compañera de trabajo aún estaba enfadada.

– ¡Seulgi! ¿Cómo estás...? – sonreía nerviosa temiendo arruinar más el momento.

– Jisoo – muy tajante de su parte, auch.

– Yo mejor las dejo solas – ya sabía, Irene sabía que Seulgi estaba enojada con ella y la abandonaría sola a su suerte para que en el más mínimo intento ella no lidiara con una salvaje Seulgi apuntó de asesinar a sangre fría a quien alguna vez fue su mejor compañera de trabajo. No por algo Seulgi es una chica fuerte y dura cuando se lo propone y- – Estaré adentro por si necesitan algo – antes de que la pelinegra se retirara por completo del lugar, murmuró algo al oído de su novia que la pelirroja no alcanzo a escuchar.

"No seas tan dura con ella, amor"

Una vez quedaron ellas dos solas, Jisoo se acomodó mejor sobre sus pies, apretando las ligas largas de su bolsillo colgando en su hombro. Seulgi se recargó sobre el marco de la puerta sin dejar desviar sus orbes sobre los de la pelirroja, esperando a que esta hablara primero.

– ¿Y bien? – Seulgi se cruzó de brazos, nunca dejó ir aquella seriedad que le hacía temer un poco a la pelirroja – ¿Por que estás aquí?

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