-¡Vaya! El tiempo si que pasa rápido -se escuchó la voz de Xin en el celular.
-Si, es verdad. -estuvo de acuerdo Lucía, quien se había metido de lleno en el trabajo para no pensar en Marco y su pequeña primera discusión.
-Bueno, como te dije hace una semana, esta tarde nos vemos.
-Si, lo recuerdo muy bien. ¿Donde nos encontramos?
-Sobre eso, verás... -habló indecisa Xin-. Sucedió algo ayer. Daichi me llamó y me hizo prometer que iría a una reunión que tienen los Yamaguchi en una propiedad a las afueras de la ciudad. No será mucho tiempo, solo quiero que me acompañes un rato, llegare saludarte, tomaré una copa y salimos de allí.
-Xin...
-Por favor, Lucía. No quiero ir sola.
-Vale. Me debes una grande.
-¡Si! Gracias, enserio no sería capaz de ir sola. Sería un stres soportar a la prometida de Hiro y sus amigas.
-Espera, ¿esa mujer va a estar ahí? ¿Mis primas también?
-Esto... Si -respondió en un susurró. Había olvidado que no se llevaban para nada bien- ¿Lucía? -preguntó al no obtener alguna palabra por parte de ella-. Lo siento, olvidé que tu...
-No, no te preocupes por eso. Supongo que tu me recoges, ¿verdad?
-Por supuesto. Tu... ¿En qué estás pensando?
-En qué saldremos de allí con una sonrisa, y ese será nuestro motivo para ir por unas copas.
-Ya veo. Me gusta. Jamás pensé que anhelaria que esta noche llegara tan rápido.
-Y yo tampoco. Esperemos que todo salga bien.
-Bien, paso por ti a las siete y media.
Lucía colgó. Su papeleo no era tan pesado como el de la semana pasada, asi que podría salir temprano. Tenía tiempo para arreglarse y no salir con prisas, ademas tendría que pensar en algo para cumplir lo que le dijo a su amiga.
-Dina, si el abuelo o alguien más me pregunta, dile que salí temprano. El papeleo ya está listo y se me presentó algo. -le pidió Lucía a la muchacha.
Quiso hablar personalmente con su abuelo, pero no estaba e su oficina. Tampoco quería quedarse a esperarlo, no sabía cuánto demoraria.
-Muy bien señorita. Que pase un buen resto de día. -se despidio la joven.
Salió de allí, llegó a su auto y dejó atrás la empresa. Eran las cuatroy media de la tarde, iba muy bien de tiempo. Llego a la mansión y guardo su auto.
-Buenas tardes, Pablo -saludó alegremente al mayordomo-. ¿Alguna novedad?
-Ninguna señorita. Todo igual.
-Ya veo. ¿El abuelo ya llegó? -preguntó por curiosidad.
-No, el señor Lombardo aún no ha llegado.
-Bueno. Si llega a preguntar por mi, dile que salí con una amiga.
-Muy bien.
Lucía subió a su habitación. Buscó algún vestido entre sus cosas, pero ninguno le atraia. Pensó y pensó, pero nada llegaba a su mente.
-Hola, Xin. Una pregunta, ¿llevarán trajes tradicionales?
-Umm, si. Pero no es necesario que lleves uno.
-No importa, quisiera hacerlo. ¿Tienes uno que me prestes?
-Si, normalmente voy bien equipada. Me gusta evitar inconvenientes.
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ADN Lazos de sangre
RomanceLucía Lombardo Montes, la bastarda de la familia Lombardo, hermosa e inteligente, con una sola cosa en mente, sobrevivir en el mundo más peligroso que podía conocer, la mafia. Marco Olivieri, el segundo hijo de la familia Olivieri, un hombre frío qu...