Lucía cambio rápidamente su expresión de asombro por una más tranquila. Recordó su insistencia por hablar con Marco, se sintió un tanto avergonzada, ¿que habría pensado él de su insistencia? No, más importante aún, ¿para qué la citará en el restaurante esa tarde?
—¿Todo bien? —le preguntó Xin.
—Si —respondió de manera neutral. —creo que será mejor que sigamos hablando luego. Gracias por el anillo. —habló y se levantó del lugar.
—Esta bien, también tengo otros asuntos que atender. —dijo Xin imitando su acción.
El par de mujeres salieron de la cafetería y cada una se dirigió a su respectivo lugar. El resto del día Lucía se centró en su trabajo, no hizo caso ni a su primo, por fin estaba concentrada en el papeleo que tenía frente suyo, quería aprovechar al máximo eso para salir temprano. A eso de las cinco de la tarde ya estaba saliendo de la empresa en su auto con destino a ala mansión, donde descansaria un poco antes de empezar a arreglarse para su encuentro con Marco, que según lo que él dijo en la mañana sería breve.
—Cinco minutos de retraso, señorita Lucía —fue lo primero que dijo Marco al ver entrar a Lucía. —si esto fuera una reunión de trabajo estaría en aprietos.
—Buenas noches —le saludó —lo siento mucho señor Olivieri. El tráfico estaba un poco pesado hoy... Además tuve problemas buscando mi anillo de compromiso, vera, no puedo salir sin el. —hablo Lucía de manera tentadora mostrando disimuladamente su dedo anula izquierdo, algo que normalmente no hacía a la primera.
Marco soltó una leve sonrisa.
—A ti te perdono cualquier cosa —dijo seductor. —qué bueno que tu jueguito no demorará mucho.
Ya ambos sentados en la mesa pidieron la cena y esperaron a que la trajeran bebiendo una copa de vino.
—¿Y a que debo este encuentro? —preguntó Lucía dejando la copa en la mesa después de beber.
—Quería verte —respondió el hombre al instante.
—¿En un lugar público? —volvió a preguntar extrañada.
—Si. Tengo todo arreglado, ademas solo será una comida.
Lucía suspiró. Todo parecía tranquilo así que siguió comportándose lo más normal posible, todo para evitar algún mal entendido si alguien los veía.
—Mar... Señor Olivieri, como han ido sus negocios. —empezó una conversación, de tal manera que solo ellos entendieran, sin causar interés en los demás.
—Todo va bien hasta el momento —le siguió la corriente —algunos pequeños detalles que hay que arreglar, pero todo bien, nada de lo que no pueda hacerme cargo.
A estas palabras Lucia demostró algo de interés. Esperó que el mesero dejara la comida para seguir hablando.
—¿Y podría saber a qué se refiere con esos detalles? —preguntó disimuladamente.
—No, no son de mucha importancia, no quisiera aburrirte con pequeñeces.
¿Pequeñeces? Si así fueran no tendría que haberlas nombrado, pensó Lucía, pero no le dio importancia.
—Cómo quiera. ¿Y hay algo nuevo o interesante que quiera contarme? —siguió Lucía, quería saber más.
—Algunas cosas —respondió sin interés mientras daba un bocado a la cena. —de eso hablaremos más adelante, cuando estemos a solas —dijo lo último en un susurro.
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ADN Lazos de sangre
RomansLucía Lombardo Montes, la bastarda de la familia Lombardo, hermosa e inteligente, con una sola cosa en mente, sobrevivir en el mundo más peligroso que podía conocer, la mafia. Marco Olivieri, el segundo hijo de la familia Olivieri, un hombre frío qu...