c i n c o

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"Carta anónima"

La puerta caoba se abrió de golpe dando entrada a una pelirroja que cualquiera que viera en aquel estado, pensaría que acababa de escapar de alguna persecución.

Y en gran parte, era cierto.

Ya no podía andar con confianza al ir sola por las calles -aveces- solitarias de la cuidad. Sin embargo no tenía opción por la necesidad de salir a hacer las compras o algunas cosas que ella necesitaba. Ahora podía respirar con tranquilidad y su cuerpo se relajaba cuando estaba dentro de aquella casa. Camino hasta la mesita de centro para dejar las llaves y dirigirse hasta el baño.

Sonrió satisfecha cuando se vio frente al espejo, su cabello ahora de un tono rojo vino y ondulado le gustaba como se veía. No era un gran cambio en realidad, se había cortado un poco el cabello disminuyendo su tamaño, y el color pelirrojo realmente le quedaba muy bien en su estilo. Había hecho una muy buena opción.

El silencio que albergaba en aquella casa los primeros días llegaba a agobiar a Jisoo, pero con el paso del tiempo se acostumbró. Seokjin siempre se iba a trabajar desde la mañana que, cuando la pelirroja despertaba ya no lo encontraba, solo una pequeña nota en el mesón diciendo: "Me fui al trabajo desde unas horas antes. No te preocupes por mi pequeña. Te veo más tarde, te quiero" Y Jisoo tan solo se dedicaba a desayunar sola. Hasta después de la media tarde regresaba y algunas veces algo cansado que Jisoo se dedicaba a cocinar para el, como menos por su gratitud. Lo que realmente le extrañaba mucho a la pelirroja era como el castaño nunca quiso decirle a que se dedicaba.

No podría ni deducirlo, pero suponía que era un buen trabajo por qué el castaño nunca carecía de la falta de dinero. Tampoco quiso insistir para no sonar exasperante, pero aún se le hace intrigante del por qué tanto empeño en esconder dicho trabajo.

No podría ser algo malo... ¿cierto?

Se miró a los ojos a través del muro de espejo que ampliaba bastante bien desde su cintura hasta terminar más arriba de su cabeza. El ruido de unos toques estruendoso tocando la puerta de la casa hizo que la pelirroja se exaltara completamente asustada. Juro como por un momento su corazón saldría disparado de su pecho y casi muere en el momento.

Mientras su pulso se calmaba, se percató de cómo los toques en la puerta pararon. La pelirroja frunció su ceño y caminó cautelosa hasta la entrada, antes de abrirla, se asomó con cuidado por una de las ventanas que yacían justo a un lado de la puerta. Sus iris desbordantemente melosos observaron toda la entrada por fuera, encontrando absolutamente nada.

Abrió la puerta lentamente, y en lo cierto. La calle estaba completamente sola. Cayó en cuenta de que aquello pudo a ver sido una gran broma por parte de niños insolentes que les gustaba tocar timbres a las casas, y ella ya estaba imaginando miles de escenarios aterradores.

Bien si, aquello había sido una gran jugada.

Estaba por cerrar la puerta hasta que su vista cayó al suelo, justo frente a sus pies se encontraba un sobre mediano, y blanco. Sin ninguna escritura por encima y perfectamente sin ninguna arruga sobre el. Volteó desconcertada hacia todos lados, se acuclilló y lo tomó. Pensó qué tal vez lo dejaron por equivocación, pero al voltearlo y mirar "Kim Jisoo" escrito en la esquina del sobre, apenas perceptible para cualquiera hizo borrar toda duda de su cabeza.

Entro cerrando la puerta tras de sí y caminar hasta el mesón de la cocina y sentarse en una silla. Checo una vez más el sobre pero simplemente estaba en blanco. Lo abrió hasta sacar una nota doblada por la mitad. La desdobló y lo primero que su vista miró fue una hermosa letra hecha a mano, una que nunca había recordado a ver visto.

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