Cap 4. Marco Olivieri.

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Cuatro años después.

El tiempo pasó y Lucía se volvio más inteligente. Cada movimiento que hacía era meticuloso. Siempre tanteaba el terreno por el que andaba.

No hacía mucho que se había graduado de Relaciones comerciales. Llevaba dos años trabajando como secretaria de su abuelo, sus capacidades le permitían manejar bien sus encargos. El señor Lombardo estaba contento con ella, era diligente y aprendía rápido.

—Puedes dejar los papeles ahi. Debes irte a casa y terminar de ayudar con los preparativos para la fiesta de tu hermano. —le dijo Don Jorge a Lucía.

​​​​​Hace unos días que ella había cumplido 23 años. Los celebró con una reunion común y corriente.

Para esta ocasión era su hermanastro quien tendría una gran celebración. Cumplir 21 años era la edad en que generalmente los herederos de las 7 grandes familias de la mafia heredaban su legado. Creían que a esa edad ya eran capaces de manejar grandes negocios.

La celebración de los 21 años de David significaba el inicio de mas problemas. Ahora la mayoría de familiares y socios del señor Lombardo lo presionarian para que cediera su puesto. Habían varios nietos que podrían heredar, pero la mayoría querían que fuera David el siguiente maestro de la familia, al fin y al cabo era el hijo de Daniel Lombardo, quien había sido un gran feje hasta donde vivió.

Lucía por fin se asomó en la mansión y parqueo el audio. Bajó y se dirigió a su habitación. Abrió la puerta y quitándose los tacones que ya la tenían cansada, se dejó caer a la cama y se recostó por un rato.

Ayudar con la fiesta no le hacía gracia. Últimamente la verdadera cara de la viuda de su padre, Carmen, estaba saliendo a flote. Solo era cuestión de tiempo.

Ya iban a ser las 7 de la noche cuándo bajó al comedor, allí se encontraba Carmen cenando. Pensó en devolverse pero la voz de la mujer la hizo quedarse.

—Buenas noches señora Carmen —la saludó, mientras se acercaba a la mesa y tomaba asiento.

—Buenas noches Lucía. ¿Ya están los últimos pedidos que hice? Sabes que la celebración esta cerca y no puede salir mal.

Lucía le brindó una falsa sonsisa. Estaba aburrida de tanto estar escuchado sus órdenes, que esto sí, que aquello no, que hay que mejorar tal cosa. Todo la tenía cansada.

—Los últimos pedidos llegarán en dos días, así que no hay de que preocuparse. Estarán a tiempo para la celebración.

Carmen asintió con un gesto de aprobación y siguió en su comida. Se sentía feliz, pronto su hijo heredaria la familia Lombardo y le daría el puesto que ella merecía. Su retorcida sangre proveniente de una de las líneas más alejadas de la familia Gula corrían por ella. Su maldad era de considerar.

Despues de aguantar la tensión en la cena subió a su habitación para descansar. Cerró la puerta con seguro y fue a sentarse en el sofá mientras se acomodaba para leer un rato antes de entrar a bañarse.

Pasada una hora más o menos después de cenar, dejó el libro a un lado y se dirigió al baño. Se acomodó frente a un espejo de cuerpo completo que tenía allí y desabrocho su ropa y se la quito, quedando tan solo en ropa interior. Se dio un vistaso, el ejercicio le sentaba bien, las curvas que tenía se formaban muy bien.

Lentamente se quito lo que le quedaba de ropa y se metió a la ducha dejando que la tibia agua recorrierá todo su cuerpo. Poco a poco fue relajando sus músculos, la sensación era agradable.
Después de salir se puso una delicada pijama de seda que constaba de una sola prenda en forma de vestido. Secando por último su cabello se dirigió a la cama donde se dejó caer para poder descansar y dormir profundamente.

ADN Lazos de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora