Cap. 12. Peligro

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La tensión en el grupo era demasiada, los invitados que estaban ubicados más cerca de ellos, la sintieron. Daban una que otra mirada hacia los Olivieri  por curiosidad, tan poco era que pudieran inmiscuirse entre ellos tan fácilmente. 

Aunque Dominico y Don Jorge eran los que menos demostraban la curiosidad que sentían, por el saludo entre Marco y Lucía, no se perdían de algún detalle de la conversación. 

—Senorita Lucía, ¿si es que la puedo llamar por su nombre? —dijo en un tono picaresco. —¿No recuerda aquel momento, días atrás? —pauso, esperando que la joven respondiera algo. 

Por la mente de Lucía se pasaban varios recuerdos, pero no sabía a cuál en específico se refería, y en qué forma. 

—Señor Olivieri, no entiendo a lo que se refiere. Estoy casi segura que lo recordaría si nos hubiésemos encontrado. ¿Está seguro que no me confunde? –volvió a insinuar Lucía. 

Marco sólo estaba jugaba con ella, eso y hacer que su hermano bajara la guardia con Lucía. Esperaba que la tomará  por una conquista suya, queria pasarle al enemigo por sus narices sin que se diera cuenta. Curiosamente, Marcó no suponia mal. Dominico no le puso mayor importancia, creía conocer muy bien a su hermano. Estaba muy mal, de Marco debía conocer aún más, y de Lucía ni se diga, de ella si no sabía nada. 

La información que Carmen le había dado no era ni un diez por ciento de lo que era Lucía en ese momento. 

Otro motivo que lo había hecho estar tranquilo, fue la expresión de Kamil. Dominico sabía que ella odiaba a las novias de Marco, asi que verla furiosa sólo le hizo cimentar más la idea de que Lucía solo seria una de sus conquistas.

Por el lado de Don Jorge, se sentía un poco inquieto. Una relación entre su nieta con Marco no le sonaba para nada, y menos en las condiciones en las que se encontraba Marco, y no se refería a su invalidez, pensaba en la pelea por el puesto del jefe de familia.

 —No la confundiria señorita. ¿Recuerda que fue usted quien me dijo donde encontrar los baños en la fiesta de los Venetti? Al parecer venía de allí, recuerdo haberla vis... 

Lucía corto de inmediato sus palabras, cualquier barbaridad podría salir de su boca. 

—¡Oh! ¡Ya recuerdo! —exclamó. —Tuve que buscar a Valentino para que estuviera pendiente de usted en ese momento. 

—¿Valentino? —preguntó Don Jorge. 

—Si, es de lo más simpático y apuesto, si lo hubieras visto. Quizá por eso lo olvide. Pido disculpas señor Olivieri... Por cierto, si alguna vez despide a Valentino, no dude en hacérmelo saber, estaría encantada de contratarlo. –terminó de hablar Lucía, con palabras que para Marco sonaron a una advertencia. 

Valentino no superaría los treinta y ocho años, no era tan extremadamente mayor para Lucía, eso encendió una chispa de furia en el interior de Marco.

 Las cosas parecian claras, así que no se vieron en la necesidad de seguir con su curiosidad. Lucía tan solo le esbozó una sonrisa de triunfo y se marchó del lugar. 

Kamil se relajó un poco, sintió que estaba siendo un poco exagerada con la situación. Era Danna de quien debía deshacerse. 

—Regresemos a la mansión. Ya me aburrí. —pidió Marco a Kamil. 

—Bien. Fleur ¿vienes con nosotros? 

La muchacha, que al parecer también estaba algo aburrida, asintió con la cabeza. Los tres se encaminaron hacia la salida dejando a los invitados.

—Mi señor ¿Ya regresa a la mansión? —preguntó Valentino, quien estaba en la entrada del lugar. 

Marco, recordando las palabras de Lucía, le dio un vistazo de cuerpo entero. ¿Enserio era apuesto como decía la muchacha? ¡Tan sólo era un subordinado! ¿Que le veía de bueno? Empezó a fruncir su ceño, y una mirada de ira se hizo presente en su rostro. Tuvo que controlarse, había más personas allí. 

ADN Lazos de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora