Capítulo XLIX

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NARRADOR OMNISCIENTE

Betty bajó corriendo las escaleras con su celular en la mano para ir hacia la cocina donde imagino que estaría jughead pero al no verlo allí se confundió un poco... Él le había dicho que prepararía la cena para esta noche y que no lo interrumpirá, pero aún así ella iba a hacerlo.

— ¿Papi? — pregunto caminando hacia la sala — ¿Dónde estás, papi? — tampoco lo encontró allí pero logro ver qué la puerta de su oficina estaba abierta, entonces camino hasta allá.

Lo vio sentado frente a su computador y con su celular en su oreja...

Está trabajando — pensó Betty al verlo allí.

— papi — dijo bajito llamando la atención del pelinegro — ¿Que haces aquí?

Él le hizo una seña de que hiciera silencio y palmeo sus muslos para que ella se sentará allí. Betty obedeció y se recostó en su hombro mientras esperaba a que él terminará su llamada.

— Cheryl, solo serán dos semanas de vacaciones... Tendrás tiempo para planear todo lo de tu desfile... Pero Cher, le dijiste a Betty que vendrías con nosotros y además ya reserve todo para los cuatro... Está bien, te llamo luego.

El pelinegro termino su llamada y dejo su celular sobre la mesa para ponerle toda su atención a la rubia.

Acaricio su cabello y ella levantó su rostro para mirarlo. Jughead dejo un dulce beso en sus labios y organizo su cabello detrás de su oreja.

— ¿Que paso princesa? ¿Por qué tienes esa carita?

— ¿Por qué estás aquí?

— estaba hablando con Cheryl sobre nuestro viaje, mi amor.

La rubia no dijo nada y solo volvió a recostarse en su hombro.

— ¿Que tienes, mi amor? ¿Querias decirme algo?

— ajam.

— ¿Que es, princesa? Te escucho

Ella suspiro y tomo las manos del pelinegro para hablar.

— quería mostrarte algo que quiero, papi... Son unos zapatos.

— ¿Puedo verlos?

Betty asintió y desbloqueo su celular para buscar la imagen de los zapatos.

— ¿Verdad que están muy lindos, papi? Tienen arcoiris y me gustan mucho mucho... ¿Me los compras porfis? Mira que yo te amo hasta las estrellitas papi y tú también me amas muchísimo, y yo nunca te pido nada papi, entonces creo-

— princesa — la interrumpió — sabes que yo te doy lo que tú quieras.

— ¿Entonces si me los compras papi?

— si, princesa ¿Que precio tienen?

— mucho dinero papi. Mucho mucho.

El pelinegro tomo el celular y sus ojos se abrieron al ver la gran suma de dinero que pedían por aquellos zapatos. Pero cueste lo que cueste el se los compraría porque daría todo por ver a su pequeña princesa feliz.

— yo te los regalo princesa pero ¿No crees que papi debe de ser recompensado al pagar tanto dinero por eso?

— yo no tengo dinero papi, no tanto como tú. Solo tengo lo que me das mensualmente y lo estoy ahorrando para la universidad papi, lo sabes.

El pelinegro soltó una pequeña risa y beso la nariz de la rubia haciéndola sonreír un poco.

— no hablo de dinero pequeña... ¿Por qué no juegas con papi un rato? A papi le gustaría mucho eso.

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