Capítulo II

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BETTY

— ¿estás segura? No quiero incomodarte. Yo soy un total desconocido para ti y tu lo eres para mí — rasca la punta de su nariz.

— solo... Es que no quiero estar sola.

— está bien. Solo espérame un momento.

Vi como salió de la habitación, tal vez iba a dejar la bandeja.

Me tire hacia atrás cayendo en las esponjosas almohadas.

«Dios, se siente muy cómodo»

Jughead apareció de nuevo por aquella puerta y sonrió al verme. Tiene una linda sonrisa.

El rodeo la cama y se acostó a mí lado, ambos miramos al techo.

— tienes una linda casa, parece un castillo — giro mi cabeza para mirarlo.

— gracias, supongo... ¿Tienes a donde ir?

— no, estoy sola — suspiro — mañana pensaré que hacer.

— puedes quedarte... Si quieres — se gira para mirarme.

— gracias — sonrió.

Nos quedamos en silencio hasta que ambos caímos en un profundo sueño.

• • •

Cuando desperté estuve perdida por el lugar donde me encontraba, pero luego sentí una mano en mi cintura. Me asusté pero recordé que era Jughead y todo lo que pasó en la noche.

Flashback*

Me desperté repentinamente debido a una terrible pesadilla. La pesadilla de todas las noches. Recordaba el accidente que tuve con mi familia.

Los gritos de mi madre.

El llanto de mi hermano.

El dolor que sentía en mi cuerpo.

La sangre y los vidrios rotos.

No me gusta recordar ese día, pero todas las noches lo hago.

Mi respiración era acelerada y sentí las lágrimas recorrer mis mejillas. Se formó un nudo en mi garganta y un fuerte dolor en mi pecho.

No era capaz de controlar mi llanto y no quería despertar a Jughead, pero aún así lo hice.

— oye, Betty, que sucede — dijo tranquilamente.

«Su voz es tan tranquila»

No dije nada. Solo negué varias veces con mi cabeza.

Él se sentó junto a mí e hizo que lo mirará. Me perdí en esos lindos ojos azules.

— ¿Por qué lloras?

— mis p-padres. Ellos-s

— tranquila. Respira — sentí sus dedos en mis mejillas tratando de limpiar mis lágrimas.

— no quiero soñar más con ellos — negué repetidamente con mi cabeza.

— ¿me quieres contar? — su voz sonó preocupada.

— ellos están m-muertos y l-los extraño — un sollozo salió de mis labios.

— ¿tus padres? — siguió acariciando mis mejillas.

Asentí.

— todo estará bien, si?

Sentí como me rodeó con sus grandes brazos y yo solo seguí llorando hasta dormirme.

Me gire para mirarlo, era demasiado lindo, muy atractivo.

Pase mis dedos por el cabello que caía en su rostro tratando de peinarlo, y solo basto con ese toque para que él abriera sus ojos y yo pudiera perderme en ellos.

El paso una de sus dedos por mi mejilla y cerré mis ojos para sentir la cálida caricia.

— ¿ya te sientes mejor?

— abrí mis ojos — ajam.

— ¿quieres contarme el sueño?

«Puedes confiar en él»

— todas las noches sueño lo mismo, con el accidente que mato a mi familia. Solo yo sobreviví a él y aunque ya pasaron doce años, sigue persiguiendo me.

— tenías seis años cuando pasó. Eras muy pequeña.

— lo sé.

— también eres muy linda Betty

Sentí como la sangre subio a mis mejillas. Nadie nunca me había dicho eso antes, aparte de mi padre y hermano.

— lo digo de verdad, eres muy hermosa — acaricia mi mejilla.

— gracias.

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