Capítulo LXXI

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JUGHEAD

Ya han pasado varios días desde que Betty y yo tuvimos nuestra cita de helado... Han sido días difíciles y complicados.

Betty siempre está preocupada y asustada, siente que la vigilan y no se siente segura en casa, su nivel de estres ha llegado al punto de hacerla llorar sin parar... Además, la gota que derramó el vaso, fue cuando un sujeto entro a la casa y trato de llevársela.

Me sentí tan inútil ese día... Mi brazo estaba tan inflamado y me dolía tanto que no tenía la fuerza necesaria para defenderme, para defenderla. Todo se detuvo cuando Cheryl y Toni atacaron a aquel hombre.

Por el lado positivo, puedo decir que mi brazo está mucho mejor... Y nada más, lo demás está totalmente destruido y me hace muy mal ver a mi princesa tan triste.

— ¿Quieres que juguemos a las princesas, amor? — ella negó con su cabeza — ¿Te preparo algo de comer? — ella volvió a negar y yo suspiré — ¿Vemos una película o alguno de tus programas favoritos? — de nuevo volvió a negar y solo abrazo con más fuerza a su peluche de conejo — ¿Que tengo que hacer para que mi princesa sonría de nuevo? No me gusta verte así.

Ella mordió con fuerza su chupete y se acurrucó entre las sábanas.

— ¿Sabes que te amo mucho? — ella asintió — ¿Tú amas a papi? — ella volvió a asentir con su cabeza — ¿Quieres que te dé un abrazo grande? — asintió y yo me metí entre las sábanas con ella.

La envolví en mis brazos y ella escondio su rostro en mi cuello.

— ¿Crees poder ir mañana a la escuela, princesa? — ella negó — ¿No quieres ver a Dylan? — vi como saco el chupete de sus labios y lo dejo sobre la mesita.

— me da miedo salir si no estas tu, papi.

— contrataré guardias de seguridad para que estén contigo todo el tiempo ¿Si?

— no, yo te quiero a ti. Tú eres mejor que todos.

— no puedo estar contigo todo el tiempo... Además, tengo que volver al trabajo — un puchero se formó en sus labios

— no me gusta tu trabajo ni ir a la escuela, papi.

— lo sé, pero son cosas importantes.

— son cosas estúpidas — dijo molesta y frunciendo sus cejas.

— no hay necesidad de decir malas palabras, pequeña.

Ella suspiró y se sentó sobre mi abdomen para alcanzar más fácil su chupete... Me gusta tanto verla en esta posición...

— ven aquí — dije antes de que lo pusiera en sus labios — dame un beso, por favor princesa.

Sus mejillas se sonrojaron pero aún así se acercó y unió nuestros labios en un largo beso.

— más papi — dijo cuando nos separamos.

Yo sonreí e hice que nuestros labios se juntaran de nuevo. Nuestro beso terminó cuando mordí levemente su labio inferior, sus ojitos se abrieron y pude notar un poco de brillo en ellos sacándome una sonrisa.

— te amo — murmuré sobre sus labios y dejé un dulce beso sobre ellos — eres la princesa más linda del mundo.

— no digas eso, papi.

— ¿Por qué no? Estoy diciendo la verdad.

— yo no soy tan linda, así como tú dices.

— ¿Por qué crees que no eres linda? Dime una razón, pequeña.

— no tiene importancia papi, olvídalo — ella volvió a recostarse en mi pecho pero yo hice que me volviera a mirar.

— dame una razón — repetí y ella suspiró.

— estoy hecha una desastre papi... Todo en mi es horrible — pude ver como sus ojitos se cristalizaron — mi cabello está feo, tengo granitos en mi rostro, tengo unas horrible ojeras y además estoy gorda.

Acaricie su mejilla y me acerque un poco para besar su frente.

— tu no eres horrible, mi amor, solo estás pasando por un momento muy díficil... Y tu no estas gorda.

— si lo estoy, papi.

— no lo estás, tu cuerpo es perfecto, es demasiado hermoso.

— solo lo dices porque me quieres, papi...

— no, estoy siendo sincero contigo, princesa.

— no quiero hablar más sobre eso — ella se recostó en el otro lado de la cama y suspiro — ¿Puedo hacerte una pregunta papi?

— ¿Que quieres saber?

— ¿Tú te sientes bien con todo lo que nos está pasando? Siempre te preocupas por mí y yo nunca hago lo mismo... Soy una terrible novia.

— bueno, al preguntarme esto me demuestras que te preocupas por mí.

— entonces... ¿Estás bien o estás mal, papi?

— bueno, no ha sido nada fácil todo esto y me duele mucho verte tan afectada, mi amor — organice su cabello detrás de su oreja — me he llegado a estresado demasiado tratando de encontrar una solución y me culpo por todo lo que has pasado — mis ojos se cristalizaron — No lo mereces, princesa.

— pero papi, tu no tienes la culpa de esto, la culpa es de esa señora.

— lo sé pero no dejo de sentirme culpable — sentí como una pequeña lágrima se deslizó por mi mejilla — lo siento tanto, princesa.

— no tienes porque disculparte papi, tu no has hecho nada malo — ella beso mi nariz y me dio un abrazo — yo estoy muy agradecida por todo lo que haces por mí, y aunque estemos pasando por un mal momento soy feliz contigo papi porque sé que me amas y has hecho muchas cosas para protegerme. Tú eres el mejor papi del mundo.

— tu la mejor princesa.

— prometo que de ahora en adelante me preocuparé más por ti papi, tenemos que aprender a contarnos las cosas.

— está bien, amor. Lo haré.




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