Capítulo LIII

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NARRADOR OMNISCIENTE

Todos habían vuelto al hotel para asearse y luego poder salir a caminar para conocer el lugar.

Jughead salió de la ducha y envolvió su cuerpo con una toalla. Cepillo sus dientes y salió del baño, y vio a Betty recostada en la cama, aún con su traje de baño y comiendo una paleta de agua que él le había comprado antes de volver al hotel.

— mira papi — dijo sentándose — mi lengua esta roja — ella sacó su lengua enseñándole al pelinegro y el río mientras se acercaba para verla mejor.

— y tus labios también mi amor.

Él paso su lengua sobre ellos y luego jugo con la lengua de la rubia hasta que juntaron sus labios en un beso muy profundo, dónde Betty lentamente se dejó caer en el colchón y jughead quedó sobre ella mientras con sus manos trataba de bajarle las tiras de su sostén.

La rubia puso sus manos en las mejillas del pelinegro profundizando más el beso y suspiro cuando los dedos de jughead empezaron a pellizcar sus pezones.

Jughead rompió el beso y empezó a bajar hasta llegar a sus pechos dónde probó su piel salada. Jugo un rato con sus pezones y luego volvió a los labios de la rubia.

— papi — hablo entre el beso.

— ¿Que pasa princesa? — dijo después de romper el beso y miro directamente a los ojos de la rubia.

— quiero mi leche, papi. ¿Puedo?

— claro que sí preciosa.

El pelinegro se sentó en la cama y la rubia se arrodilló en el suelo frente a él. Ella aparto la toalla que cubría parte del cuerpo del pelinegro dejando ver el miembro erecto de jughead.

Betty mordió su labio y empezó a pasar sus pequeñas manos a través de toda la longitud, levantó su mirada y se encontró con los oscuros ojos del pelinegro que la miraban con mucho deseo.

Acercó sus labios a la punta y lentamente empezó a chupar y lamber su glande, provocando que jughead se agarre con fuerza de las sábanas de la cama.

La rubia en ningún momento apartó su mirada del rostro del pelinegro, le fascinaba ver los gestos de satisfacción que hacía él por lo que ella provocaba.

— princesa... Lo haces genial.

Ella sonrió y pensó en hacer algo nuevo, algo que tal vez le guste al pelinegro...

Aparto sus manos y labios de su miembro y antes de que jughead se pudiera quejar, ella acomodó su longitud en medio de sus pechos y empezó a masturbar lo con ellos, subía y bajaba.

El pelinegro la miro con fascinación y luego tiró su cabeza para atrás sintiendo que pronto iba a llegar a su orgasmo.

Un gemido salió de los labios del pelinegro, dando aviso de que había llegado a su orgasmo y sus líquidos cayeron en los pechos de la rubia.

Ella se levantó con una sonrisa y con sus dedos recogió un poco del semen para llevarlo a su boca y probarlo.

Ella se sentó de nuevo sobre él, quien abrió sus ojos y sonrió al verla.

— eso fue increíble princesa. Cada día eres mejor en esto.

Las mejillas de la rubia se sonrojaron y el pelinegro puso sus manos sobre ellas y miro a Betty con ternura.

— eres muy, muy linda.

— y tú eres un papi muy sexy.

Jughead rio y beso los labios de la rubia.





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