Epílogo

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                                                                                                                                       2:00 am en un hospital ubicado en Italia.

—¿Como se encuentra? —preguntó don Jorge a Daichi.

—No lo se. Los doctores no han dicho nada. Llevan un par de horas en sala de cirugia.

El anciano bufo y volvio a su pose anterior. Estaba cansado, solo habia podido dormir durante el viaje, y para nada fue comodo. Daichi estaba peor, él no habia dormido sino una media hora como mucho. Pero por lo menos estaban vivos. Habia sido un milagro.

Cuando los refuerzos de Dominico y Kamil llegaron, Hiro ordenó que se retiraran, era mas importante salvar a Marco. Daichi se rehusó, no pensaba dejar sola a Lucia.

—Ayudala y ten mucho cuidado. Enviare a algunos hombres. —le dijo Hiro a su hermano.

Hiro tambien queria ayudar a Lucia, pero era muy riesgoso, si él y Marco morian seria un total casos. La muerte de dos herederos de las siete grandes familias traeria problemas de poder. El habia actuado correctamente.

—Yo me quedo contigo, muchacho —don Jorge puso la mano en el hombro del joven—. No voy ha dejar a mi nieta sola.

Asi fue como los dos hombre se quedaron del helicoptero que los sacaria de alli. Ambos queriendo ayudar a la agonizante Lucia.

Los hombres no se acercaron de inmediato a Kamil, eran cautelosos y no querían que las cosas fueran peor.

—Deja a Lucia. Mira, puedes irte, nadie te detendra —le habló Daichi.

Los hombres, que ya estaban muy cerca del grupo apuntaron a don Jorge y Daichi.

—No les disparen. Son inofensivos —se burló.

Daichi se mordía de la rabia la lengua con tal de no enojarla y empeorar las cosas, sus hombres aún no llegaban y él solo tenía un arma. Los enemigos que estaban listos para disparar bajaron sus armas, al escuchar las palabras de Kamil.

—Pueden quedarse unos pocos. El resto vayan a ayudar, dentro necesitamos refuerzos —les ordenó.

Estos obedecieron, y dejaron a Kamil con un par de guardas.

—Anda jovencita, deja a la muchacha y vete. Si la dejas ahi podras irte. En poco tiempo, más de nuestros hombres llegarán, y ya no tendrás salida. Tienes la oportunidad de irte ahora, aprovechala.

—¡Callate anciano! —la mujer se sentía poderosa—.  No dejare que la salven. Ella jugó conmigo, me utilizó, ahora yo la hare pagar —habló friamente—. Solo puedo complacerlos en una cosa —habló, y dejo caer un arma que llevaba con ella.

Lucia la vio, y con un ultimo gran esfuerzo, tomó el arma, y rogando que estuviera sin seguro, apretó el gatillo. El disparo se oyó fuerte. Kamil cayó de rodillas al piso, apretando la herida en su abdomen. Estaba lejos de dañar algun organo vital, Lucía no tenía las fuerzas para fijarse bien en su objetivo; mas aun asi, le habia dado. Sin saber el resultado de su acción, lanzó el arma a su abuelo. 

—Ayudame. —le pidió Kamil a Danna.

La muchacha, que hasta antes del disparo se veia perdida, le dio una mirada de odio a Kamil. Se inclinó hasta llegar a su nivel para poder verla a la cara. Sacó la daga que habia quedado clavada en el cuerpo de Lucia, y en un rapido movimiento, apuñaló el vientre de Kamil dos veces. Fue un golpe certero y fatal.

—Esto, es por haber intentado matarme. —le dijo, viendola fijamente a los ojos.

Los hombres le apuntaron de inmediato, pero antes que dispararan ella les habló.

ADN Lazos de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora