Cap 20. Pruebas

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—Lucía —la llamó a su abuelo. 

—Ya hablé con los padres de Damián, y hemos decidido hacer una reunión entre las familias antes de la boda. Será el sábado en la noche, espero que tengas ese día libre. 

Lucía, que estaba en su oficina trabajando, tan sólo dio un pequeño quejido y aceptando la petición de su abuelo siguió con su labor. 

Hacía un rato había recibido la llamada de Marco. Cuando escuchó que Kamil quería verla pensó que no sería una mala idea del todo, pero debían encontrarse lo más rápido posible, estaba de acuerdo con la chica. 

Se encontrarían el jueves según sus planes, ya que el viernes tendría que dejar la mayoría de su trabajo realizado para que el sábado no le quedara un día Pesado. 

Su abuelo, después de darle la noticia, decidió dejarla tranquila. El hombre estaba casi seguro de que pronto culminaría la promesa que le había hecho a su difunto hijo. 

Esperaba el día de la boda para darle a su nieta la llave de la pequeña habitación, esa que estaba escondida en su estudio en la gran mansión de los Lombardo. 

Quería que entrara y encontrara parte de lo que su padre le había dejado. Entre las cosas, había una carta, que tenía como parte de su contenido renglones escritos pidiéndole perdón por no haber estado durante su niñez, y tampoco haber podido estar con su madre. 

Después del almuerzo, Lucía decidió llamar a Xin como prometio el día anterior, quería saber cómo estaba y de paso invitarla un día de esos a la mansión, para hablar más con ella y conocerse otro poco. 

Pensaba que en verdad podrían ser muy buenas amigas, y sobre todo, quería saber qué relación tenía ella con Hiro, que hasta donde parecía era uno de los jefes de las siete familias cápitales.

 Le causó curiosidad, también, saber exactamente qué relación había entre los tres. Pensando un poco mejor las cosas, nunca había escuchado de Xin como parte esencial de la familia Yamaguchi. 

—Aló —le contestaron al otro lado de la línea. 

​​​​​​—Hola, ¿cómo estás?... llamaba para saber cómo amaneciste, quise hacerlo antes, pero el trabajo no me ha dejado suficiente tiempo. 

—Hola Lucía, siento lo de anoche, no quise hacer ese escándalo, normalmente no me porto así. —se disculpó. 

—No te preocupes —se apuró a hablar la muchacha —estaba pensando en que podrías ir a la mansión Lombardo y visitarme —le ofreció Lucía. 

—No hay problema, me gustaría —respondió Xin. —Por cierto, espero que Daichi no te haya causado problemas, a veces puede ser raro y poco amigable, pero es es una buena persona. 

—No te preocupes, él fue muy caballeroso, y estuvo pendiente de ti toda la noche. 

—Menos mal —habló aliviada. —es que él es un poco cabeza hueca, y no siempre sabe cómo tratar a las demás personas, temía que mientras yo estaba inconsciente hubieras tenido algún problema con él. 

—No, no te preocupes —le respondió Lucía. 

—Bien, como todo esta en orden, podemos dejar las cosas así, espero nuestro siguiente encuentro —le dijo más contenta. 

Aunque aún no lo notarán del todo, ambas se estaban haciendo muy cercanas.

Conseguir información para Marco era complicado, y mas para alguien como ella que no tenía poder, la mayoría de las cosas las hacía por su cuenta.

Hasta donde sabía, Dominico era muy sigiloso con lo que hacía, tanto que se deshacía de quien no le sirviera y representara algún peligro, por mínimo que fuera. Ella tenía sospechas que entre David y él ya habían negocios. Si pudiera conseguir alguna prueba podría hacer algo para que su abuelo empezará a buscar otro heredero, no sería difícil con las pruebas, David estaba abusando de un poder que aún no tenía. 
 

ADN Lazos de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora