f i n a l

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Vio a su corazón dejar de latir de súbito por un segundo en el fondo de su pecho al mirar la figura masculina observarla con sus desalmados ojos durante largos segundos sin que sus rasgos expresaran si quiera algo de por medio. Observó hacia la puerta la cual yacía totalmente abierta, el sillón tirado de lado cerca de la misma, dándole a entender lo fácil que fue para ellos entrar. Actuaba tan tranquilo, tomando en cuenta que, lo que hizo minutos atrás podría considerarlo como un acto de traición, aunque lo cierto era que nunca estuvo de su lado, ni siquiera enferma estará. 

– Honestamente no me sorprende que te retractaras e intentaras salvarlos – le atrajo la atención con éxito –, aunque si que casi lograste engañarme con tu fachada de victima, casi.

Tenía tanto miedo, pero ya ni por lo que pudiera hacerle a ella, sino por lo que pudiera pasar con sus amigos a partir de ahí si alguno de los tres cometía un paso en falso, porque ya conocía lo suficiente de su personalidad perversa y cruel para saber que si se le daba la maldita gana de matarlos a los tres juntos ahí y ahora, la haría sin dudar.

– No iba a dejarlos ahí porque independientemente de lo que hayan hecho, nadie merece ser lastimado si no lo hicieron con una verdadera mala intención – extendió el brazo instintivamente como un acto de protección que los mandó tras su espalda, aunque sabía de antemano que iba a necesitar más que eso para mantenerlos a salvo.

– ¿Entonces yo no merezco ser perdonado?

– Si realmente te arrepientes de todo lo que has hecho, por supuesto que si – replicó sin perder la guardia, pensando unos segundos en lo siguiente que diría  – Incluso puedes hacerlo ahora, puedes hacer que todo esto cese, dejarnos ir libres y asumir como que nada de esto paso.

– Pensé que a este punto ya me conocías mejor que nadie – el pronuncio adusto – ¿Crees que realmente me importa ser perdonado? ¿Por quien? ¿Por ellos? – señaló al par de chicos que la utilizaban de escudo – ¿Por ti tal ves?, has visto lo suficiente para saber que no me importa el bienestar de los demás, mi alma no conoce el altruismo y honestamente no podría importarme menos si los demás sufren en medio de la miseria.

– Pero lo hiciste conmigo – emitió un mohín sutil de desconcierto adquiriendo el atisbo socavado a través de su voz, sin darse cuenta del par de miradas minuciosas que ambos individuos subyacentes repartían entre los responsables.

– Por supuesto que lo hice, sin embargo eso no significa que no puedo ser peor contigo, dulzura – estiro las piernas sobre el suelo verticalmente hasta que su cuerpo estuvo correctamente erguido con parsimonia, el constante choque de las suelas de sus zapatos formales de tacón bien pulidos se hizo más fuerte al caminar hacia su dirección. En cambio Jisoo no retrocedió ni cuando estuvo a escasos centímetros de su rostro peligrosamente vano. Ascendió el brazo hasta deslizar entre sus dedos un mechón que descansaba fluidamente en su hombro izquierdo – Especialmente después de lo que hiciste minutos atrás.

Jadeo cuando la atrapo del codo con facilidad inesperadamente, retrocediendo con ella algunos metros que la apartaron de sus amigos quienes tampoco pudieron evitar detener la acción. Su brazo restante se enrolló alrededor de su cintura encerrándola entre su cuerpo mientras que le ascendió del mentón con la ayuda de sus dedos hasta que sus miradas conectaron.

Si asustarla con amenazar en dañar su integridad física y mental haría que cediera y terminara con todo esto, lo haría. No se sentiría culpable en lo absoluto, pero tampoco sería capaz de provocarle un daño mortífero. No después de que acepto sus sentimientos ambivalentes por ella y se dio cuenta de que en realidad si le tenía cierto apego que lograba reconfortarlo, tranquilizarlo, regocijarlo, y mejor que nada, que eludía a toda costa matarla. Pero al mismo tiempo su lado obsesivo le instaba querer aislarla del mundo, cortarle las manos y arrancarle los ojos a todo aquel que la viese de la misma manera, estrujarla desesperadamente entre sus brazos por siempre para que nunca intentara huir. Y si fuera lo suficientemente necesario, la lastimaría si eso le diera la seguridad de que comprendería tarde o temprano que su lugar pertenece a su lado, donde siempre ha sido y será así.

OBSTINACY | t.s ✔️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora