Capítulo LVII

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BETTY

Lentamente fui abriendo mis ojos y lo primero que ví fueron los lindos ojitos azules de papi. Él sonrió y dejo un dulce beso en mi frente.

— buenos días princesita ¿Dormiste bien? — asentí y me acurruque entre sus brazos — traje tu biberón ¿Quieres?

Volví a asentir y cuando él me lo paso yo negué.

— quiero que me lo des tu, papi.

— está bien.

Papi se sentó, recostando su espalda en la pared y me tomo en sus brazos para darme mi biberón. Cuando termine, se lo entregue y él sonrió.

— que bien, está vez no hiciste berrinches.

Yo lo mire feo y él soltó una carcajada haciéndome enojar más.

— eres muy tierna — dijo cuando dejo de reír — y demasiado linda — beso mi nariz y yo sonreí.

— papi también es lindo y es todo mío, mío — el volvió a reír — besito papi.

Puso sus manos en mis mejillas y junto nuestros labios en un beso profundo.

— ¿Que te parece si tomamos un baño, princesa? Hace mucho calor.

— si papi.

Caminamos hasta el baño de la habitación y mientras se llenaba el agua de la tina ambos nos quitamos nuestra ropa hasta quedar totalmente desnudos.

Papi agrego burbujas al agua y me ayudó a entrar a la tina para después hacerlo él. Me recosté en su pecho y cerré mis ojos disfrutando de los pequeños besos que dejaba en mi cuello.

— papi ¿Quieres que te cuente un secreto?

— claro, dime pequeña.

— yo una vez ví una hada, papi. Tenía un vestido azul y su cabello era rubio con rizos.

Él suspiro — princesa, las hadas no-

— ¿No me crees? — me gire un poco para mirarlo e hice un puchero con mis labios.

— si mi amor, yo te creo... Tu nunca dices mentiras.

— la vi en la casa de esos señores que me adoptaron, llegó mientras yo lloraba porque ese señor me había golpeado... Y la hada me dijo que todo iba a estar bien, que mi vida cambiaría muy pronto.

— que lindo, princesa.

— ajam. Yo creí que ella me decía mentiras pero luego me di cuenta que era verdad cuando apareciste tú, papi.

— ¿Yo cambié tu vida?

— si papi. Tu me haces muy feliz y me tratas muy lindo.

Él sonrió y beso mi mejilla — me hace muy feliz haberte encontrado aquella noche.

— a mi también.

Cuando salimos de la tina, ambos rodeamos nuestros cuerpos con diferentes toallas y fuimos a cambiarnos. Papi se ponía sus bóxers cuando su celular sonó. Al ver quién era, él frunció su ceño.

— ¿Quien es, papi? — pregunté mientras secaba mi cabello con otra toalla.

— voy a contestar, ya regreso princesa.

Él volvió al baño y suspiré para seguir organizándome... Mientras me ponía la tanga de mi vestido de baño, logré escuchar el nombre de la persona con la que hablaba... Scarlet. Y sin poder evitarlo corrí hasta la puerta del baño y trate de escuchar lo que decía.

— por dios Scarlet, tú fuiste la que inició todo este problema... ¿Por qué no nos puedes dejar en paz? Deja de meterte en la vida de los demás... Ya te he dicho mil veces que ni muerto regreso contigo... Has lo que quieras Scarlet, pero ten en cuenta que nunca obtendrás lo que quieres, no vas a ganar.

Me aleje de la puerta y volví a dónde estaba antes para poner la parte superior de mi traje de baño. Jughead salió del baño y se veía muy molesto.

— ¿Estás enojado, papi?

— no estoy enojado.

— si lo estás, tienes las cejas así — fruncí mis cejas tratando de imitarlo y él rió.

— no estoy enojado, princesa, no te preocupes. Mejor déjame ayudarte con eso.

Él se acercó y me ayudó atando las tiras de mi sostén.

— ¿Que pasa, papi? ¿Por qué no me quieres contar la verdad?

El dejo un pequeño beso en mi hombro y apoyo su cabeza en mi hombro.

— odio que me conozcas tan bien... Scarlet llamo y ella siempre me hace enojar con sus estúpidas amenazas.

— ¿Dijo algo malo?

— no, no te preocupes princesa, todo está bien.

Suspiré y decidí no preguntar más...




• • •


— papi ¿Por qué no me dejas caminar sola?

— tus nalgas están muy rojas y no quiero que nadie lo vea, y menos Cheryl, se que va a regañarme. ¿No te duelen?

— no papi.

— creo que me pase un poco ayer... Perdón princesa, no volverá a pasar — él beso mi mejilla y yo le sonreí.

— esta bien papi.

Caminamos hasta llegar a unas sombrillas donde se encontraban recostadas Cheryl y Toni. Cheryl se encontraba sentada en el abdomen de Toni mientras le daba pequeños besos y ambas reían pero se detuvieron cuándo nosotros llegamos.

Papi se sentó en una de las tumbuna y yo me senté sobre el dejando mis cosas en una pequeña mesita que había.

Pasamos una tarde muy linda, todos fuimos al mar y jugamos en el agua, vimos algunos animales que me asustaron demasiado y tomamos muchas fotos, pero lo más emocionante fue cuando Cheryl regaño a jughead por el color rojo de mi trasero.

Les contaré...

Entre todos íbamos a armar un castillo de arena y por un momento me levanté para ir por unas piedras y ahí fue cuando las chicas se dieron cuenta.

— ¿De qué hablan? — dije mientras me volvía a sentar en las piernas de papi, el dejo un pequeño beso en mi mejilla y yo me voltee para besar sus labios.

Mire a Cheryl y tenía sus cejas fruncidas, se veía igual de molesta que papi hace unas pocas horas.

— ¿Por qué Cheryl mira tan feo a papi?

— porque solo piensa en él y no en el daño que le puede hacer a los demás.

— ¿Que hizo papi?

Toni soltó una pequeña risa y Cheryl la miro tan molesta que ella de inmediato se callo.

— tu papi no tiene límites y fue muy brusco contigo ¿No has visto tu trasero?

— si pero estoy bien... Papi me pidió perdón y el también me aplicó una cremita que hace que no duela.

— ves Cheryl, ella está bien. No me regañes más.

— no lo justifica, jughead.

Yo solté una pequeña risa — quiero regañar a papi como tú lo haces, Cher.

— tu no puedes hacerlo, princesa.

— lo sé, eres malo.

Baby GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora