t r e i n t a y t r e s

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"Déjame besarte"

– Volviste a hacerlo.

– No se de que hablas.

– Volviste a hacerlo – repitió con el mayor desdén hacia la castaña – a salir con ese imbesil.

– No lo llames así – replicó Jennie instantáneamente devolviéndole el mismo desprecio con el que el la veía en esos momentos.

– Oh por Dios... ¿de verdad vas a protegerlo? – Jimin entrecerró los ojos incrédulo, realmente estaba impacientándose con su novia, ya no aguantaba más aquello – ¡Ahora él parece más tu novio que yo!

– ¡¿Podrías dejar de comportarte como un idiota?! – exclamó con fuerza la castaña, pero segundos después sus expresiones se debilitaron de manera extenuante – Estoy cansada de esto Jimin... cansada de ti.

– Eres tu quien hace esto más complicado – mencionó observándola indiferente por un momento – Lo único que falta es que me salgas engañando con ese imbesil. Pudiste haberte revolcado como una cualquiera con el y yo aquí mientras me miras la cara de-

Ni bien pudo terminar cuando sintió un fuerte punzón en su moflete llevando a voltear toda su cabeza levemente hacia un costado.

Jennie lo había abofeteado.

– No voy a permitir que me hables así, puedo ser tu novia, pero eso no significa que puedas tratarme como se te de la gana, Jimin – ni siquiera la miro, y supo cuán dolida estaba mediante el tono sollozaste y débil de su voz – ¿Y si engañé con el? ¿que? Tu yo sabemos que lo nuestro desde hace tiempo no estaba funcionando, tus celos inexplicables y constantes me enfermaban, ya no confiabas en mi y eras tan posesivo. Y ese no es del que yo me enamore.

– Como querías que no reaccionara así, ¿sabiendo como eres tú? – murmuró Jimin intentando contener la ira que quería dominarlo por dentro.

– ¡Yo no hacía más que ser amable y servicial con los demás! – exclamó harta, harta de que su propio novio no confiara en ella – ¡Tú mal interpretabas todo y nos llevabas a los dos a terminar justo como ahora! Como quieres tu que te siga amando, ¿sabiendo como eres últimamente?

– Tienes que estar equivocada – el deje  desesperante con el que el chico hablaba solo le causaba lástima –, tú me sigues amando como en un principio, s-solo que-

– No, Jimin, eso ha cambiado – lo corto la fémina totalmente rendida –. Yo ya no te amo más-

Jennie no pudo continuar para cuando sintió un par de manos deslizarse al rededor de su cuello, y apretar de golpe poco a poco con fuerza.

– Me sigues amando, ¿a que si? Por favor, dime que s-si

– J...Ji...min...

Era imposible para Jennie alejar las manos del chico sobre su cuello, su fuerza era por mucho más grande, y juraba sentir como cada vez más se quedaba sin respiración. Nadie estaba cerca suyo para ayudarle y tampoco podía hacer nada para librarse y salvarse por que es una débil.

¿Así es como moriría?

¿No volvería a salir con Yoongi? A volver a ver aquellos libros ojitos rasgados que tanto le encantaban y le hacían sentir tantas cosas, aquel chico que llegó de la nada y así mismo provocaba cosas en su interior cada vez que están cerca de el. Aquel que tantas veces la defendió y la hizo sentir segura a su lado.

Ya no...

– Por... fa...vor...

Por un intervalo de tiempo, Jimin estudio los ojos suplicantes y temerosos de la castaña bajo el. No supo que hizo que actuara de golpe y la soltara, dejándola caer al suelo de rodillas y tosiendo con fuerza. El chico retrocedió trastabillando, sus ojos se deslizaron desesperadamente al rededor, a la fémina que parecía herida, a sus manos, sintiéndose como un completo mounstro.

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