Capítulo L

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JUGHEAD

Desperte con mi princesa recostada sobre mi pecho. Sentía su calmada respiración en mi piel mientras yo acariciaba su cabello. Ella me abrazo con fuerza y un quejido salió de sus labios.

— papi... Papi no te vayas — un sollozo se escapó de sus labios — papi no...

— mi amor... Princesita, despierta — con cuidado la recosté en las almohadas pero los sollozos seguían saliendo de sus labios y ella seguía sin despertar — amorcito, abre tus ojitos.

De repente ella abrió sus ojos que se cristalizaron al verme, escondió su rostro en mi cuello y sentí sus lágrimas empapar mi piel.

— ya está mi amor, estoy contigo, solo fue un sueño.

Aparte el cabello de su rostro y dejé pequeños besos en su cabeza tratando de calmarla... No me gustan nunca sus sueños, siempre son muy feos y ella despierta mal.

— papi... — susurro sobre mi cuello.

— estoy aquí, no me voy a ir a ninguna parte cariño — limpie sus lágrimas con mis dedos y dejé un beso en su frente — ¿Ya estás mejor? — ella asintió y me abrazo con fuerza — fue muy feo ese sueño ¿No? — volvió a asentir y yo volví a besar su cabeza — te amo princesita.

— yo te amo a ti papi, hasta las estrellitas.

Ella rasco sus ojos y yo aparte su mano para que no lo hiciera.

— papi, quiero mi chupete amarillo.

Yo lo tome de la mesita de noche y se lo pase para que ella lo pusiera entre sus labios mordiendo lo con fuerza.

— ¿Estás emocionada por nuestro viaje? — ella asintió y se acurrucó entre mis brazos — en un rato tenemos que levantarnos para organizarnos, mi amor, el vuelo es en la tarde — ella asintió de nuevo.

Yo peine su cabello hacia atrás y ella levantó su mirada dejándome ver esos hermosos ojitos verdes que tanto me gustan.

— papi lindo — balbuceo, ya que tenía el chupete en su boca.

— y tú eres la princesa más hermosa del mundo, la más tierna y la más bonita... — yo acaricie su mejilla — Tienes unos ojitos muy lindos, me encantan.

Ella sonrió y me abrazo con fuerza. Cómo me gusta cuando me abraza.

•••

— ¿Ya tienes todo listo mi amor?

— si papi, todo listo.

— bien. Iré a subir las maletas al auto, ya vuelvo por ti.

Dejé un beso en su mejilla y la dejé para que comiera sus gomitas, tome las dos maletas más grandes y las guarde en él baúl, luego volví por la pequeña mochila de Betty donde llevaba unos pocos juguetes.

Volví a la cocina donde la vi destapando otro paquete de gomitas, de inmediato se lo quite y ella formó un puchero con sus labios.

— no más dulces por hoy pequeña, fueron suficientes gomitas.

— pero papi, yo quiero más... — un puchero se formó en sus labios y yo negué con mi cabeza.

— no elizabeth, no más dulces — ella amenazó con llorar y yo la tomé en mis brazos para salir de la casa.

— no me gusta cuando me llamas así, es como si no me quisieras más — dijo apoyándose en mi pecho.

— yo te quiero demasiado princesa.

— lo sé papi.

Sonreí y besé su mejilla.

— ¿No crees que la falda está muy corta? Puedo sentir la piel de tu trasero.

— la falda está bien, me gusta así papi.

— esta bien.

Abrí la puerta de atrás y cuando iba dejarla en su silla ella se aferró más a mi.

— adelante papi, quiero adelante.

Suspiré — está bien.

La dejé en el asiento de copiloto y luego de poner su cinturón de seguridad dejé un dulce beso en sus labios.

Di vuelta al auto y me subí para poner el auto en marcha e ir al aeropuerto.



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