Capítulo LXVI

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JUGHEAD

A la mañana siguiente, desperté por los rayos del sol que entraban por la ventana. Suspiré y abrace con fuerza el cuerpo de mi princesa para tratar de volver a dormir pero me fue imposible, así que abrí mis ojos y sonreí al verla a ella dormir.

Dejé un pequeño beso en sus labios y acomode su cabello lejos de su rostro. Acaricie su mejilla y empece a dejar pequeños besos por su cuello para tratar de despertarla.

— Papi — murmuró — papi.

— buenos días mi amor.

— quiero mi chupete papi, porfis.

— ¿De verdad lo necesitas? — ella asintió formando un puchero — está bien, ya regreso hermosa.

Bese su frente y me levanté del colchón, tomo mis boxers que se encontraban tirados en el piso y me los puse. Baje las escaleras y en la cocina busque algún chupete, tal vez dejamos uno la última vez que vinimos.

Después de unos largos minutos buscando, logré encontrar uno de color rosa, demasiado simple para el gusto de Betty, pero fue el único que encontré. Lo lave y subí las escaleras.

Al llegar a la parte de arriba, vi como mi pequeña terminaba de abotonar mi camisa que ahora se encontraba en su cuerpo. Me senté a su lado y bese su cabeza.

— que linda te ves, princesa — ella negó y tomo el chupete para ponerlo entre sus labios.

— arriba papi — dijo alzando sus brazos para que la cargará.

La puse sobre mis piernas y ella se recostó en mi hombro cerrando sus ojitos.

— ¿Sucede algo, pequeña? ¿Que tienes?

— duele papi.

— ¿Que duele?

— acá — dijo señalando su abdomen — acá también — señalo su entrepierna — y mi trasero... Duelen mucho.

Los recuerdos de la noche anterior vinieron a mi cabeza... Los azotes y lo fuerte que fui con ella... Perdí el control.

— dios... Lo siento tanto, es mi culpa — ella negó — no, si es mi culpa, perdí el control y no debí ser tan brusco anoche... Solo pense en lo que yo sentía y no-

— pero a mí me gustaba papi — me interrumpió — me gustaba mucho... Así que no es tu culpa, es de ambos — ella me abrazó — así que no te sientas mal papi, estaré bien.

— está bien... La próxima haz que me detenga, no me agrada la idea de saber que lastime tu lindo cuerpo.

— si hay una próxima vez no te detendré porque me gusta cuando eres así y a ti también te gusta.

— ¿En que momento dejaste de ser mi pequeña inocente?

— desde la primera vez que me castigaste papi.

— hablando de castigos... Hace mucho no recibes uno, te has portado muy bien princesa.

— ¿Soy una niña buena? — dijo levantando su cabeza para mirarme.

— la mejor — dejé un dulce beso en sus labios haciéndola sonreír — ¿El dolor es muy fuerte, pequeña?

— duele poquito — levanté mi ceja y ella suspiró —duele mucho papi.

— ¿Que puedo hacer para recompensarlo?

— helado, no me diste mi helado anoche.

Yo negué con mi cabeza y ella formó un puchero.

— no hemos desayuno y no tenemos helado en la cabaña. Así que no princesa, tal vez cuando volvamos a casa, salgamos a comer un helado.

— ¿Otra cita? — dijo con una sonrisa.

— si, otra cita.





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