c i n c u e n t a y s e i s

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La chica de solo un par de años menor que ella que conoció hace algunos meses de una forma poco convencional, la única que fue capaz de mostrarse vulnerable y rota hasta el grado de revelarle acerca de sus sentimientos, miedos y pensamientos sobre el tormento de los últimos meses por el que el rubio la hizo pasar, sin miedo a juzgarla creyendo plenamente en su palabra, no bastó mucho tiempo para que pasara a ser una amiga más de su pequeño círculo de amigos al ganarse su confianza. Ahora le dolía tener que ver su cuerpo dormido sobre una silla con las extremidades atadas a esta. Su ropa sucia y su cabello despeinado como si la hubiesen arrastrado por todo el camino hasta allí abajo.

Lo peor no fue verla solo a ella, sino también a otro de sus mejores amigos justo a su costado en las mismas condiciones. El castaño que no hizo más que demostrarle lealtad, apoyo y confianza durante todas las circunstancias por las qué pasó, que la comprendió por cada vez que se derrumbaba y explotaba por dentro por el hecho de no poder hablarle sobre las tantas cosas que quería gritarle al mundo, pero no tenia el valor de hacerlo. Y que por su culpa ahora ellos dos estaban ahí pagando las consecuencias de sus errores.

– ¿Que demonios significaba esto, Vante?

– ¿No es obvio? – cuestionó como si lo que tuviera enfrente no fuera lo suficientemente patente de comprender – Tus "amigos" quisieron venir a hacerte una pequeña visita

– Te dije que con mis amigos no te metieras – apartó las manos del rubio que serpenteaban en sus hombros para encararlo una vez que se percató de la gravedad del asunto – Hice todo lo que querías, ¿porque lo hiciste?

– Ellos fueron primero los que irrumpieron mi casa con el propósito de sacarte de aquí – contraatacó – Si no lo pudo hacer la policía ¿Porque creerían que un par de chicos, sin ningún tipo de plan sensato, protección de por medio y además, sin que me diera cuenta podrían hacerlo? Que estupidos.

– Tienes que dejarlos ir – aún sabiendo que no tenia la autoridad ahí para ordenar, lo hizo, porque podía aguantar cualquier cosa menos ver a su amigos heridos por culpa del hombre egoísta y apático que tenía enfrente – Tienes que hacerlo, no puedes tenerlos aquí.

Suplicaría de rodillas de ser necesario para que los dejara libres, total, su dignidad se perdió desde el primer día que en que ella fue a parar a sus manos.

Debido a que Jisoo les daba la espalda al par de chicos sobre un rincón oscuro de la habitación, no advirtió el momento en el que la pelinegra erguía el cuello y comenzaba a abrir los párpados lentamente. Aquello solo provocó que Vante sonriera confabulando en el interior de su mente otro de sus planes maliciosos que tanto le gustaban puesto que siempre obtenía lo quería.

– Pero cariño, ahora que están aquí ¿No sería bueno que te den las explicaciones que necesitas?

Sus palabras alertaron instantáneamente a Lisa que a pesar de que aún se sentía ligeramente mareada y adolorida, le llegó a oído como un susurro amenazador.

– ¿De que explicaciones hablas? – se sintió bien cuando logró implantarle esa semilla de desconfianza en la cabeza al verla confundida, porque era justo lo que estaba buscando.

Elevó ambas manos hasta acariciar los antebrazos de la fémina y ladear el rostro un poco sin dejar de observar sus bonitos gestos – Oh, dulzura, hay tantas cosas que no sabes y que ellos tienen que explicarte – inclino el rostro un par de centímetros hacia ella sin borrar su sonrisa maliciosa – Es hora de dejar de ocultar todos los secretos acerca de tus queridos "amigos".

– ¿Jisoo...?

No bastaron ni cinco segundos para que la susodicha diera media vuelta hacia aquel llamado quebrado y débil. Sonrió aliviada e intento correr hacia ella sin pensarlo, pero un fuerte tirón en su brazo izquierdo la interceptó de golpe, recordando la posición en la que se encontraba, nuevamente la impotencia, el miedo y la desesperación volvieron a su cuerpo.

OBSTINACY | t.s ✔️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora