OBSTINACY | t.s ✔️

v e i n t i s i e t e

"Algo anda mal, lo puedo presentir"

– ¿Cita doble Jennie? ¿Por fin aceptas que te invitaron a una cita?

– ¡No! no... – exclamó frustrada y hasta con atisbos de desesperación que Jisoo quería echarse a reír – Bien, lo que sea, necesito que vengas para que esta "especie" de cita salga de la incómoda situación en la que ahora está.

– No puedo acompañarte Jennie, estoy ocupada ahora, te lo dije – Jisoo escuchó el resoplido frustrarte de la de la castaña aún desde el otro lado de la línea. Jisoo mantenía un mohín, hasta que una idea de le cruzó por la mente, e inmediatamente habló antes de que Jennie lo hiciera primero – ¡Pero se quien puede ayudarte!

Empezando por, realmente no sabría si funcionaría su plan. Era bastante súbita la idea de a quien puede mandar pero, lo hacía para sacar de la incómoda situación a Jennie en la que no sabía cómo era, pero se lo imaginaba.

– ¿Ah si...?

– Claro, conozco a alguien – la pelirroja comentaba sin querer romper la esperanza de la castaña – Se llama Chaeyoung. No la conoces, pero te aseguro que es una chica increíble y quizás te ayude a sacarte del embrollo en el que estás metida.

Jisoo no tenía la completa certeza de que Chaeyoung aceptará. Con decir que apenas la conocía por Lalisa desde aquella vez en que se conocieron en la feria.

Bien si volvió a verla aquel día en que convivió con Lalisa cuando está la encontró inconsciente, en una llamada que a su parecer fue corta pero divertida. Y que entre platicas banales y coloquiales averiguo datos como que, en realidad Lalisa y Chaeyoung son romies desde hace tres años cuando se conocieron en su último curso de preparatoria y ahí siguieron juntas hasta la universidad.

O también un dato sobresaliente como, el que Lalisa siempre provino de una familia humilde y pequeña. Ella era tan pequeña para comprender como en aquel entonces sus padres sufrían por su escasez económica tanto en cualquier ámbito de la vida. Nunca pudieron conseguir una vida digna, a pesar de que lucharon contra todo para darle lo mejor a aquella pequeña que aquellos dos concibieron con amor. Al menos Lalisa agradecía una y otra vez eso, que lo único que su familia nunca le hizo falta, fue el amor y cariño en el que se basó desde que ella los perdió. Tanto que su madre murió gracias a una enfermedad que hasta ahora ella nunca pudo conocer gracias a la falta de información qué hay sobre ella, y su padre al sentirse tan solo e inservible para darle una vida digna a su pequeña, la dio en adopción a un par de señores carecientes de desendencia pero pletóricos de billetes por montones, la acogieron con gusto y la proclamaron como parte de su familia, creciendo ahí con en una nueva vida. Sin embargo, fue dificultoso el tener que hacerse la idea de que no volvería a verlos jamás. Definitivamente nunca olvidaría el dulce y triste recuerdo de lo que algún día fueron sus verdaderos padres y lo que hicieron por ella.

Era hasta cierto punto difícil de asimilar todo para alguien que tuvo todo y a la vez nada durante durante su niñez hasta ahora. Pero comprendió el dolor y todo lo que conllevó acabo para pasar esa vida cuando detalló con sus orbes ámbar a la tailandesa. Era para ella tan predecible descifrarlo desde sus ojos. Tenía la creencia que estos siempre anunciaban cuando decían la verdad. Pero aquella vez ni siquiera fue necesario verla, para sentir que fue real, su apariencia, su voz tan... la delataba en el caso en que quisiera fingir.

– ¡Si, si! Esta bien – farfulló ilusionada  – Por favor, no tardes. Gracias por esto, Unnie.

– Descuida. Le llamaré y tal vez en unos minutos esté ahí – indicó con una sonrisa antes de despedirse varias veces con la castaña que no paraba de pedir gracias – Hasta luego.