7 °C
Poché.
Ya no era una loba, pero tampoco era Poché todavía.
Era una matriz palpitante, henchida de pensamientos racionales que deseaban salir: el bosque helado a mi espalda, la niña del columpio, el sonido de dedos pulsando cables de metal. El futuro y el pasado convertidos en la misma cosa; nieve y verano y, luego, otra vez nieve.
Una telaraña multicolor hecha trizas, una superficie de hielo agrietado e inmensamente triste.
—Poché —dijo la chica—. Poché.
La chica era el pasado el presente el futuro. Quise responder, pero estaba rota.
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Temblor
WerewolfCuando el amor te hace temblar en otoño, es mejor que el invierno no llegue nunca: las primeras nevadas pueden arrebatarte a quien más deseas. Hace años, Daniela estuvo a punto de morir devorada por una manada de lobos. Inexplicablemente, uno de ell...