Cap 23. Preparaciones

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—Mucho gusto, soy Lucía Lombardo, es un placer conocerla señora Campbell—saludo a la mujer que se encontraba frente a ella vestida con un elegante conjunto de falda y saco, le sentaba bien para la edad que debía de tener, unos cincuenta años más o menos 

—El gusto es mío señorita Lucía, y dime Florencia, prácticamente somos familia así que deja las formalidades a un lado. —le dijo contenta la mujer tomándola por las manos. 

Estaban en la casa de los Campbell a las afueras de la ciudad, era muy tranquilo, el campo le recordaba su infancia. Por parte de Damián estaban sus padres y una niña de unos ocho años que era la nieta de ellos, hija de uno de sus hijos menores. De los Lombardo habían ido Lucía, su abuelo, Carmen y David. 

Todos se acomodaron en la sala, donde los temas de negocios y demás intereses se hicieron presentes, hablaban amigablemente, mientras que Lucía sólo pronunciaba palabra cuando le preguntaban algo, de lo contrario se mantenía al margen. Así duraron una media hora hasta que un hombre entró al lugar y se dirigió hacia don Augusto, a quien le susurró algunas palabras al oído. 

—Bueno, pasemos al comedor, que la comida ya está servida —habló el jefe de la familia Campbell. 

Fueron saliendo del lugar, dejando atrás a Lucía y Carmen. 

​​​​​​—¿Podrías mostrarte más contenta y reír un poco? —le susurró Carmen antes de salir de allí. 

—Si te quitas el maquillaje quizá lo haga. —le dijo seria pero sarcástica, arrepintiendose después, esas palabras podrían traer consecuencias. 

El sonido de una cacheta se escuchó en el lugar, Carmen había golpeado fuertemente a Lucía. 

—Si vuelves a hacer algo similar a esto, será peor. —le sentenció. 

—Es verdad, esto no volverá a pasar, no en estas circunstancias y de la misma forma —dijo mientras se acariciaba la mejilla con una mano. 

La mujer quedó un poco confundida por lo que la muchacha dijo, pensó que quizá se asustaria, pero lo único que hizo fue mirarla mal, le había dado igual, eso la frustraba y enojaba. 

—Siempre serás un bastarda —habló bajo, no quería que las escucharán. —ya conocerás tu lugar —le dijo en forma de amenaza para salir de allí y reunirse con los demás en el comedor. 

Ese acontecimiento había sembrado en la mente de Lucía unas ganas de hacer algo contra Carmen, no iba a dejar la familia así como así, no dejaría en paz a Carmen, se iría pero antes haría que Carmen no obtuviera lo que quería. 

—Lucia, te estabamos esperando —la recibió alegre Florencia en el comedor. 

Ella le sonrió de manera superficial, actuó como si todo estuviera normal, quería sorprender a Carmen. 

—¿Y entonces para que fecha establecemos el matrimonio? —preguntó Don Augusto llamando la atención de los presentes. 

—Estuve pensando que dentro de mes y medio sería una buena idea, es una buena fecha, ya que en pocos meses será la reunión Capital, y como sabemos se hará el nombramiento oficial de los herederos en algunas de las siete grandes familias. —le respondió Don Jorge. 

—Me parece una buena fecha —concordo la señora Florencia. —¿que te parece a ti Lucía? —trató de inmiscuirla en la conversación. 

—Me parece bien, ya había hablado con el abuelo sobre esto, y estuvimos de acuerdo. —le respondió. 

—O, bien, bien —dijo volteando su cara y viendo a su hijo. —y tu... ¿que te parece? —le habló. 

—Esto, pues... Si ellos están de acuerdo, yo también. —dijo un poco atragantado por la pregunta de su madre. 

ADN Lazos de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora