Capítulo LIV

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BETTY

Jughead y yo caminamos tomados de la mano para ir a la playa, yo miraba el paisaje con emoción y le mostraba algo que me llamara la atención. En el camino nos tomamos algunas fotos y él me tomaba muchas a mi, yo le decía que me vía mal pero el insistía en que quedaba hermosa y me hacía sonrojar como siempre.

Pero además del paisaje también lo miraba a él, admiraba su hermosa belleza porque con ese sol tan fuerte que hace, sus ojitos se ven más azules y brillantes de lo que ya son, su sonrisa es aún más grande y me hace sentir muy bien que el este tan contento y feliz. Sin preocupaciones. Que esto lo estemos disfrutando él y yo.

Al llegar, jughead dejo nuestras cosas sobre una silla y se recostó en una tumbuna, yo me senté sobre él y dejé un corto beso en sus labios.

— hoy está haciendo mucho calor papi.

— ajá. Tú estás sudando mucho, princesa.

Asentí y con mis manos trate de ventilarme un poco. Recogí mi cabello en un moño desarreglado y puse mis gafas de sol en mi cabeza. Mientras hacía todo eso, jughead me miraba fijamente, sus manos estaban en mi cintura pero aparto una para acomodar parte de mi sostén, tratando de cubrir más mis pechos.

— ¿Por qué no suben más? Se ve mucho — el frunció sus cejas al ver que lo que intento salió mal.

— así es el diseño papi.

— pero se ve mucho... ¿Quien compró eso?

— fuiste tú papi ¿No te gusta? — hice un puchero pero él lo deshizo pasando sus dedos por mis labios.

— si me gusta, pero que solo lo pueda ver yo, no todo el mundo.

— solo es un vestido de baño papi, no te preocupes. Además, aquí hay muchas más mujeres que tienen vestidos de baños más pequeños que el que yo tengo. Ellas se ven mucho mejor y tu las vas a mirar mucho. — él nego con su cabeza — no digas mentiras.

— no voy a mirar a nadie, solo a ti. Tu eres la más hermosa de aquí, princesa.

— sigues diciendo mentiras Papi... Yo tampoco soy tan tonta ¿Sabes? Se que en algunas ocasiones te has quedado mirando a otras mujeres, pero no me enojo. Ellas son muy lindas y tú solo las estás admirando... No puedo obligarte a qué no admires la belleza de otras personas.

— mi amor, en este mundo tan grande en el que vivimos siempre habrán personas más lindas que tú y más lindas que yo. Pero yo a ti te amo, y eso es mucho mejor ¿No? — el acomodo un mechon de mi cabello detrás de mi oreja y me sonrió — no digo que tú no seas linda, porque tú eres demasiado preciosa y eso me encanta, y lo mejor es que solo yo, soy tan afortunado de tener a una princesa como tú a mi lado.

Yo me sonroje y aparte mi mirada de sus lindos ojos. Pero su mano tomo mi mentón y me acerco a su rostro para besarme. Fue un beso corto pero demasiado bonito, era un beso que traía demasiados sentimos...

Él acaricio su nariz con la mía y yo sonreí. Es demasiado tierno.

— te amo papi.

— y yo te amo a ti, mi amor.

— papi ¿Vamos al agua?

— ve tu solita pequeña, no me quiero mojar.

Yo hice un puchero con mis labios y él suspiro.

— porfis papi, mira que yo no sé nadar ¿Y si me ahogo?

— está bien, vamos, mi amor.

Me levanté con una sonrisa y luego tome su mano arrastrándolo hasta la orrila del mar, dónde sentí la arena húmeda y la marea del mar en mis pies. Lentamente nos fuimos sumergiendo en el agua hasta que llegamos a un punto dónde el agua llegaba a mi hombligo y yo quise ir más lejos.

— ya no quiero seguir más papi.

— pero si no hemos avanzado nada, mi amor.

— me da miedo... ¿Y si hasta tiburones allá?

El soltó una pequeña risa y yo fruncí mis cejas.

— no hay tiburones amor.

— bueno... ¿Pero me cargas porfis?

El asintió — ven princesa — me tomo en sus brazos y yo dejé un pequeño beso en su pecho desnudo — muy bien, continuemos.

Jughead siguió avanzando y yo cada vez me aferraba más a él, no me soltaría por nada del mundo. Sus manos me sostenían con firmeza y yo movía mis pies en el agua, las olas chocaban con nosotros y la brisa hacia que nuestros cabellos se moviera con ella.

Jughead se detuvo y supongo que hasta aquí es donde llegaríamos. Yo jugaba con el agua y papi reía por las cosas que yo le decía, le daba pequeños besos y el a mi igual. Sentía su mirada en mi, una mirada de cariño y me gusta mucho que me mire así, me recuerda lo mucho que papi me quiere.

Luego de eso sentí como algo extraño tocó mi pie y me asusté.

— papi, algo me tocó.

— mira princesa, es una mantarraya.

— no me gusta, me tocó.

El soltó una carcajada — no te hará nada.

— Volvamos allá papi — dije señalando la playa.

— ¿No te diviertes?

— si, pero no me gusta ese animal. Vámonos porfis.

— está bien.

Regresamos a la orilla del mar y nos quedamos allí sentados mirando el paisaje, yo encontré muchas piedras bonitas y trate de hacer un castillo de arena con papi, pero la marea cada vez subía más y lo dañaba todo...

— ¿Regresamos ya al hotel, mi amor?

— no quiero aún, papi.

— el sol pronto se va a esconder y será oscuro.

Hice un puchero y bufé — está bien papi.




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