Cap 17. ¿Celos?

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Un silencio sepulcral se apoderó de la oficina, la muchacha sostenía el celular e su mano sin decir nada, no sabía cómo actuar.

​​​​​​-¿Lucía? -habló marco.

-Creo que... mejor hablamos después. -susurro Lucía.

-Lucía debemos hablar. -le exigió.

-Te dije que después. -le paró, y colgó.

-¡Mierda! ¡Lucía! -maldijo mientras apretaba fuertemente el celular, haciendo que sus nudillos se pusieran blancos.

La muerte de Danna le había causado una clase de shock, aún no lo creía. El resto del día no pudo concentrarse como debía, algo la inquietaba.

Marco en su oficina empezaba a perder la compostura.

-Señor, tenemos un informante que dice poder conseguir algo de información sobre el Señor Dominico. -le informó Valentino.

Marco dejó a un lado el celular y enfocando su vista en su mano derecha, le puso más atención. Ya hablaría luego con Lucía.

-¿Que es lo que dice saber? ¿Tiene alguna prueba de que no sea falso?

-No ha dicho nada más. Dice que no puede hablar así como así, no sería prudente.

-Entiendo. -dijo mientras posaba sus manos entrelazadas bajo su quijada. -¿A dicho cuando espera que nos reunamos?

-Aún no, dijo que pronto se volvería a comunicar.

-¿A que grupo pertenece? ¿Es de total confianza? Me refiero a las posibilidades que existan de que haya cambiado de bando... ¡Llevamos mucho tiempo sin avanzar, es muy sorprendente que tenga algo de mucha importancia!

Sus palabras hicieron vacilar a Valentino, quien también había pensado en esa posibilidad.

-N-no lo sé señor, pero debemos probarlo... Arreglar un grupo para investigarlo. Tampoco debemos exponerlo.

-¡Bien! Arregla todo, y cuando este listo para hablar, me comunica.

Asintiendo con su cabeza salió de allí. Eran pocos meses lo que quedaba para la reunión Capital, no debían perder cualquier buena oportunidad que se les presentará.

Después de que Valentino salió de allí, Marco decidió volver a llamar a Lucía, pero después de la tercera vez no insistió más, ella no le quería contestar.

Era la hora del almuerzo, así que pensó en salir de la empresa a almorzar, pero los ruidos provenientes de fuera de su oficina se lo impidieron.

-¡Señor! Yo no pude...

-Marco, ¿como estas? ¿Me entere de lo que pasó? -exclamó Kamil entrando en la oficina.

La mujer ponía su mejor cara de condolencias ante cualquiera que la estuviera viendo en ese momento, tan solo era su excusa, para ella las cosas habían salido bien.

-¿Señor? -llamó su atención la secretaria.

Marco fijándose en ella le dio la aprobación para que se fuera.

-¿Que necesitas? -le dijo frío.

Ella le hizo una mueca, y cerrando con seguro la puerta se encaminó al cómodo sofá del lugar.

-No necesito nada, pero sabes a que vine.

-¿No te cansas? ¡¿Sabes a quien casi matas?! -dicho esto Kamil se sorprendió de su reclamo.

Viendo que la había puesto nerviosa siguió.

-Veo que no. Quizá te perdone todo lo que hiciste antes, pero esta vez cruzaste la línea...¡Casi matas a alguien muy importante para mi! -soltó la última frase sin pensarlo.

ADN Lazos de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora