t r e i n t a y n u e v e

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"Dulces sueños, Jisoo-ssi"

– ¿Fuiste tu no es así? – objetó rígida. Apoyada, con la ayuda de sus codos sobre el frío azulejó no se dejó inmutar en ningún momento. No quería demostrar debilidad ni mucho menos miedo – Siempre fuiste tú el que estaba detrás de todo esto... el que me seguía por las noches y me vigilaba todo el tiempo.

– Debería darte un premio por tu gran hallazgo – sonrió enfatizando el sarcasmo en sus palabras – no te sientas tan especial dulzura. Esto no es más que una cruel y vil venganza donde tú, eres la presa que tiene que pagar aquí.

– Claro, debí esperarlo de ti ¿no? – ladeó levemente la cabeza asintiendo varias veces al observarlo, pero el rubio por primera vez frunció el cejo desconcentrado.

– ¿Que quieres decir?

Los ojos de la fémina se desviaron inconscientemente percibiendo como el cuchillo que ella tomó en un principio, ahora había cambiado a las manos del rubio quien lo sostenía en el aire. Quizá había sido eso lo que provocó que algo en su cabeza hiciera click para reaccionar y recordar algo que quizá podría ayudarla a salir de aquella situación.

– ¿Crees que no me enteraría? – despistaba la mirada al barrer con sus ojos lo que la rodeaba mientras el hablaba. De un momento a otro por la cabeza de la fémina se estaba ideando un plan. Y entre el estaba distraer al rubio siguiéndole el juego para salir de ahí – Ya se sobre el trastorno de Taehyung, se quien eres tú y se que eres Vante.

– Supongo que no tuviste otra opción más que ir con el padre de Taehyung y te soltara todo ¿no? – farfulló con desdén. Era evidente lo mucho que odiaba al señor Kim más que a nadie – Ese viejo nunca dejara de ser un hipócrita, mentiroso y cobarde. Un horrible padre.

No cuestionó nada al respecto. Lo cierto era que ya se lo esperaba. Es decir, pensar que todo este tiempo fue Taehyung, o mejor dicho, su doble personalidad quien le atormentó la existencia estos últimos meses. El hecho de que quizá la pudo haber seguido todo el tiempo que se empeño en buscarlo para terminar en el hospital junto a su padre no le sorprendía, aunque aún así seguía siendo perturbador.

– No vas a saliste con la tuya – le escupió hostilmente, encargándose especialmente en mostrar una imagen para nada turbante.

– ¿Que te hace creer eso? – el rubio ladeo los labios, y sus pasos iniciaron por acercarse a la fémina sin abandonar el cuchillo en su mano derecha. Jisoo juraba como por poco sentía que el corazón se le saldría por la boca cuando su intimidante presencia cerca la rodeó.

La fémina se arrastró de reversa en el suelo con la intención de tomar fuerza suficiente e impulsarse hasta recomponerse. Siendo un acto desesperado corrió cruzando toda la sala hasta llegar al pasillo de las habitaciones.

Era probablemente un plan bastante tonto, impertinente, y tal vez no le serviría de mucho, pero tenía que intentarlo. Tenía que intentar lo que sea por salir de aquella pesadilla como fuera posible.

Maldita sea. La sensación era parecida a estar atrapado en un juego de terror sin salida. El hecho de que eras consciente que estabas sola y atrapada con un sociopata que quiere matarte o quien sabe para que, y que ahora mismo te persigue las espaldas como un completo animal salvaje en busca de su presa lo volvía lo suficiente aterrador para temer por tu vida.

Por eso, cuando visualizo la habitación de Jin que era la que tenía más cerca, no dudo en avanzar su paso, adentrarse y cerrar la puerta con pestillo provocando un sonoro sonido.

Dejo fluir su respiración errática por unos momentos consiguiendo pensar antes de actuar. Definitivamente no era un buen momento para estar usando un vestido ahora.

OBSTINACY | t.s ✔️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora