Capítulo XLII

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JUGHEAD

Al llegar a casa tome a Betty en mis brazos para ir hacia la habitación a organizarnos. Ella se apoyó en mi hombro y sonreí al sentir como tocaba la piel de mi pecho trazando diferentes líneas con sus dedos.

La verdad no sé que seria de mi vida si Betty no estuviera en ella... El escuchar su risa, sus besos, prepararle sus biberones cada mañana, jugar con ella, dormir con ella... Mi mundo se derrumbaría si ella no estuviera a mi lado... Es aterrador depender tanto de una persona, que en algún momento se vaya y nada tenga más sentido.

Al llegar a la habitación la dejé sobre la cama y me arrodille para poder quitarle sus zapatos.

— papi ¿Tomaremos una ducha? Quiero una ducha fría.

— tienes sueño ¿No? — ella asintió y yo reí. Durmió tanto tiempo y aún tiene sueño... Es muy perezosa — está bien, vamos al baño — Ella alzó sus brazos y yo le levanté — eres una bebé perezosa, mi pequeña bebé perezosa.

— no soy perezosa papi, no digas mentiras.

Solté un pequeña risa y bese su frente.

— lo que tú digas mi amor.


• • •

Ya habíamos tomado nuestra ducha, una muy larga... No vayan ha pensar mal, no hicimos nada de lo que se imaginarán. Aunque bueno, no puedo negar que hubo besos y muchas caricias de parte de ambos...

Me encontraba en mi armario terminado de abotonar mi camisa blanca. Dejé los dos últimos botones suelto dejando ver parte de la piel de mi pecho. Con mis dedos peine un poco mi cabello y por último un poco de colonia.

Al verme por última vez en el espejo y comprobar que estoy listo salí de mi habitación para dirigirme a la de Betty que no se encuentra tan lejos de la mía. Entre y de inmediato me dirigí a su armario donde la encontré aún con su bata de baño puesta mirando fijamente la ropa que colgaba en los ganchos.

— princesa — llame su atención y ella de inmediato me miro— ¿Por qué no estás lista aún?

— no se que ponerme papi...

Me acerqué y puse mis manos en su cintura. Observe su rostro por unos segundos y sonreí al ver como un puchero se formó en sus labios.

— haber, tienes mucha ropa, algo debes de tener en mente

— no. Para ti es más fácil porque solo tienes esos trajes que... Te ves tan sexy en ellos papi — reí ante su comentario— pero yo no...

— te ayudaré ¿Si? Miremos que hay en este gran armario...

Bueno, luego de unos largos minutos logré convencer a Betty que se pusiera uno de sus vestidos... Se ve tan hermosa... La ayude a peinar su cabello y a ponerse sus zapatos. Luego de eso ella se miro en el espejo y yo me hice detrás suyo y apoye mi mentón en su hombro.

— ¿Si me veo linda papi? — pregunto mirándome através del espejo.

— pareces una princesa... Una muy hermosa.

Ella sonrió y apareció ese lindo tono carmesí en sus mejillas, dejé un beso allí y me aparte para ofrecerle mi mano.

—¿vamos hermosa?

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